jueves, 29 de diciembre de 2011

La Serrota (2.292m) Circular inversa para acabar el año muy nisiamente

Así se veía La Serrota, nuestro último objetivomontañero del año, desde la carretera que va desde Ávila hacia el Puerto del Pico. Con el grueso de The South Face Extreme Nisio Team esquiando en Benasque, mi cuñado Luis y yo fuimos agraciados por parte de nuestras santas esposas con un permiso para salir al monte del que también quiso participar su hermano Pablo. Así que eché mano del libro "Las 100 cumbres más prominentes de la Península Ibérica" y busqué una cima asequible que nos garantizara cerrar el año con un nuevo éxito que añadir a nuestro extenso currículum. Por poco no lo conseguimos.
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Siguiendo las indicaciones del libro, aparcamos junto a la pista que hay frente al cementerio de Cepeda la Mora y comenzamosa caminar en este magnífico día de los Inocentes con la Serrota en frente, así se llama a esta sierra y también a su cumbre más alta, también conocida como el Cerro del Telégrafo. La idea es recorrer ese cordal hasta su punto culminante.
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No tardamos en ganar un poco de altura y ya vemos abajo el pueblo y al fondo la Sierra de Gredos con sus principales cumbres fáiclmente identificables.
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No suelo dar consejos, pero ene sta ocasión gharé una excepción. Si vais a hacer una ruta de montaña que viene reseñada en una guía y lleváis esa guía en la mochila, no cuesta nada echarle un vistazo de vez en cuando para asegurarnos de que seguimos el camino correcto. Dicho esto, huelga decir que cuando llegamos a este lugar ya éramos conscientes de que nos habíamos perdido. Bueno, no, porque los nisios nunca nos perdemos, sólo ocurre que en ocasiones no sabemos ubicar bien nuestra posición en el mapa. La situación era la siguiente: sabíamos que nos habíamos desviado hacia la izquierda (el sur) y sabíamos que teníamos que subir ahí enfrente...
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...así que tomamos la decisión salomónica de ganar el cordal por las bravas, o sea todo tieso para arriba a la mecagüen ros. Luis salta la valla...
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...y enfila para arriba mientras yo y mi lamentable estado de forma seguimos sus pasos y Pablo sigue los míos con Gredos de telón de fondo...
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...al llegar a la primera cota, conseguimos ubicarnos casi exactamente en el plano de la guía y descubrimos lo que ya intuíamos: que las redondeadas formas de esta sierra nos tapaban la verdadera magnitud de nuestro desvío. Pues nada, nos acercaremos hasta aquella otra loma para comprobar si se trata del Cerro del Santo...
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...para llegar hasta allí practicamos un poco de escobismo, disciplina que últimamente teníamos un tanto olvidada...
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...la verdad es que el piornal tampoco esta tan tupido y avanzamos con relativa facilidad hasta que por fin lo vemos claro. La loma de la derecha es el cerro del Santo, la de la izquierda el Cerro Calamocho y en medio el Collado de la Honda...
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...y tirando de zoom, efectivamente, la cumbre de la Serrota al fondo del todo aparece entre ambas...
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...pues nada, vamos para allá haciendo "piorning" en estilo libre.
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La Sierra de Gredos que, com el tío de la vara se recorta en silueta sigue facilitándome la labor fotográfica...
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...así llegamos al Collado de la Honda desde donde nos asomamos a la vertiente norte y ante nosotros aprece la ancha Castilla...
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...la escasa nieve que queda de la poca que ha caído está muy dura debido a las heladas de los últimos días, así que caminamos con cuidado...
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...ya tenemos la cumbre a tiro...
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...y después de tres horitas de pateo con ejercicio de orientación incluido llegamos a la cumbre de la Serrota...
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...donde nos hacemos la foto oficial...
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...y mientras degustamos las viandas que guardábamos en la mochila me dedico a fotografiar las vistas, al noreste aparece Ávila...
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...y al sur toda la Sierra de Gredos desde el Puerto del Pico al de Tornavacas. La Mira, por donde estuvimos hace un mes...
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...el Circo de Gredos por donde hemos andado bastantes veces
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...la Sierra de Béjar, otro de nuestros habituales lugares de esparcimiento montañeril...
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...y más lejos, la Sierra de Francia con la silueta de la Peña de Francia y su enorme pirulí que se intuye gracias al zoom.
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Tras pasar un agradable rato en la cima, comenzamos el descenso. Ahora la idea era seguir el camino correcto aunque fuera de bajada. Antes de coronar el Cerro del Santo echamos la vista atrás a la cumbre de la que venimos.
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...y siguiendo hitos descendemos por el cordal por una trocha más o menos clara hasta el collado de la Crucita...
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...pero allí, en lugar de buscar el descenso por la izquierda continuamos por la pista hacia la derecha y bajamos por la vaguada de dos arroyos que nos hicieron dar otro rodeo como luego nos explico una lugareña que no era de allí,  pero su marido sí.
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Visto nuestro deambular por esta redondeada y solitaria sierra, mejor no subo el track de GPS, para no hacer sufrir a más gente. Feliz año nuevo.

