lunes, 30 de enero de 2012

Laguna Quilotoa (3460m) : el Cotopaxi (5.987 m) aguarda...

Viene de aquí

Tras las exitosas ascensiones al Pasochoa (4.200m) y al Illinizas Norte (5.126m) tocaba jornada de descanso para afrontar con garantías el asalto al Cotopaxi. El destacamento de The South Face en el Ecuador (Martita y Jorgito) se enfrentaba ahora a una disyuntiva: Quedarse en el albergue vagueando al sol y haciendo un poco el canelo o buscar una actividad y aprovechar el día.
Cerca en el espacio, que no en el tiempo, se encontraba la laguna Quilotoa (3460m) y dado que el canelo se puede hacer en cualquier sitio, decidimos acercarnos a dar un paseín y ver que se cocía por allí. Solo había que coger un par de buses y listo. Con premonitorio nombre nos espera el autobús que nos llevará de Latacunga a Zumbahua


Photobucket


Aquí las esperas son frecuentes, siempre te dicen "Ahoritita sale el bus señor", pero en realidad ni los más sabios del lugar pueden adivinar cuando arrancará. Mientras, me entretengo fotografiando el ambiente, dos señoritas con sus elegantes sombreros por aquí...


Photobucket




Y el Cotopaxi por allá.


Photobucket


Lo de dos buses y listo en teoría pinta muy bien, en la práctica la carretera estaba en obras y el trayecto se va a hacer muy largo


Photobucket



En las alturas las mujeres con sus ponchos dan colorido a las verdes y frías montañas


Photobucket


Tras cuatro horas de bus llegamos a Zumbahua donde se celebra este animado mercado


Photobucket


Y finalmente a Quilotoa (3914m). Aquí el tiempo transcurre despacio y sus gentes se lo toman con calma, a nosotros en cambio nos falta tiempo para ir a asomarnos detrás de ese chamizo


Photobucket


El sopor de las horas de bus se esfuma abrumado por tanta belleza. La laguna Quilotoa descansa en el fondo de un inmenso cráter, sus aguas verde esmeralda dibujan un recuerdo imborrable. Es un sitio sobrecogedor, uno de esos que te hacen sentirte pequeñito. Los lugareños nos cuentan que no tiene fondo, pero los geógrafos estiman que tiene unos 250 metros de profundidad. Nosotros, por supuesto, creemos a los paisanos. Desde el borde, la laguna no parece estar muy lejos, unos 400 metros de desnivel y un sendero nos indica el camino de bajada, así que ¡¡¡al agua patos!!!


Photobucket


Pedimos a dos chicos que venían en el bus que nos hagan una foto


Photobucket


Resultan ser unos suizos bastante colgaos a los que acaban de robar la cámara de fotos y nos piden que les mandemos algunas. Juntos, de charleta, comenzamos el descenso, vienen desde Colombia y nos cuentan que allí por donde van les bautizan como "Suizos locos", están dando la vuelta al mundo y parecen pasarlo pipa. Entre risas pasamos por este pasillo tan molón.


Photobucket


Martita presa de la emoción haciendo el moñas


Photobucket


Y los suizos como unas castañuelas haciendo honor a su apodo


Photobucket


pero también tienen su coranzoncito y se ponen sensis


Photobucket



En poco más de media hora llegamos a la orilla


Photobucket


la quietud del agua, las montañas y el solillo lo llenan todo, es fácil quedarse embobado.


Photobucket


Un grito me saca de mi letargo, cuando vuelvo la vista, los suizos locos no se lo han pensado y disfrutan de un placentero baño. El agua está fría de verdad y dicen que es salada.


Photobucket



Un posadete porque nosotros lo valemos


Photobucket



No sabemos a que hora es el último bus de vuelta así que decidimos regresar, estamos a casi 4000 metros y seguro que éstas rampas nos hacen sacar la lengua.


Photobucket



Los suizos locos cuales sherpas subiendo descalzos


Photobucket



Tras una hora de esfuerzo estamos de nuevo arriba, donde hacemos otra foto de esta singular muchachada


Photobucket



El espíritu nisio vuela libre como el cóndor


Photobucket


y como no podía ser de otro modo, unas birras bien frescas sellan nuestra recién estrenada amistad


Photobucket


mientras, las horas lentas siguen marcando el ritmo en Quilotoa


Photobucket


En total ocho horas de autobús para tres horas gozando como animalillos. Seguro que hay a quien no le salen las cuentas, pero como los suizos, los nisios estamos un poco locos y claro que merece la pena.


Photobucket


Justito para la cena llegamos de nuevo al albergue donde Valeria, una italiana simpática, invitó a los presentes a mojitos para celebrar su cumple, nosotros preferimos otra birra. Con el corazón blandito nos vamos a la cama, mañana nos aguarda el Cotopaxi


