Decíamos ayer... Parafraseo al poeta porque tras mucho tiempo sin publicar ninguna actividad es lo mínimo que se puede decir y así, una vez más, nos hacemos los intelectuales, que es algo que siempre gusta al público en general y a los nisios en particular, especialmente cuando disponemos de un botellín de Mahou entre las manos.
Pues eso, que decíamos la última vez, que creo que fue cuando subimos el Corredor del Marqués, que mi nueva condición de padre del niño más guapo, más inteligente, más simpático y más buemo del mundo me tiene un poco apartado de las montañas pero que, eso sí, cuando sacara un día para acercarme sería para hacer alguna actividad de nivel. Con un par o tres al año me conformo.
Así, después de ver en Internet que la Estrecha del Friero estaba en perfectas condiciones arengué a la tropa y conseguimos juntarnos Andrés, Fernando y yo. El viernes 10, llegamos a Cordiñanes justo a la hora de cenar y tras dormir unas horas en el coche, a eso de las cinco de la mañana empezamos a caminar por las calles del pueblo para iniciar la subida por la Canal de Asotín.
Tras atravesar a la luz de nuestras frontales las primeras y escarpadas partes del sendero...
...vimos
como nos adelantaba una cordada que iba más ligera que nosotros y con la niebla tapando nuestro objetivo del día, empezó a amanecer...
Dos horitas
después de salir estábamos en la vega de Asotín...
...que conseguimos recorrer tras un par de paradas técnicas sin las cuales lo que quedaba de ascensión se nos podría haber complicado. Coincidimos con los dos compañeros que nos habían adelantado y que iban a meterse en la canal Ancha, Fernando, GPS en mano, les sacó de su error, echamos una conversación y mientras nosotros repartíamos material y nos poníamos los pinchos ellos salieron en pos de la Estrecha.
Los nisios nunca nos hemos caracterizado por nuestra velocidad, más bien por nuestra prisa, y con estas vistas mientras te pones el arnés y comes unas galletas...
...pues cuando quisimos empezar a enfilar la canal nos habían dado un poco más de las ocho de la mañana. Bueno, tampoco teníamos prisa ni ninguna cordada por detrás...
La niebla entraba y salía como un efecto especial en una película de suspense y le daba al tema una bonita sensación. Yo me entretenía con esas cosas tratando de no pensar en que hacía más de un año que no me calzaba los crampones y esperando que esto del alpinismo sea como andar en bicicleta, que no se olvida. Tampoco las tenía todas conmigo en el tema físico, pero mi faceta de "runner", a la que últimamente dedico más tiempo, me daba algo más de confianza.
Pues nada, vamos allá que el día promete. La nieve está perfecta, hay una preciosa huella que seguir y sólo hay que preocuparse de cómo nos encontraremos los resaltes que ponen algo de dificultad a la ascensión.
Fernando va primero...
Y yo me coloco segundo por aquello de durante la subida hacer la típica foto hacia arriba, foto hacia abajo. En las de abajo sale Andrés, que cierra el grupo.
Venga, un vídeo para ver si transmitimos el ambiente...
Pues eso, que ahí está Fernando en el primer resalte. Mira, prueba,echa un intento y nos dice que sólo es un paso, que se puede hacer bien.
Después subo yo, sin mayores complicaciones y ahora le toca a Andrés...
... y mientras Andrés intenta el paso, yo levanto la cabeza y me quedo obnubilado con el lugar en el que nos encontramos...
Cuando vuelo a seguir las evoluciones Andrés, compruebo que ha echado la mano izquierda a esa roca como se ve en la siguiente foto. Bueno, pues sólo diré que las cordadas que pasaran después, seguro que no se la encontraron allí. La versión para nuestras madres y esposas es que se movió un poco pero nada más, la versión para los amigotes es que casi se nos mata al caer desde una altura considerable y sólo gracias a su pericia y experiencia logró salir vivo de un trance que pudo haber sido dramático...
Sea como fuere, el caso es que a partir de entonces decidimos asegurar los pasos de mixto, que la cuerda no pinta nada en la mochila. Íbamos a tardar un poco más, pero ya hemos dicho que no teníamos ninguna prisa.
Un poco más arriba encontramos estos tres metros de roca...
...en los que había buenas manos y pies...
...y luego, otra vez autopista de buena nieve. ¡A gozar!
Y en las paraditas para
deleitarse con el lugar en el que nos encontrábamos y de paso tomar un poco de aire, pues nada, una serie de foto arriba-foto abajo.
Llegamos a otro resalte, que Fernando prueba sin cuerda. Dice que no es difícil, pero yo por si acaso le pido que me asegure...
Efectivamente, no tenía nada y se hacía hasta bonito, pero claro, con la cuerda por arriba las cosas se ven de otra manera. Mientras asegura a Andrés yo sigo progresando, pero en el siguiente resalte, el tramo que lleva al famoso bloque empotrado, parece que hay atasco. Me aseguro a un cordino que había por allí y a esperar...
Cuando queda libre el resalte, es otra vez Fernando el que le da de primero mientras Andrés asegura. Es un paso raro en el que le toca pelearse un poco... como a mí. Por lo menos el hielo estaba bien y fiándose de los piolets, al final se saca rascando crampones...
Seguimos con la misma dinámica y mientras Fernando asegura a Andrés...
...Yo continúo hasta el bloque empotrado y cómodamente aposentado después de emplear mi enésimo paso de rodilla para franquear una pequeña cornisa, grabo este vídeo
Por último, llega Fernando
Andrés hace de primero el flanqueo por la derecha que nos vemos obligados a hacer porque el túnel bajo el bloque empotrado está tapado por la nieve y, me asegura a mi, que continúo en libre mientras asegura despues a Fernando.
Más adelante la canal se vuelve a estrechar y tiene un resaltillo que aseguramos por precaución aunque también lo sacamos fácil. Continúo hasta la salida de la canal y aseguro a mis dos compañeros disfrutando de estas vistas. Primero Fernando y luego Andrés.
En el collado nos encontramos con tres cordadas que bajan de la cima. Son las dos y media y nos desaconsejan hacer cumbre la nieve está muy paposa y la bajada se ha puesto peligrosa y hay un tramo muy expuesto. Sin problemas. Nos hacemos la foto aquí, que al Friero, ya subimos hace algún tiempo. Devolvemos a sus dueños un friend recuperado por el camino, comemos un poco y tras la foto con el embelma del patrocinador...
Efectivamente la nieve está muy pesada y el descenso se hace un poco ídem, pero las vistas de Peña Santa le quitan a uno todos los males...
Toca hacer un rápel para bajar a la Vega de Asotín y nos tomamos el regreso con calma, que por lugares como estos no se pasea todos los días...
Además, por el hayedo nos encontramos con el amigo Edu Simal que subía con dos compañeros para hacer la Estrecha el domingo y echamos un rato de charleta...
Lo ideal para plantarnos en el Valle de Valdeón con esta preciosa luz de atardecer...
Comprobar los senderos de vértigo que habíamos recorrido a oscuras esa madrugada...
Y llegar a Cordiñanes a las siete y media, una hora perfecta para tomarse una cerveza y celebrar una nueva hazaña de The South Face Extreme Nisio Team.