jueves, 30 de junio de 2011

Recorriendo Ordesa 3: de Góriz a Sarradets pasando por la Brecha de Roland y el Taillón (3.144m)

Viene de aquí 

Tercer día en Ordesa. Nos tocaba abandonar el Refugio de Góriz donde tan bien nos habían tratado. Muchas gracias desde este humilde sitio en la red de redes. Nuestro destino: el Refugio de Sarradets, en Francia a través de la mítica Brecha de Roland. Desde la primera vez que la vi, hace ya 18 años, estoy deseando cruzar su gigantesco umbral y parece que hoy ha llegado ese momento... Así, poco antes de las ocho de la mañana, nos despedimos educadamente y empezamos a caminar...
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...nos toca recorrer la Faja Luenga y llegar hasta el collado de Millaris, el paso que se ve allí al fondo. De momento, en nuestro horizonte aparecen nubes, parece que el cielo no se ha cansado de descargar tras la tormenta de ayer... a ver hasta cuándo aguanta...
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...al principio perdemos un poco de altura para vadear un arroyo, pero luego la recuperamos paulatinamente. Hace buena temperatura y el camino que nos espera promete ser espectacular. ¿Se puede pedir más? La sonrisa de Jorgito mientras dejamos atrás el profundo valle de Ordesa es la respuesta.
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Las previsiones del tiempo para el día eran que en la parte española habría nubes y claros por la mañana, pero que finalmente entrarían las nubes del norte y podrían producirse chubascos... De momento se cumplen y los nubarrones no consiguen pasar la frontera, mientras nosotros andamos extasiados con el paisaje.
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Un paso en el que Martita echa las manos le da un pequeño aliciente al camino...


