domingo, 21 de febrero de 2010

Más hielo en Béjar. Cogiéndole el tranquillo...

Después de ver el repor que escribió Andrés sobre la actividad del pasado fin de semana, yo tenía los dientes más largos que Pajares y Esteso en la mansión Playboy. si quieres ver a lo que me refiero, pincha aquí. Así que este fin de semana, que me iba a acercar por Salamanca, bastaron un par de llamadas para quedar. Lo mejor de todo es que después de muuucho tiempo, creo que desde la atribulada ascensión a La Polinosa, volvimos a quedar con Ander. Llegamos al aparcamiento de La Covatilla donde el termómetro marcaba -7º. Buena temperatura para nuestros propósitos...

...nuestros propósitos era, a todo esto, pegarle un poco a las cascadas de hielo de Hoya Hornillo. Y es el momento de la primera gran nisiada del día, haciendo bueno el aforismo popular de que "el creí que... y el pensé que... son hermanos del tonteque...", al coger el material del maletero exclamé: "no encuentro el casco ni el segundo piolet, creí que estaban aquí...". En fin, coloqué en la mochila el de travesía y salimos, el día promete.

Por cierto, que mientras nos preparábamos en el aparcamiento y cuando ya pensábamos que no habría mucha gente en las cascadas, aparecieron varios coches que no taradron nada en empezar a andar. Por allí arriba van. Mecachis... esto va a ser una romería...

Al llegar a las cascadas, el numeroso grupo tiró por la parte de arriba y abajo nos encontramos con Quique y Alberto, tenían que estar a comer en casa y habían madrugado más que nosotros. De momento teníamos toda la zona para nostros y subrayo lo de "de momento".

Alberto empezó abriéndose una vía... ahí está, con elegancia... estuvimos charlando de nuestro amiguete común Tente, con quien escalaba cuando sufrió el accidente en la Peña la Regaliz. Afortunadamente ya está bien y parece que nada le impedirá irse al Himalaya a intentar el Manaslu. ¡Suerte compañero!

Quique asegurando.

Y ahí está Ander abriéndo una para nosotros. Por cierto, que al llegar se produjo el segundo momento "tonteque" de la jornada. Andrés exclamó: "¡me he dejado los crampones en casa... pensé que los había metido en la mochila!" Definitivamente, lo nuestro no tiene solución...

...bueno, Ander ya casi está arriba, donde podemos ver al nutrido grupo, eran de un curso. Estaban montando los descuelgues y pronto empezaron a tirar cuerdas y a rapelar por todos lados, como en el final de la peli de Airbag.

Bueno, es mi turno, a ver cómo era esto... casco prestado, talones abajo, golpeo de piolet seco y preciso... ¿qué se me olvidaba?: ¡ah sí! Que con los guantes más finos se me helaban las manos... no subí mucho más que esta foto y para abajo... sin comentarios...

...en lo que me los cambio, vete tirando tú Andrés. Ahí va, esquivando cuerdas...

En la parte de la derecha, dos de la Guardia Civil estaban a lo suyo. Yo miraba e intentaba aprender un poco...

Después hicimos otro par de vías, más a la izquierda, pero pronto aquello parecían unos grandes almacenes en el primer día de rebajas. Cuerdas por todos lados y una densidad de gente por metro cuadrado que no va con la filosofía The South Face...

...a esto me refiero...

Quique y Alberto habían tirado para abajo buscando más cascadas, que haberlas haylas. Así que nosotros seguimos sus pasos y bajamos hasta la misma hoya para empezar a subir los sucesivos escalones de este pequeño circo glaciar. Allá va Andrés a abrirse esa cascadita, pasa la nieve acumulada...

...le da un poco, mete un tornillo... esto... sí, Ander le ha dejado sus crampones...

...y sigue para arriba...

Vamos a verle en acción...

Ya casi está. Ander decide irse a buscar otra cascada, así que Andrés monta una reunión y yo tiro de segundo. El hielo no está perfecto pero la cascada no tiene mucha inclinación, así que la hago sin problemas, recuperando tornillos y con un piolet técnico y otro de travesía.

Vamos a por la segunda cascada. Ander abre y yo aseguro mientras Andrés baja a buscar un tramo de su bastón. Al abrir su vía se dejó la mochila abajo, así que la atamos y al izarla se enganchó... un pequeño contratiempo para un nisio que se precie. Esta foto la hice con el móvil, tenía la cámara en la mochila.

Después de Ander, tiro yo, como ha subido en doble, ata sus crampones al otro cabo y así se los baja a Andrés. Mientras le aseguro, coge mi cámara y nos hace esta foto, Andrés saliendo con Hoya Hornillo debajo. Precioso sitio.

Vamos a por el tercer escalón. Ander mira por dónde meterle mano...

...Ander metiéndole mano...

...Ander a punto de salir.

Es mi turno. Le dejo a Andrés mi cámara, que yo también quiero salir poniendo posturitas...

...llegando al tramo más vertical. Mi piolet de travesía se porta como un jabato, tiene buena pegada, pero al no tener curvatura me dejo los antebrazos al tirar en un paso en el que había que subir pies a lo bestia. Es lo que tiene carecer de técnica, que hay que hacer las cosas a lo bruto. Pero bueno, como dirían en las revistas especializadas, resuelvo la cascada y acabo cansado pero satisfecho. Eso sí le dejo a Andrés que saque los tornillos que voy un poco justito.

Ahí sale Andrés a quien el último tornillo se le resistía...

