domingo, 30 de septiembre de 2007

Torre del Friero (2.445m) al filo de lo impresentable pero con orejas

A pesar de que las previsiones meteorológicas no eran buenas y anunciaban lluvia casi segura en los Picos de Europa. Decidimos acercarnos a Posada de Valdeón para intentar en principio la Torre Bermeja, de infausto recuerdo para nosotros. Por eso, Andrés, Jorgito y yo volvimos para tomarnos la revancha. Al final también se apuntó Quique, el gran Quique Bermejo, que hacía tiempo que no nos acompañaba, pero cuyo nivel de escalada nos vino bien a todos en algunos tramos para poder completar esta inusitada ascensión a la Torre del Friero que, por cierto, nos sirve para ponerle la "f" a nuestro reto del alfabeto.

El relato que se narra a continuación cuenta una ruta de casi once horas jalonada de una sucesión de errores que, si bien nunca fueron fatales, si complicaron bastante una jornada que he dado en titular:
Ascensión inusitada a la Torre del Friero al filo de lo impresentable pero con orejas (nociones de lo que no se debe hacer en la montaña)

Pero basta ya de preámbulos y entremos en harina, que hay mucha tela que cortar.
Tras salir de Palencia sobre 6,45horas, había que madrugar para cubrirnos las espaldas con el mal tiempo, llegamos a Posada de Valdeón sobre las 9,00 horas. Viendo que llovía un poco y mirando el cielo decidimos desayunar bien y esperar un poco. Lo hicimos a lo grande en La Ardilla Real de Santa Marina de Valdeón y como las viandas lo requerían nos demoramos en el yantar y el conversar.
Total, que entre ponte bien y estate quieto, regresamos hasta el Puerto de Pandetrave y estuvimos un rato decidiendo si salíamos o no ante la vista de la fotografía, que la verdad no era nada esperanzadora.
Error Nº1: Estar demasiado tiempo mareando la perdiz. Si vas a la montaña, lo suyo es echarse a andar y punto. Al final, cuando nos decidimos a salir eran las 10,40 horas. Aquí, quiero entonar un mea culpa porque mi suegra había preparado su famoso cocido para comer, lo que en esos momentos me atraía más que mojarme bajo la lluvia y en ese dilema se nos fueron varias decenas de minutos. La idea era dar un paseo por esta pista, la senda del Collado de Remoña y a ver hasta dónde llegábamos.

Con las nubes metidas en la Torre Bermeja y la tenue luz de la mañana, el valle de Valdeón estaba de postal.
Y nosotros seguíamos andando con poco optimismo, la verdad, ignorantes de los apasionantes momentos que nos deparaba la jornada.



En principio, pensábamos llegar hasta esa collada de la izquierda, la de la Canal de Pedabejo...

...que en poco tiempo veíamos más de cerca...

...con Espinama abajo, en la parte de Cantabria, bañada por una bonita luz.

Viendo que a esta altura todavía no había nubes, decidimos asomarnos al otro lado del collado a ver qué tal estaba la cosa.



A pocos metros del collado se metió la niebla, lo que nos brindó fotos espectaculares...

...pero lo mejor fue que al cruzar al otro lado, hacia la Vega de Liordes...



Frente a nosotros, el Llambrión, la Torre Blanca, el San Carlos... se abrían o se escondían según se movían las nubes.

Pero al final le dio por aclarar y pensamos que bueno, ¿por qué no dar la vuelta y volver por la Collada de la Chavida.

No tardó en aparecer, bajo la Torre de Peñalba, el refugio de Collado Jermoso.

