viernes, 6 de junio de 2008

De Vega de Urriellu a Bulnes por la Canal del Balcosín

Nos habíamos quedado en que el Picu nos dio las buenas noches...

A la mañana siguiente, el día amaneció medio bien, pero la bruma y un rebaño de ovejas subían desde los valles. Nos lo tomamos con calma. Desayunamos, mientras el resto de la gente salía a caminar, unos hacia Torre Cerredo, otros hacia Horcados Rojos...
Al final, decidimos volver hacia Pandébano pero por una ruta un poco más dura y atractiva, diferente: bajando primero a Bulnes por la Canal del Balcosín y remontando después la Ruta de la Reconquista. Otros dos grupos tenían intención de hacer lo mismo y, como madrugaron más, pues salieron antes. Cuatro chicos, con toda la pinta de boy scouts, y una pareja muy maja de oscenses. Cogieron el camino normal, pero al rato, les vimos regresar. Decían que había un nevero que no se atrevían a pasar y que iban a buscar el camino alternativo que va por el centro. En la foto, dos de los chicos, poco después de darse la vuelta.
Cuando por fin salimos, la nube se había metido en las cimas y la niebla nos envolvía. Parece que hoy tampoco iba a ser un día propicio para hacer cumbre. A nosotros, plin, porque íbamos para abajo con un ritmo muy parecido al de este clásico.
Tras atravesar un par de neveros, que no presentaban ninguna dificultad, nos empezamos a meter en una canal que cada vez se estrechaba más. Dejamos a los boy scouts atrás y continuamos. La verdad es que no los volvimos a ver en todo el día y nosotros no fuimos muy deprisa...
El espectáculo era de cine. No podíamos dejar de mirar en todas direcciones, una pared allí, una aguja allá, una cascada de agua al otro lado...
Un caminín conduce por el lugar menos incómodo hacia abajo, no tiene pérdida, porque de este embudo no puedes salir...
...aquí sobrevive un nevero de más de un metro de espesor, que franqueamos gracias a nuestra depurada técnica de escalada en mixto.
Al salir de ese angosto paso, nos encontramos con la pareja de Huesca, el chico nos dijo que se habían ido un poco a la derecha para evitar un nevero y que luego les había tocado destrepar. Les deseamos suerte y continuamos nuestro camino. Y nuestra operación limpieza, porque de pronto empezamos a ver multitud de desperdicios, sobre todo latas de cerveza de marca de supermercado de color verde. Cogimos una bolsa de plástico y nos dedicamos a recolectar la mierda que algún necio había arrojado por allí... ...obsérvese el tamaño de la bolsa que cuelga de la mochila de Jorgito...
...y cómo, poco después, estaba llena. Creo que recogimos un pack de 28 latas, además de otros desperdicios. En fin... que llegamos a un punto en que la pedrera bajaba demasiado y parecía que el camino, no muy evidente, la verdad, seguía por esta ladera herbosa.
Por fin, el Picu, salió a despedirnos, aunque pronto volvió a taparse. Muchas nubes había por arriba. Nos acordamos de los de Torre Cerredo... En esta foto se ve la pedrera que baja hacia unas cascadas imposibles de descender, como veríamos más tarde. Así que, si alguien viene por aquí, en este punto, hacia la izquierda y arriba por las trazas de senda.
No tardamos en encontrar algún mojón y el paso a través de esta vira, hacia otra canal...
...ésta, donde enlazamos con el camino normal, bien señalizado con marcas de PR, sí, las amarillas y blancas.
El empinado descenso nos llevó a este vallecito. En esta panorámica se ve lo agreste de la zona, vamos que si no encuentras el camino bueno, no bajas.


El camino empieza a discurrir ahora paralelo a un regato que llevaba mucha agua y formaba bonitas cascaditas. Estamos en la Canal de Camburero. En una de ellas, está un destrepe que puede complicarnos un poco la vida. Lo peor debe de ser hacer esto lloviendo, porque esa roca resbalaba bastante. Primero pasaron Gaspar y Jorgito...
...y luego yo, con mi antiestética pose de negado para la escalada, al menos el salto de agua sí es estético.
De nuevo se abre un poco...
...para luego volver a encajonarse en el tramo conocido como La Garganta. Aquí una cabra salió a saludarnos. ¿Animales domésticos? Eso quiere decir que ya queda poco para el pueblo.
Efectivamente, siguiendo las marcas que nos obligaban a cruzar el riachuelo una y otra vez saltando por resbaladizas piedras. Contra todo pronóstico, nadie metió el pie o cualquier otra parte del cuerpo en el agua. Esto ya es la Canal del Balcosín.
Y, por fin, se hizo la luz, salimos de la Canal y vimos abajo los tejados de Bulnes...
...antes de llegar, nos esperaba esta agradable sorpresa, preciosa cascada...
...y tres horas y media después de salir del refugio de Vega de Urriellu, llegamos a Bulnes.
Pillamos unas cervezas, sacamos el jamón ibérico que Jorgito había tomado prestado del frigorífico de nuestra santa madre y nos tiramos a comer junto al río, como en los viejos tiempos.
Una horita de descanso y de nuevo en marcha por la Ruta de la Reconquista. Una hora y media hasta Pandébano, dice el cartel. Pues clavamos el horario previsto por la organización, sí señor.
De nuevo con ritmo tranquilo pero constante, remontamos el camino, rodeados de exuberante y verde primavera...
...el calor y el esfuerzo nos hicieron sudar un rato, lo que por otro lado nos viene de perlas para la operación bikini.
Una hora después abandonamos el bosque, caminábamos ya por praderías y sobre la línea que marcan los árboles podíamos ver el sendero que recorrimos el día anterior.
Con el cielo cada vez más negro, divisamos el collado de Pandébano...
...y, justo en hora y media, nos plantamos de nuevo en la furgoneta para completar dos días de actividad. No hubo cimas, pero a quién le importa, disfrutamos como enanos.
Esta temporada primavera-verano tengo que dedicarme a conocer un poco mejor los Picos de Europa. Sí señor.

