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jueves, 22 de diciembre de 2011

Paseo litoral por el Parque Natural de Serra d´Irta: Estreno mochilero a ras del mar

Vacaciones. ¡Qué gran palabra! Buscando las cálidas temperaturas que en estas fechas nos ofrece el Mediterráneo, una selecta selección de selectos miembros de The South Face Extreme Nisio Team nos citamos en Peñíscola. Mi hermano Jorgito, su Martita y el pequeño gran Mateo, un servidor, mi santa esposa y el gran pequeño Álvaro. La idea era juntar a los primos y, si salía un día bueno y mi hernia discal me lo permitía, estrenar la mochila de Álvaro dando un paseo por el Parque Natural de la Sierra de Irta. De momento, la primera premisa se cumplió y así se veía el amanecer desde el campamento base, a la sazón, el apartamento de los padres de Martita. ¡Pero que bien casamos a Jorgito!
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Nos acercamos con la furgoneta hasta el punto de partida del paseo. Al final, en lugar de coger un sendero sierra arriba, decidimos seguir la pista a lo largo de la costa, más que nada porque no se cumplió la segunda premisa y mi hernia optó por no respetarme. Ahí van, todos...
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...y ahí vamos Álvaro y yo. Una perfecta iniciación al mundo de la montaña, altura máxima: 0 metros; desnivel acumulado: cero metros. Ahí estamos, sentando las bases de la filosofía nisia en las nuevas generaciones de The South Face.
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Así, sin prisa, pero sin pausa, y acoplándonos a la mochila, llegamos a la playa del Russo...
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Un poco más adelante hay un tramo de sendero adaptado. Al fondo aparece Peñíscola...
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...venga, un poco de zoom.
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...continuamos por la pasarela...
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...y tras media hora de paseo decidimos darnos la vuelta. Antes dedicamos un rato a la contemplación. Es lo que tienen el mar y la lumbre, que cuando te quieres dar cuenta te has quedado ahí, como las vacas al tren...
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el mar
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...pues nada, media vuelta y a desandar el camino...
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...ya vemos la furgoneta, un poco más allá la Torre Badum y al fondo, Peñíscola, donde nos espera un buen arroz a banda...
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...y si el amanecer era bonito, el atardecer parece que también va a ser espectacular, pero para eso todavía que un rato...
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viernes, 18 de noviembre de 2011

Doñana, Laguna del Jaral y Médano del Asperillo, ascendiendo dunas.

Esperando que la nieve cubra nuestros montes, calmaré mis ansias relatando pequeñas aventuras sucedidas hace unos meses. Curiosas circunstancias y acontecimientos que no viene al caso relatar, hicieron que me encontrara en un pequeño pueblo a unos pocos kilómetros del parque Nacional de Doñana. No podía dejar pasar la oportunidad de visitarlo, y no lo hice. Convenientemente informado y con un par de rutas impresas, me presenté en el centro de recepción El Acebuche, había hecho la reserva para visitar en un vehículo todo terreno todos y cada uno de los ecosistemas del parque en un trayecto de unas 4 horas. Mientras esperaba el momento de la salida me relajé tomando una caña primero y viendo, gracias a la tecnología y a unas pantallas planas, el perezoso deambular de los linces del parque en una calurosa tarde de fin de verano. Minutos después ya me encontraba escuchando a nuestro conductor-guía, que además de hacernos bastante entretenido el viaje, no paraba de aportarnos información. En unos instantes estábamos rodeados de dunas y escuchando como éstas en su movimiento llegaban a cubrir los bosques de pinos impidiéndoles vivir y cómo éstos tras su paso, volvían a poblar el terreno.



De vez en cuando nos bajábamos del vehículo, momento que aprovechábamos algunos para alejarnos un poco del bullicio que provocaba tanto coche junto, otros para tomar el sol en la dunas y los menos respetuosos, para dar voces. Los juncos nos muestran que a pocos metros de profundidad hay agua dulce, lo que permite esta cíclica lucha entre el bosque y la arena.



Con el mar al fondo, el paisaje es espectacular. Aprovecho para fotografiar uno de los todoterreno.



La luz y el calor del sol en la arena, me hacían imaginar una jornada de algún rally africano.



Una de las imágenes más bonitas del recorrido nos la dieron unos ciervos que caminaban tranquilamente entre las dunas. Aprovechan este terreno para aportar sales a su organismo.