El "camino" no era muy claro, pero enlazando hitos avanzábamos hasta que cometimos otros tres errores.
Error Nº2: Confundir la Torre del Hoyo Chico con la del Friero. Vale, esto puede pasarle a cualquiera que no conozca bien la zona, pero es imperdonable el
Error Nº3: No mirar el mapa para cerciorarse de donde estábamos y de que la cima que veíamos arriba era la buena. Al bajar del collado, cuando decidimos volver por la Chavida, echamos un ojo al mapa y lo vimos perfectamente, primero el Hoyo de Liordes, después el Hoyo Chico y después la salida hacia la Chavida. Pero aquí no lo revisamos y la cagamos. Pero el más garrafal fue el
Error Nº4: Abandonamos los hitos. Al entender que la cima salía a la izquierda, no seguimos los mojones, que rodeaban el contrafuerte de la Torre del Hoyo Chico por el que empezamos a subir.
Claro, al llegar arriba y ver la Torre del Friero delante de nuestras narices, nos dimos cuenta de nuestra tremenda cagada.


Pero al dar la vuelta llega uno más, sí, sí, uno más, y ya es el
Error Nº5: En vez de bajar por donde habíamos subido, yo decidí explorar por si nos ahorrábamos una vuelta y empecé a bajar por una canal que salía delante de nosotros, y claro nunca hay que bajar por un sitio que no conoces y menos si no ves el final. El resultado: pérdida de tiempo y un par de pasos de III con roca descompuesta.


A pesar de todo, llegamos a la Collada de la Chavida, otra vez envueltos por la niebla. Decidimos parar a comer algo y, si en ese tiempo aclaraba, ver si podíamos subir al Friero.
Efectivamente, aclaró. Y aunque en un principio empezamos a bajar, al volver la vista atrás la Torre del Friero nos llamaba... y nos llamaba... Así que, consultamos con un grupo de gallegos que nos encontramos en el collado y nos dijeron que la subida por la cara sureste era fácil. Así que nos lanzamos hacia arriba a buen ritmo porque ya eran las 17,30horas. Estos amigos gallegos, de la Sociedad de Montaña Ártabros, también nos echaron una mano luego. Gracias desde aquí.

Total, que subimos con cielo despejado por una vía que no pasaba de II, pero con la roca tan descompuesta que cada paso había que sudarlo. Íbamos acariciando los agarres y aún así cada poco tiempo alguien tenía que gritar aquello de ¡Cuidado! ¡Piedra!

En esta foto, cortesía de Quique, se nos ve trepar los últimos metros con el culo bien apretadito.
Pero bueno, en algo menos de una hora nos plantamos arriba y sin perder tiempo nos hicimos la foto de rigor...

...y también el vídeo...


...y nos fuimos para abajo. No había tiempo que perder y decidimos hacer el descenso por la vía normal, la que enlaza con el final del corredor norte porque, y esto no sé si se puede llamar error, nos falló la confianza, la subida había sido si no dura, si peligrosa y no estábamos muy por la labor de bajar por el mismo sitio. Buscamos la bajada pero y aquí va otro
Error Nº6: atribuible exclusivamente a mí, porque aunque llevaba el mapa, me dejé en el coche el libro-guía que explicaba perfectamente por donde se bajaba.
El caso es que empezaba a hacerse tarde, eran las 18,40horas y había que bajar. Lo hicimos bastante bien, porque uno no se movía hasta que el otro no estaba bien cubierto de posibles caídas de piedras, que no fueron pocas, y salvo algún pequeño susto al principio, la cosa fue bien. No era tan difícil, pero la cabeza nos jugó una mala pasada arriba.


A pesar de que nos dimos algo de prisa, un momento sacamos para hacer un pequeño vídeo.


Tenía más razón que un santo con lo de llegar de noche, pero las vistas, con el atardecer, eran espectaculares y de vez en cuando nos parábamos un poco a regocijarnos en el placer de estar ahí arriba.
No tardamos en llegar a la pedrera que bajamos corriendo para ganar tiempo y echar unas risas...



...vista atrás al Friero...