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...ahora esta charca nos entretiene con sus reflejos...
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...y caminar sobre esta alfombra verde mientras unas nubes de acuarela tapan como ayer la cima del Perdido...
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...nos ayudan a saborear cada paso del sendero que ya nos sitúa prácticamente en el Cuello de Millaris.
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Ahí está Óscar. Parece que los que subían hoy al Perdido vana tener la misma suerte que nosotros el día anterior...
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...ya en el collado comprobamos que tal vez nos pase también lo mismo a nosotros si queremos subir al Taillón, cuya cima esconden las nubes...
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bueno, confiemos en que mejore el tiempo, aunque no son esas las previsiones, que todavía nos queda un rato largo para llegar hasta allí. De momento, bordeamos por la derecha la Plana Millaris para no perder altura de camino al Collado del Descargador. El pico del mismo nombre es el de la izquierda.
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La espalda me está respetando bastante, sin embargo las dos ampollas que arrastro desde el primer día, que no mostraré en esta web para que las autoridades sanitarias y encargadas del orden público no me la cierren, me muerden los talones a cada paso. Pero yo, como las hemorroides, las sufro en silencio e intento olvidarme de ellas concentrándome en el imponente lugar por el que paseamos. ¿Imponente no lo había utilizado, verdad?
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Al llegar al collado buscamos los mojones que ganan altura hacia la derecha y no tarda en aparecer ante nosotros el Dedo, artífice de la Falsa Brecha. El que sigue ocultándose es el Taillón...
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La Brecha, la verdadera, la única, la inimitable tanpoco se hace esperar. Caminamos ya por el primer nevero...
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...pero no tardamos en pararnos para ponernos los crampones y sacar el piolet y aprovechar para picar algo nutritivo. Aquí una simpática pareja tuvo que darse la vuelta, no llevaban ni los unos ni el otro y, sabiamente decidieron posponer su visita a Sarradets.
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Nosotros, en cambio, vamos enfilados hacia la Brecha, mientras las nubes no nos dejan ser muy optimistas...
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...por lo menos, no tapan la Brecha, y yo soy incapaz de resistirme a sus encantos y no paro de disparar fotografías...
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...venga, otra más, ¡que son gratis! Intentamos no perder altura y en lugar de seguir las huellas de los franceses que nos vamos cruzando, abrimos la nuestra con tendencia a subir...
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...eso nos obliga a tener que continuar por el famoso Paso de los Sarrios. En principio, no era nuestra intención, pero bueno, así no nos lo tienen que contar. Allá van Óscar y Martita.
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...y desde allí en un pis-pas, con susto al meter el pie en una grieta en la nieve incluido, nos plantamos en la Brecha de Roland...
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...sí, en la Brecha de Roland...
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...al otro lado, un mar de nubes baña el valle francés de Gavarnie.
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También aquí nos paramos a comer y a contemplar el paisaje a pesar de que sopla el viento de lo lindo...
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...pero cómo no pararse a cpntemplar la Grande Cascade. La última vez que estuve por aquí, en Semana  Santa del año pasado, estaba helada.
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También nos dedicamos a decidir qué hacemos. Una opción es bajar ya al Refugio de Sarradets viendo que las nubes no dejan tranquila a la cumbre del Taillón, la otra opación es intentar subir al Taillón a pesar de que las nubes no dejan tranquila su cumbre. Son las doce y media, tiempo cronológico tenemos de sobra para subir y bajar cinco veces, el que nos hace dudar es el tiempo meteorológico que, en principio, tendría que empeorar. Por supuesto, haciendo gala del espíritu nisio que caracteriza a The South Face Extreme Nisio Team nos decidimos por la segunda opción.
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...parece que el viento nos descubre ahora el Casco...
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...pero sigue ocultándonos el Taillón...
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...por lo menos tenemos visibilidad hasta el Dedo...
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...o no...
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...espera, que parece que aparece otra vez... la cuestión es que el camino no tiene pérdida, sólo hay que seguir el cordal hasta la cima y volver por el mismo sitio...
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Hacia atrás y hacia Francia parece estar más despejado...
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...cruzamos esta parte nevada de la arista con un poquillo más de ambiente...
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...mientras por detrás sí parece querer abrir...
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...finalmente antes de iniciar la subida propiamente dicha, nos paramos de nuevo a deliberar. Yo digo que siendo extremadamente prudentes, lo suyo sería darse la vuelta, que perder la bajada buena ahí arriba nos puede meter en problemas. Jorgito y Martita dicen que estamos ahí al lado y que vayamos para arriba. No sé, no sé... pero de pronto las nubes se van, aparece la cumbre y salimos chuitando para la cima...
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...claro que la alegría dura poco en casa del pobre y a los dos minutos estamos otra vez así...
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...subimos entre la niebla pero sin pérdida y a buen paso por la bien marcada trocha...
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...ganamos la parte superior de la arista...
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...y cuando llegamos a este lugar vemos que hacia el otro lado hay una bajada. Pues esto debe de ser la cima. Trato de hacer memoria de las fotos que he visto en Internet de esta cumbre mienmtras preparaba esta travesía, pero no me acuerdo de nada. ¿Había vértice geodésico? ¿Será sólo este montón de piedras? Ante la duda y viendo que el tiempo no tiene visos de mejorar nos hacemos la foto con nuestro insigne patrrocinador, el Bar Llamas, esperando no estar protagonizando una ascensión "a la coreana", que luego son todo polémicas...
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En el descenso, hay un momento en el que perdemos la senda y un poco la orientación. Tiro de brújula, revisamos un par de fotos de la subida y enseguida volvemos al camino bueno. A esto me refería con lo de meternos en problemas, por suerte, la experiencia juega a nuestro favor que son ya unas pocas las montañas que hemos subido los nisios...
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...volvemos a pasar por el Dedo...
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...la niebla sigue siendo espesa...
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...llegamos de nuevo a la Brecha...
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...la cruzamos...
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...parece que en la parte francesa andamos mejor de visibilidad...
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...por fin vemos la Brecha desde el otro lado...
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...y no tardamos en divisar el refugio...
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...que está situado en un lugar más que privilegiado...
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...celebramos nuestra llegada a buen puerto como la jornada se merece, aunque la cerveza que hay sea de la más barata del Carrefour y la cobren a 2,80€...
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...ponemos la ropa a secar al sol, que empieza a brilla, la tarde acabará siendo de un cielo azul radiante, y nos dedicamos a disfrutar de il dolce far niente que dicen los italianos. La expresión española es menos poética, pero tal vez más gráfica: tocarse los huevos. ¡Y con estas vistas del Pico Marboré con la Grande Cascade a sus pies! Lo más parecido al paraíso.
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martes, 28 de junio de 2011

Recorriendo Ordesa 2: el Monte Perdido (3.355m) y nunca mejor dicho porque casi no lo vimos...