De pronto, la arena termina y el paisaje cambia totalmente, hemos entrado en la Vera. Y pocos minutos después, una pareja de águilas imperiales que pasaban la tarde posadas en un árbol próximo alzaron el vuelo a nuestro paso. Pese a que es de todos sabido que el tamaño no importa, no saqué mi pequeña cámara automática al ver que a mí alrededor surgían artilugios con enormes objetivos. Se lucieron en unos vuelos rasantes. Aquí ciervos, gamos, jabalíes, vacas y yeguas campan a sus anchas. Aquí un gamo…



Al ser final de verano, la marisma se encuentra seca, mostrando un paisaje arcilloso por el que podemos circular y tener una perspectiva única de la Vera y los Cotos. Me hace pensar que tendré que volver cuando se encuentre llena de agua y aves diversas. El recorrido continúa, una parada nos muestra las viviendas tradicionales de la zona. Paseo entre ellas con la sensación de encontrarme en un parque temático.



Para terminar, el regreso lo hacemos por los 30 kilómetros de playa virgen, que separa Sanlúcar de Barrameda y Matalascañas. Decir que nuestro enorme todo terreno pinchó, dándole un toque aventurero al día. Acostumbrado a recorre a pie los entornos naturales, he de decir que la experiencia motorizada no terminó de llenarme. Aún quedaban un par de horas de luz, decidí hacer una de las rutas impresas que me había traído, la laguna del Jaral y los acantilados del Asperillo. Para ello, regresé a Matalascañas y paré en el kilómetro 46 de la carretera dirección Mazagón y Huelva. Un letrero nos indica el comienzo.



Marcaba un tiempo de 3 horas, me quedaban algo menos de 2 horas de luz…tenía que ir rápido, aunque siempre me podía dar la vuelta. El camino estaba rodeado de pinos.



El sendero perfectamente indicado mediante postes, transcurre por un complejo de dunas. Caminar por la arena seca, era costoso. (La foto tiene poca luz, la tomé ya de vuelta)



En cuanto tomas altura, sorprende la cantidad de vegetación, formada sobretodo por pinos de repoblación.



Es evidente que nos encontramos sobre dunas cubiertas de pinos y sabinas.



La arena delata a los animales que me rodean. Huellas de todo tipo indican que me encuentro en una zona bastante poblada. Al fondo distingo una duna móvil que aún se mantiene activa justo al borde del mar. Me hubiera gustado tener más tiempo para acercarme a ella.



Camino en soledad, el ocaso está cerca.



El camino se bifurca, tomo la decisión de seguir hacia los acantilados. Formados por dunas fósiles, llegan a tener hasta 100 metros, siendo los más altos de Europa de este tipo. Qué bien viene me ha venido Internet para hacerme el listo.



Una grieta equipada con cuerdas te ayuda a bajar a la playa.



Calculo que no me llevará mucho tiempo volver al coche desde allí y decido disfrutar de la puesta de sol con la tranquilidad que me caracteriza. Un momento realmente espectacular.





Al final, contra todo pronóstico llego con algo de luz hasta el coche. Poco más de hora y media de pateo disfrutando de cada instante, una pena, no es un camino para ir con prisas…

lunes, 15 de agosto de 2011

Monte Cerredo (643m) Velando armas para la descarga del metal

Desde el balcón de mi casa, mirando hacia el oeste, se ve esto. Son unas chimeneas, la ermita del Sagrado Corazón de María y, al fondo, la cumbre del monte Cerredo. Llevo ya más de un año viviendo en Castro Urdiales y no fue hasta el otro día cuando, por fin, me planté en su cima. Más bien nos plantamos, porque en esta ocasión The South Face Extreme Nisio Team estaba compuesto por Andrés, mi cuñado Luis, mi hermano Jorgito y un servidor. Teníamos el plan perfecto: el sábado dar un paseo por el monte y después a la playa y el domingo descansar para darlo todo en la cita que Jorgito y yo habíamos contraído con el rockandroll.
Os daré algunas pistas...