...y una bajada en la que, como era de prever, se nos hizo de noche. Suerte que un error que no cometimos fue el de no llevar frontales... y en un descenso al más puro estilo "almecagüendios", con laberintos de brezales y piornos, selvas de helechos y un omnipresente miedo a encontrarnos con el cochino jabalín, llegamos hasta la carretera. Habíamos descartado ir por la ladera hasta la pista del principio y decidido llegar hasta la carretera, más larga pero también más segura.
Por cierto, que el hecho de que se nos hiciera de noche antes de llegar al coche podría considerarse el enésimo error de la jornada por no calcular bien el tiempo, pero teniendo en cuenta que la bajada de la parte alta de la montaña, la pedrera y hasta el principio del camino lo hicimos con luz suficiente, tampoco fue tan grave.
Allí, acampados nos encontramos con los amigos gallegos que se ofrecieron a subirnos en coche todo el puerto de Pandetrave, con lo que nos ahorraron una buena caminata. Otra vez, mil gracias, da gusto encontrarse con gente así por las montañas. Ya sabéis que aquí nos tenéis para lo que queráis.
Para terminar y, a falta de GPS (que por cierto en un día como éste no nos hubiera venido mal), he dibujado en Google Earth nuestra ruta, por si a alguien se le ocurre repetirla, aunque dudo mucho que, visto lo visto, nadie lo intente.

viernes, 28 de septiembre de 2007

Prácticas de rescate 112

Creo que ya he contado alguna vez que esto de ser periodista tiene cosas buenas. Por ejemplo, que te permite estar en sitios en los que, de otra manera, no podrías estar. Esta vez, ese sitio fue un helicóptero de rescate del 112.
Han estado haciendo un curso de rescate en montaña en la Montaña Palentina y hemos podido asistir a las prácticas finales.
Desde Cervera de Pisuerga hasta allí, hemos podido ver la primera nevada de la temporada sobre el cordal de Peña Labra y Tres Mares...
...el Curavacas con algún neverín de anoche...


...y el Espigüete.

Una vez en el lugar de las prácticas: las paredes de El Tejo, hemos podido ver trabajar a los miembros del equipo de rescate, aquí bajan a un herido en camilla mediante un rappel. Y también hemos presenciado la evacuación en helicóptero de unos escaladores que estaban en la pared. Así en foto esta bien..

...pero en vídeo mola más. Primero se acerca el helicóptero...


...luego, tira el cable con un lastre, se asegura al herido y se le sube con una polea.



Después, otra vez para casa en helicóptero, una sensación que hay que probar.

Y ahora, a ver si este fin de semana no hace muy malo y podemos hacer alguna cima.

domingo, 23 de septiembre de 2007

Tres cimas del macizo de Mampodre

Este fin de semana, por fin, le hemos hincado el diente a unas cimas a las que teníamos ganas desde hace tiempo. Se trata del Macizo de Mampodre, cerca de Riaño. Andrés ya estuvo una vez por aquí, pero el mal tiempo y un dolor de muelas de Quique, que le acompañaba, les hizo darse la vuelta.
Esta vez, cuando llegamos a Maraña, sobre las diez de la mañana, la cosa tampoco pintaba nada bien. Las nubes estaban bastantes metidas y entre ellas, ahí arriba, las montañas a las que queríamos subir. El macizo tiene cuatro cimas principales y puesto que subimos a tres de ellas podemos decir que hicimos
3/4 de la integral de Mampodre
Vamos, en nuestra tónica de dejar las cosas a medias, como los habituales bien recordarán de la 1/2 integral de Fuentes Carrionas.
En fin que a pesar de las nubes, nos pusimos en camino porque no es la primera vez que decidimos no intentarlo y después alguien nos cuenta que al final el día abrió y salió un día fantástico. Así que como la gloria está reservada para los valientes, Andrés, Jorgito y yo nos pusimos en marcha. Cogimos el camino que va hacia el puerto de Señales y pasamos al lado del albergue que en invierno puede venir muy bien para recorrer esta zona.

Al final, después de tomar el segundo desayuno, como los hobbits, empezamos a andar mirando siempre hacia arriba y al marrón que podíamos comernos. Pero bueno, si estaba de Dios que nos mojáramos, para eso están los chubasqueros, ¿no?