Viene de aquí

Decíamos ayer... que nos metimos en el saco porque al día siquiente nos íbamos al Perdido. Y así fue, nos levantamos lo suficientemente pronto para no parecer demasiado vagos y lo suficientemente tarde para tener alguien delante y no perder mucho el camino... y a eso de las ocho menos cuarto ya estábamos en marcha. Ahí está Óscar iniciando por fin su ansiado ataque a esta montaña. Hace tres años nos pasamos por aquí con esa intención pero, como los más asiduos recordarán, la cosa no estaba en las mejores condiciones...
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...pero ahora era otra cosa, teníamos por delante muuuchas horas de luz y una previsión del tiempo que daba medio bueno aunque anunciaba nubves hacia la tarde incluso alguna tormenta. De momento, las nubes parecen respetarnos mientras acometemos las primeras rampas de esta mantenida ascensión.
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Ante nosotros aparece la Punta de las Escaleras, que nos tapa la visión del Perdido. El camino no tiene pérdida y vamos a buen ritmo...
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...así, ganamos altura con rapidez y las vistas sobre el valle de Ordesa son una vez más impresionantes y espectaculares... cuando encuentre el diccionario de sinónimos iré ampliando la adjetivación.
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La verdad es que la pedrera no es del todo incómoda, aunque las ampollas que, inexplicablemente, me han hecho las botas en los dos talones me ayudan a ir haciendo más penitencia de la que yo tenía prevista para esta actividad... también inexplicablemente, apenas me duele la lesión de la espalda. Yo creo que sólo me duele cuando trabajo... tendré que hacérmelo mirar...
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...pasamos bajo este murazo de roca...
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...y pasamos por esta vira diagonal en la que hay que ayudarse de las manos, pero sin más complicaciones...
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...ya toca pisar nieve y tras un primer tramo llano, decidimos ponernos los crampones para pasar por otro con más oendiente, que total, para qué los queremos en la mochila...
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...y seguimos ganando altura y ya vemos completita la Punta Tobacor...
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...y cuando queremos darnos cuenta, estamos llegando ya al Lago Helado, que está ahí arriba, tras ese farallón rocoso...
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...vamos a ello... sí, sí, ya sé que muchos ya se habían dado cuenta... Martita sube sin mochila. ¡Así cualquiera!, estarán pensando los más malévolos. ¡Qué caballeros!, dirán otros. ¡Machistas!, arguirán otros más... que no... el caso es que Jorgito y Martita decidieron subir una sola mochila con sus piolets, crmapones, ropa de abrigo, etcétera... dentro de un rato habrá relevo en la carga...
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Por cierto, que desde aquí ya se ve la "temible" Escupidera y también a los más madrugadores que ya afrontan su subida...
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Total que en dos horas y media estábamos en el Lago Helado y allí paramos un momento a comer un poco y a deleitarnos con las vistas que nos rodeaban...
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...como la del propio Lago Helado que muestro en esta pésima foto...
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Bueno, pues vamos allá que sólo queda esta subidita hasta la cima, que vemos allí mismo...
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Detrás dejamos la imponente figura del Cilindro a la que Óscar con su pose no desmerece en elegancia...
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...y hacia arriba lo que nos queda por recorrer. Desde aquí se adivinan las grandes zetas trazadas para salvar el tramo con mayor desnivel.
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Hay buena huella y siguiéndola van Jorgito y Martita que... esperen un momento... pues no, parece que todavía no han cambiado la mochila... lo que sí parece es que se está metiendo una nube que puede fastidiarnos las vistas desde la cumbre...
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...efectivamente, las nubes tapan también la cima del Cilindro, pero no empañan sino que incluso acentúan la elegancia del Sr. Navarro.
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Empezamos a cruzarnos con gente que ya está de bajada, las nubes siguen metiéndose y presenciamos uno de esos episodios que nos hacen recobrar la fe en San Bernardo de Menthon, patrono de los montañeros. Un par de seres humanos no perfectamente equipados se dan un susto en la escupidera, pero vuelven a nacer y nos les pasa nada... arriba sigue metida la nube...