jueves, 5 de junio de 2008

Vega de Urriellu, a echar un ojo a Torre Cerredo y rendir pleitesía al Picu

A pesar de que, una vez más, las previsiones meteorológicas no eran las mejores, un selecto grupo de The South Face Extreme Nisio Team nos fuimos para Picos de Europa con la intención, si no de subirlo, al menos sí de hacer un primer acercamiento a Torre Cerredo, uno de nuestros objetivos de este año. Sabíamos que la presencia de nieve y su pésimo estado nos lo iba a poner muy difícil, pero bueno. En esta ocasión además de mi hermano Jorgito y yo, se apuntó el mítico Gaspar, famoso por haber sobrevivido a una caída de 25 metros mientras escalaba en sus tiempos mozos y por haberse recorrido media África en seis meses, precisamente con mi hermano Jorgito.
Antes de nada, he de decir que Gaspi se ha ganado por méritos propios un lugar de privilegio en el Nisio Team, ya que cuando íbamos en la furgoneta a la altura de Frómista, se dio cuenta de que se había dejado las botas en mi casa. En fin...
Ya habíamos salido con el retraso habitual y tras conducir varias horas y dormir en el aparcamiento de Arenas de Cabrales, a la mañana siguiente, el lunes 2 de junio, subimos hasta el collado de Pandébano y empezamos a caminar sin prisa pero sin pausa.
Las primeras rampas se hacen durillas, un poco más porque el sol empieza a calentar, pero como no forzamos... además, como siempre en Picos, el paisaje es impresionante. Aquí, Jorgito con el collado abajo y Sotres al fondo.

Gaspi iba marcando el ritmo y no tardamos en llegar a la Majada de la Tenerosa. Arriba las nubes se metían y no nos dejaban ver el grupo de los Albos...
La Majada de la Tenerosa... el queso lo compramos a la vuelta...
...o no, porque al día siguiente volvimos por allí abajo, desde Bulnes, pero eso será objeto de otra historia.
A medida que ganábamos altura nos metíamos en la nube... esto no pintaba nada bien. A lo peor, ni veíamos el Urriellu.
Un rebeco se acercó a darnos los buenos días...

...y nosotros seguíamos entrando en la niebla...
...sin embargo, cuando ya quedaba poquito para la Vega de Urriellu vimos el azul del cielo y, en un momento dado, al levantar la cabeza del camino...
...apareció el Picu. El Naranjo de Bulnes en todo su esplendor, desmelenado parece que está aquí y es que el Urriellu es muy heavy.
Al llegar a las puertas del refugio, dejé la mochila y me puse a tirar fotos. ¡Vaya suerte, compañeros! Embobado me quedaba mirándolo.
Pero no tardó en regresar la niebla. Habíamos llegado al refugio a las 12,30 horas, dos horas y media después de salir de Pandébano. No fuimos muy deprisa, pero tampoco hicimos paradas. Tras registrarnos y aligerar un poco el peso de las mochilas, decidimos tirar hacia Torre Cerredo, no con la intención de subirlo, obviamente, sino de ver cómo estaba la ruta en general y la nieve en particular. Como digo se metió la niebla, pero Gaspi se había traído el GPS, que, en caso de duda nos podía ayudar a regresar sin mayores problemas.

Así, calzados con las botas de plástico, porque el guarda del refugio nos dijo que encontraríamos mucha nieve, empezamos a ascender hacia la Corona del Raso, por incómodas pedreras.
Sin mayores complicaciones pasamos la pequeña canal de la Corona del Raso...
...y caminando ora por pedreras ora por tramos de nieve que al menos se dejaba pisar enfilamos hacia la Horcada de Arenera.
Ya llegábamos a la horcada, con su bonita Torre, y parecía que al final la meteo nos iba a respetar...
...pero al asomarnos, vimos como las nubes se cernían sobre Torre Cerredo. Avanzamos un poco para identificar la mejor forma de llegar hasta el Jou de Cerredo, pero aquí, la nieve se puso peligrosa, el cielo se puso negro y decidimos, creo que con buen criterio, darnos la vuelta.
Eran las cuatro de la tarde.

Efectivamente, en menos de diez minutos se puso a llover y aunque se metió la niebla, no tuvimos problemas para encontrar el camino de vuelta, y sin necesidad de usar el GPS de Gaspi, que por cierto, se estaba quedando sin pilas y, por supuesto, no teníamos recambio.
Sobre las 18,30horas llegamos de nuevo a Vega de Urriellu donde, además de una generosa cena, nos esperaba una fauna refugieril de lo más variopinta... no lo hubiera dicho un lunes, la verdad.
Tras despejar un poco la mente a base de cervezas, decidimos que las condiciones de la montaña no eran ni con mucho las mínimamente adecuadas para subir a Torre Cerredo al día siguiente y empezamos a trazar un plan alternativo. Tras mucho deliberar acordamos que a la mañana siguiente haríamos lo que nos pidiera el cuerpo y ya está. Por cierto que al final fue regresar a Pandébano pasando por Bulnes por la Canal de Balcosín
El resto de la tarde, hasta la cena, fue una sucesión de charlas de refugio y, cuando paraba de llover y se iban las nubes, rápidas salidas para hacer alguna foto. El Picu, siempre elegante, quiso asomarse para darnos las buenas noches.
¡Buenas noches príncipe de Picos, rey de la Cordillera Cantábrica!