...como él lleva mi cámara, le tiro éstas con el móvil y tardo en pillarle en posición elegante...

...luego, hasta le grabo un video.

Por la derecha siguen las cascadas, pero echamos un ojo al reloj y decidimos que es hora de volver. Buscamos la salida por la izquierda...

...y nos encontramos con esta bonita canal con nieve reciente pero que no se pisa mal...

...salimos a esta loma desde la que, en lugar de volver hacia las cascadas...

...decidimos seguir subiendo hasta el cordal.

Ahí estamos.

Ahora sólo queda caminar siguiendo la valla de las pistas de esquí hasta la estación. Qué buen día hemos echado, esto hay que repetirlo.

jueves, 18 de febrero de 2010

Una vez más, hielo en Béjar. Estreno por partida doble.

Aprovechando el fin de semana de los enamorados y que Gaspar tenía nueva pareja… de piolets, quiero decir…Decidimos estrenarlos en los hielos de nuestra zona, además estrenaríamos nosotros también la temporada de hielo, del hielo externo al vaso, porque el del vaso siempre lo tenemos de temporada. Unas llamadas de teléfono me sirvieron para enterarme de lo desperdigado que estaba The South Face Extreme Nisio Team por la península y que nuestro material se limitaba a una gorda y vieja cuerda, que fue la comidilla después, unas cuantas cintas y varios mosquetones. Total, que a las 7 horas pasaba a buscar a Gaspar, fuimos más o menos puntuales, básicamente lo de llegar tarde lo hacemos para hacer rabiar Borja… Mientras metíamos las cosas en el coche recibimos la llamada Foxi, se apuntaba también, en el aparcamiento de La Covatilla nos veríamos, además vendría Nana, la diversión estaba asegurada. Total que con mar de nubes comenzamos la caminata.



Una huella partía del aparcamiento en nuestra dirección, justo hacía el este. Pero a los pocos metros se bifurcaba. Dos opciones, cincuenta por ciento. Hacía mucho tiempo que iba por allí y sólo recordaba que el error nos llevaría directos a las escobas. Una huella mantenía la altura, era más ancha, la otra subía rápidamente, había que elegir, lo hicimos y acertamos. Acertamos, es decir, mantuvimos nuestra tradición, directos a las escobas. Demasiado altas para Nana, junto a la nieve blanda se le complicaba el avance. Ahí va feliz a hombros de Foxi. Por cierto, había que subir por el nevero para evitar las escobas altas.



Después de nuestra ración de escobas, salimos a un nevero que nos permitió ponernos en situación. Si os fijáis en las paredes del fondo, por uno de sus corredores subiríamos luego



Nana saltaba, corría y disfrutaba en la nieve contagiándonos su alegría. No paraba, así que no sale en la foto.



El circo de Hoya Hornillos lucía así de bien, mostrando todas sus posibilidades.



Habían dicho que sería un día helador, pero con el sol empezábamos a sudar.



Ahora sí, siguiendo la huella, en un momento estábamos sobre la cascada. A Nana le dio un poco de yuyu esto del hielo y nos costó una larga conversación convencerla para que bajara a la base.



Al llegar, una cordada había madrugado más que nosotros. Como Salamanca no es Nueva York, Gaspar conocía a uno de ellos, Mikel… Nos dieron el parte de hielo. Un poco justo en algunos sitios para tornillos, había dos capas, la reciente que estallaba bastante, pero en general estaba mejor de lo que aparentaba.



A nosotros siempre nos falta algún tornillo por lo que montamos por arriba y al lío. Mientras Foxi y Nana se despidieron, tenían compromisos. Habrá que repetir con más tiempo.



Cuánto nos queda por aprender…



Al poco, otro grupo llegó y luego otro. Se montaron varias reuniones y fuimos utilizando todas las cuerdas, no parábamos de subir y bajar. Nuestra vieja cuerda, con su parecido a una maroma de bergantín, se llevó varios comentarios, solamente entraba en las cestas más anchas.



Gaspar le pilló el truco en un momento.



Y llegaron unos conocidos de Palencia, habían tenido problemas con la furgoneta y llegaron bastante tarde, aún así aprovecharon el día. Aquí, Alberto gestionando un paso, éstos juegan en otra liga.



La niebla se empezó a meter dando imágenes curiosas...





Nosotros ya repetíamos algunas vías, aquí Gaspar contento con sus nuevos piolets.



La gente de Palencia aprovechaba el día hasta el final.



Tras dejar la zona como la cubitera de "Instinto básico", decidimos probar con algún pequeño corredor. Nos contaron que unos días antes cayó una pequeña avalancha por aquel que hicimos la última vez que anduvimos por aquí, desmontamos y nos fuimos en busca de otro.



En medio de la niebla vimos que un grupo estaba haciendo uno estrechito más a la derecha, lo iban asegurando. Nosotros, en nuestra línea, no llevábamos cacharros pero no nos pareció complicado y decidimos probar.



Bajo una fina capa de nieve encontramos hielo en buenas condiciones para progresar, que dirían los expertos. Además estaba tumbadito, nos preparamos para disfrutar.



En los laterales había más hielo y los piolets entraban perfectamente.



El paso más complicado estaba en la parte superior, pero llevábamos todo el día dándole y el hielo era bueno, simplemente subir pies y fácil para arriba.



La última parte estaba más pindia.



Salimos del corredor, metidos en la niebla para variar y para darle más ambiente.



Un bonito colofón para una jornada entretenida. Sólo quedaba bajar en la niebla de la Sierra de Béjar, como tantas otras veces.