Photobucket
Sigue aquí

jueves, 26 de enero de 2012

Peña Ubiña (2.417m) Dos nisios en Babia

Otra de las cosas de tener muchos hermanos es que tienes una casa en cada sitio. El fin de semana pasado, cada sitio fue Oviedo. Una ocasión perfecta para saldar cuentas pendientes con alguna clásica de la Cordillera Cantábrica más occidental que, dicho sea de paso, es una zona que tenemos bastante olvidada. En principio, nos íbamos a juntar una buena muchachada, pero al final las iniciales previsiones de mal tiempo echaron para atrás a la mayoría, que se bajaron al Sistema Central y nos quedamos solos mi cuñado Luis y un servidor de ustedes.
La verdad es que no nos costó mucho decidirnos por un objetivo: Peña Ubiña, que ya le tenía yo ganas. La intención era acercarse por allí y esperar que no hubiera mucha nieve, que no estuviera muy helada o muy reciente, vamos que la cosa no estuviera peligrosa, porque esta montaña no es como para andar jugándosela...
Luis ya había subido por Tuiza de Arriba, en la parte asturiana, y yo prefería hacerlo por la vertiente leonesa. Así qu, a eso de las nueve y pico de la mañana estábamos en Torrebarrio listos para empezar a caminar, eso sí, entre la niebla.
Photobucket
No hace mucho frío, sobre las bajas nubes se intuye un cielo azul y de la nieve, ni rastro. ¡Vaya inviernito que llevamos! Eso sí, la pista que seguimos está peerfectamente embarrada y nuestra botas duplican su peso a cada paso.
Photobucket
El arranque no da tregua, todo para arriba. lo bueno, que pronto empezamos a ganar altura y a surgir entre la niebla, como aquellas cumbres del fondo, hacia la parte de Somiedo.
Photobucket
Como no podía ser menos y para no perder la tónica de mis últimas salidas, voy reventado. No me dan ni las piernas, ni los pulmones, ni el corazón. La práctica inactividad y que ya no tenemos 20 años se notan. Pero da igual, todo apunta a que va a ser un magnífoco día de montaña.
Photobucket
De camino nos juntamos con tres paisanines de Mieres con los que compartimos un rato de excursión y algunas charlas. Después nos indicaron el desvío de la pista hacia Peña Ubiña que ya empieza a aparecer entre la bruma y siguieron hacia otra cima. Gente maja estos asturianos.
Photobucket
Hacia atrás la niebla en los valles ha alcanzado el grado de espectáculo de la naturaleza...
Photobucket
...y llegamos al desvío, perfectamente señalizado hacia el collado del Ronzón. Vamos allá.
Photobucket
Hacia atrás, tirando de zoom, descubrimos que alguien sigue nuestros pasos. Así desde lejos parecen la Comunidad del Anillo de camino a las tierras de Mordor.
Photobucket
Mientras nosotros caminamos hacia el azul...
Photobucket
...abajo ese mar blanco parece querer cubrirlo todo. Pero, ¡qué ganas tenía de salir al monte!
Photobucket
Y eso que no voy nada fino. Mientras yo camino a paso de ochomil, Luis anda a buen ritmo y de vez en cuando se para a esperarme. La niebla ya se ha disipado y al fondo aparece Peña Ubiña pequeña...
Photobucket
...no tarda en aparecer el collado...
Photobucket
...nada, ya estamos allí. Precioso lugar donde pararemos a reponer fuerzas con un poco de queso y embutido...
Photobucket
...antes de afrontar la ascensión hacia la cumbre que desde aquí es evidente. Todo para arriba.
Photobucket
Las primeras rampas se hacen pesaditas por la hierba húmeda y el resbaladizo barro...
Photobucket
...pero pronto llegamos a terrreno más cómodo con una senda bien marcada entre divertido pasitos de roca en los que, alguna vez, utilizaremos las manos.
Photobucket
La verdad es que la ascensión empieza a ser divertida y, a pesar de mis justas fuerzas, empiezo a disfrutarla como un enano.
Photobucket
Encontramos un poco de nieve en esta zona. Poca, pero con cierto peligro, ya que vamos sin crampones, pero con un poco de cuidadito se pasa...
Photobucket
Luis me deja adelantarle un momento para hacer esta foto. La verdad es que ese valle es una pasada.
Photobucket
¡¡¡Yupi!!! Parece que Luis ya ha alcanzado la arista final...
Photobucket
...que es así de bonita...
Photobucket
...así de espectacular...
Photobucket
...y así de pelada... que esto con nieve tiene que ser ¡¡espectacular!! Habrá que volver por aquí.
Photobucket
Foto en la cumbre tras algo más de tres horas y media de ascensión, con los preciosos Picos del Fontán detrás y el banderín del Bar Llamas en la mano. No está mal para ser la primera del año...
Photobucket
Abajo, hacia el sur, está Torrebarrio, de donde hemos salido...
Photobucket
...al fondo, hacia el este, los Picos de Europa, donde destaca, impresionante Peña Santa de Castilla, también identifico la máxima altura del Macizo Central, Torre Cerredo...
Photobucket
...y un poco más allá, el mítico Espigüete y lo que tiene delante no sé si es Peñas Pintas...
Photobucket
...allí abajo, por la parte asturiana, Tuiza de Arriba...
Photobucket
... y tirando de zoom, el refugio de Meicín.
Photobucket
Después de un ratín en la cima, empezaba a soplar un poco de aire y empezamos a bajar. Nos cruzamos con el grupito que vimos antes a lo lejos...
Photobucket
...y disfrutamos como enanos de la bajada, a pesar del dolor de rodillas y de cuádriceps...
Photobucket
...y ya de regreso, sí que pudimos ver a las ubiñas en todo su esplendor. ¡Vaya día! Por supuesto, params a tomar unas cervezas, pero se me olvidó sacar una foto, si es que... ¡estábamos en Babia!
Photobucket