Efectivamente, éramos los afortunados poseedores de un par de entradas para presenciar un espectáculo con mayúsculas, el concierto de Saxon, Motörhead y Judas Priest. Pero para eso todavía quedan algunas horas...
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...dejamos a las chicas durmiendo plácidamente y a eso de las nueve de la mañana nos plantamos en Allendelagua donde comienza la excursión. Al principio caminamos siguiendo la calle del pueblo...Photobucket
...que pronto se convierte en una pista forestal...
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...que nos deja en este claro...
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...tirando de intuición y de sentido de la orientación tomamos este camino en medio de los eucaliptos...
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...y no tardamos en salir de esa zona en la que las indicaciones que tenían las dos guías que llevábamos no estaban claras del todo... pero ya está todo solucionado, al fondo vemos el Cerredo y hacia él nos encaminamos...
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...dejando el mar a nuestra espalda...
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..ahora se trata de seguir la pista...
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...que abandonamos para atrochar por una senda...
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...que nos devuelve otra vez a la pista. Vaya, es una pena que mi desgarbada estampa reste belleza a la fotografía que sacó Andrés.
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Fue entonces cuando los componentes de este agradable paseo matutino nos econtramos con este monumento megalítico. "Vestigios de una civilización pretérita", exclamó Jorgito.  Todos asentimos con la cabeza y dedicamos unos minutos a reflexionar sobre lo fútil y perecedero de nuestra existencia. Nada de lo que hagamos permanecerá como esta piedra a lo largo de los siglos... Inmediatamente decidimos que en nuestra próxima excursión llevaríamos un menhir para hincarlo en un lugar adecuado a nuestras intenciones. Tal vez podamos convencer a algún ministro o concejal para que nos lo inaugure...
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En fin, que tras este pickwikiano paso junto al menhir de Ilso Grande, continuamos nuestro camino, que no nos queda nada.
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Ya estamos llegando al collado desde el que por lo visto se ataca la cima...
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...ahí la tenemos ya...
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...al llegar a este paraje de la antecima, encontramos a un grupo con dos tiendas de campaña que habían hecho noche allí. Hombre es una técnica más conservadora pero que prácticamente te asegura la cima. nosotros preferimos realizar esta ascensión en estilo alpino y arriesgarnos a no poner campamentos intermedios. Pero ya digo, igual de respetable es una opción que otra, que luego empiezan las polémicas en el Desnivel...
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...buscando marcas de pintura, algunos pasando de ellas para practicar un poco de lapiazing, fuimos ganando altura...


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...bajo la mirada de los buitres que no tardarían en echar a volar...
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...y sin mayores complicaciones nos plantamso en la cima...
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...donde una vez más las nubes nos impedían disfrutar de las vistas, y últimamente van... Ahí detrás tendría que verse el monte Candina...
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...entre la bruma apenas se distingue Castro Urdiales...
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...cuando pareció que abría un poco y hartos de las millones de moscas que no paraban de dar la trisca, nos hicimos la foto con el patrocinador oficial...
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...y enfilamos el camino de vuelta...
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...en un principio, intentamos buscar una senda a media ladera para variar un poco el camino de regreso...
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...pero pronto el barro y los espinos nos hicieron desistir...
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...así que volvimos al camino normal...
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...con la tranquilidad que da opbservar los veleros a  lo lejos...
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...y de bajada nos acercamos al Castillo de San Antón. Bueno, más bien lo que queda de él...
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...nada, un repechito...
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...y ahora sí, magníficas vistas de Castro Urdiales...
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...con la playa de Ostende, el barrio de los pescadores, la iglesia de Santa María, el faro y el rompeolas.
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Desde allí hasta el coche echamos unas risas. Buscando una ruta más directa que la que hicimos al subir, Jorgito y yo divergíamos en una bifurcación, así que cada uno fuimos por un lado y... adivinad quién pagó las cervezas... os doy una pista... tiene barba... y una camiseta de los Kiss. Por cierto, que en el garito donde tomamos las Mahou, El Ruso, me han dicho que se come de maravilla, habrá que volver a comprobarlo.
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Después del monte nos fuimos a la playa de Berria, como siempre, impresionante, pero para ver fotos tendréis que buscar en anteriores reportajes...
Bueno, esta vez sí funcionó el GPS así que aquí dejo elm mapita y pinchando aquí el enlace de wikiloc para decargarse el track...

A modo de epílogo diré que...

...el concierto fue brutal. Con los Judas estuvimos dándolo todo por el metal pegaditos al escenario...



































...que no todo va a ser subir montañas, de vez en cuando también hay que bajar a los infiernos del rooooooooooooooock!!!! Vaya, se nos olvidó el banderín del Bar Llamas... imperdonable... en fin, habrá que volver...