Por el camino encontramos esta mariposa, que dio un toque de sensibilidad aún mayor a nuestra marcha. Digo mayor porque casualmente, los tres machotes acabábamos de atravesar el pueblo ataviados con unas ceñidas mallas, lo que seguramente despertó la curiosidad de los lugareños. "Tres tíos en mallas que se van al monte... pues como no vayan a hacer ballet..."En la guía que yo llevaba, sugería una ruta que bordeaba la cresta Norte de la Peña de la Cruz, principal cima del macizo, para atacarla por el Oeste a través del collado de Valverde. Sin embargo, decidimos, por recomendación de Andrés utilizar la técnica de ascensión conocida como "a la mecagüendios", o sea, todo p´arriba.

El resultado fue que no tardamos en meternos en toda la nube, aunque la verdad es que la visibilidad no era del todo mala.

De su anterior intento, Andrés recordaba que había que ganar una pequeña peña a unos 1.800 metros, bajar un colladín y seguir hacia arriba. Llegados a este punto, mi altímetro marcaba 1.750 metros, así que lo corregí y seguimos.



Otra vez hacia arriba...

...y ¡sorpresa! El altímetro estaba bien y la peña, de 1.855 metros era ésta.



Al llegar a la cresta, el viento empezó a mover las nubes, clareaba por momentos y yo me lié a tirar fotos...

...la neblina nos envolvía (voy a soltar un tópico, aviso) creando a nuestro alrededor una atmósfera irreal (ya lo solté).

A nuestra derecha apareció la cumbre de la Polinosa...



...y un poco más arriba, el cielo se abrió y casi podíamos ver la cumbre.


...un poquito más...


...momentos disfrutones por la cresta con la Polinosa al fondo...

...y por fin, la cima: ¡yupi!

Foto oficial, en la cima de 2.192 metros...

...vídeo oficial...



...y después de comer un poco, tiramos hacia abajo. Allí al fondo se puede ver el Pico Yordas, que ya figura en nuestro haber. Primero por la cresta hasta la Peña del Convento...

...y luego por un trecho con más pendiente.
En una media hora nos plantamos en el collado de Valverde, donde improvisamos sobre la marcha. En lugar, de ir directamente a la Polinosa, decidimos subir primero a la Peña Cervunal, que en todas las guías aparece como Valcerrao. Pero al bajar, un parroquiano del bar nos dijo que ésa estaba en otro sitio, que a la que subimos se llama Cervunal.

Pues nada, aquí estamos llegando a la Peña Cervunal.

Y aquí en la cima, 2.165 metros, y la Peña de la Cruz, al fondo.

Llegados a este punto decidimos cambiar de planes.
Empezamos el descenso, que en ocasiones se puso pero que muy pindio...

...aunque también nos deparó momentos de gran belleza de camino al collado de Mampodre, que se ve abajo.

Una vez allí, para empezar la ascensión a la Peña del Mediodía, tuvimos que hacer una pequeña trepada en la que Jorgito nos ofreció un momento "ghost".


Y subir por la empinada ladera herbosa...
...que nos permitía ver abajo el pueblo del que habíamos salido...
...hasta que ganamos la cresta...
...que nos condujo a la cima, la Peña del Mediodía, de 2.175 metros. La tercera del día. ¡Oeee, oeee, oeee, oe, oe, oeee, oeee!

Desde aquí pudimos recorrer con la vista y con la cámara el camino que habíamos hecho.

Para completar una bonita ruta circular, decidimos bajar hacia el Este, primero por la cresta...
...después por una muy empinada zona verde en la que entonamos viejas canciones de La Trinca...
...y finalmente por una pedrera que si unas veces fue un auténtico coñazo, otras veces nos permitió bajar a la carrera y hacer unas risas



Y para terminar, la luz del atardecer sobre las cumbres que por la mañana nos tapaban las nubes y que ahora nos despedían con paisaje alpino con vaca incluida.


En total, siete horas y media de montañismo, unos 1.300 metros de desnivel positivo acumulado y muchas ganas de volver aquí con nieve a repetir estos tres cuartos de integral de Mampodre.