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...pero hacia atrás parece otro día distinto...
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...al ganar altura, sin embargo, nos metemos en la niebla de forma inexorable, pronto perderé de vista a Óscar...
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...y casi no veo al montañero que me precede, apenas diez metros por delante...
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...así, en un momento dado, la pendiente se suaviza y, de entre la niebla, surgen estos dos veteranos montañeros (ya peinaban muchas canas en la barba) que vgenían de hacerse la norte. Les pregunto que qué tal y me dicen que la nieve no estaba muy bien... vamos lo normal a estas alturas del año. Les felicito por haber salido por arriba...
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...y espero a que llegue Óscar, vamos que ya es tuyo...
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...sólo un último repecho... ...que ahí asoman Jorgito y Martita desde la cima...
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...venga esa foto de cima en el Perdido!!! Aunque bien podría ser cualquier otra montaña con un vértice geodésico en la cima. Habíamos echado cuatro horitas. Por cierto, que vimos la segunda demostración de que dios existe de la jornada. En la cumbre había un ser humano que ¡¡¡había subido hasta allí con los crampones puestos al revés!!! Aclaro: lo de delante, atrás; no con los pinchos para arriba. Nos asaltaron varias preguntas: ¿Cuántas veces se había puesto unos crampones? ¿Si era la primera vez que lo hacía por qué no le supervisa el compañero que presuntamente tenía más experiencia? ¿Cómo escoge una subida tan "expuesta" como la de la Escupidera del Perdido para estrenarse? ¿A qué huelen las cosas que no huelen?... y otras para las que seguimos sin respuesta.
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En fin, que viendo el panorama o, más bien, viendo que no veíamos ningún panorama por la niebla y teniendo en cuenta la previsión de que se iban a formar tormentas por la tarde, decidimos bajarnos sin perder mucho tiempo en la cima. Todavía eran las doce, pero mejor prevenir... Apenas nos dimos la vuelta, unos compañeros de cima nos gritaron que el cielo abría. La Ley de Murphy había vuelto a funcionar. Por suerte fueron sólo unos segundos en los que ni siquiera pudieron ver el valle de Pineta. Así que seguimos para abajo... pero, un momento, ésa que va la segunda es Martita y no lleva ninguna mochila... a ver si se la ha olvidado en la cima... ¡Ah! No, que la sigue llevando Jorgito...
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...con cuidado bajamos la escupidera, aunque casi se va mejor por fuera de la huella, donde la nieve está demasiado pisada...
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...Martita decía que por qué no subíamos de paso al Cilindro... Claro, la tía, cómo va sin mochila, está tan fresca... la verdad es que si no estuviera ahí esa nube sería una buena forma de completar el día. Pero las previsiones del tiempo empeoran para la tarde...
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En el Lago Helado paramos de nuvo a comer algo mientras observamos a los dos de la cara norte ir en busca del paso para volver a ella a través del Cuello del Cilindro.
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...y luego nosotros, a lo nuestro, a bajar...
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...sin complicaciones (y Martita sin mochila) hasta el refugio al que llegamos algo menos de siete horas después de haber salido...
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...y una vez allí, otra vez a hacer vida de refugio, con emocionantes partidas de parchís y todo. Además de verdad porque al final se preparó una tormenta de narices. Así que volvieron a caer unas cervezas de las que no hay foto para no corromper en exceso a las jóvenes generaciones. También tuvimos sorpresa, ya que poco antes de que rompiera a llover con ganas apareció por allí el amigo Ángel Villán, habitual compañero de Tente en sus expediciones al Himalaya un montañero como al copa de un pino, que ahora se dedica a trabajar de guía por Pirineos. Así que charlas de refugio, risas, peustas al día y al saco no muy tarde que al día siguiente ellos van para el Perdido y la Punta de las Escaleras y nosotros hacia la Brecha de Roland

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