jueves, 22 de diciembre de 2011

Paseo litoral por el Parque Natural de Serra d´Irta: Estreno mochilero a ras del mar

Vacaciones. ¡Qué gran palabra! Buscando las cálidas temperaturas que en estas fechas nos ofrece el Mediterráneo, una selecta selección de selectos miembros de The South Face Extreme Nisio Team nos citamos en Peñíscola. Mi hermano Jorgito, su Martita y el pequeño gran Mateo, un servidor, mi santa esposa y el gran pequeño Álvaro. La idea era juntar a los primos y, si salía un día bueno y mi hernia discal me lo permitía, estrenar la mochila de Álvaro dando un paseo por el Parque Natural de la Sierra de Irta. De momento, la primera premisa se cumplió y así se veía el amanecer desde el campamento base, a la sazón, el apartamento de los padres de Martita. ¡Pero que bien casamos a Jorgito!
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Nos acercamos con la furgoneta hasta el punto de partida del paseo. Al final, en lugar de coger un sendero sierra arriba, decidimos seguir la pista a lo largo de la costa, más que nada porque no se cumplió la segunda premisa y mi hernia optó por no respetarme. Ahí van, todos...
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...y ahí vamos Álvaro y yo. Una perfecta iniciación al mundo de la montaña, altura máxima: 0 metros; desnivel acumulado: cero metros. Ahí estamos, sentando las bases de la filosofía nisia en las nuevas generaciones de The South Face.
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Así, sin prisa, pero sin pausa, y acoplándonos a la mochila, llegamos a la playa del Russo...
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Un poco más adelante hay un tramo de sendero adaptado. Al fondo aparece Peñíscola...
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...venga, un poco de zoom.
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...continuamos por la pasarela...
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...y tras media hora de paseo decidimos darnos la vuelta. Antes dedicamos un rato a la contemplación. Es lo que tienen el mar y la lumbre, que cuando te quieres dar cuenta te has quedado ahí, como las vacas al tren...
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el mar
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...pues nada, media vuelta y a desandar el camino...
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...ya vemos la furgoneta, un poco más allá la Torre Badum y al fondo, Peñíscola, donde nos espera un buen arroz a banda...
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...y si el amanecer era bonito, el atardecer parece que también va a ser espectacular, pero para eso todavía que un rato...
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miércoles, 7 de diciembre de 2011

Explorando las alturas de Treviño: el monte Cerro (900m.)

Tras una amenaza directa de Borjita insinuando que nos quitaría el título de Nisios por vagos, comenzaremos a escribir las últimas montañas y picos que hemos estado haciendo Jorgito y la que escribe. En los últimos meses hemos alcanzado cimas muy diversas; tenemos pendiente contaros una gran proeza en Ecuador, el Cotopaxi, varias montañas del País Vasco y otras cuantas de los alrededores de Miranda de Ebro y puestos a soñar, cualquier día echándole un poco de memoria, hasta esa expedición ciclo nisio-ramflojista por Cuba. pero esa es otra historia . Hoy comienzo por el final, la que hemos realizado este fin de semana, porque por fin se ha estrenado en esto de la montaña el nisio más joven del grupo: ¡¡Mateo!!, con permiso de Alvarito, claro.

El principal objetivo de esta ruta era probar la mochila de niño que nos regalaron así que decidimos dar un paseín muy sencillito, el monte Cerro (900 metros), que también es conocido como el techo del Condado de Treviño. Ahí es nada.

La ruta comienza en la localidad de Treviño, así que hasta allí nos dirigimos con el coche Jorgito, Mateo, Laura y Marcelo (que cada vez se van animando más a esto de las montañas, es la segunda vez que se deciden a acompañarnos) y yo.

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Dejamos la furgoneta y comenzamos a caminar por una pista de asfalto situada junto al río Ayuda. De momento Mateo estaba encantado con la idea de ir por primera vez a la montaña.

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El camino enseguida se convierte en una pista de tierra que va ascendiendo suavemente por la ladera.

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En este primer tramo el paisaje está formado por campos de cereal y, poco a poco, van apareciendo pinos de repoblación. Mateo, detrás de Jorgito, va descubriendo poco a poco las maravillas de las naturaleza.

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El camino es muy evidente y la ruta sencilla, sólo tenemos una pequeña complicación: el barro. Con cada paso nuestras botas van cargándose más y más de barro hasta que tienes que parar para limpiarte si no quieres cargar con dos kilos más de peso en cada pierna.

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A medida que vamos subiendo por la pista, los pinos se van mezclando con bosquetes de robles y hayas y el paisaje adquiere un poco más de colorido

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Una de las cosas más llamativas del paraje es la procesionaria, que afecta a casi toda la población de pinos que nos vamos encontrando en el recorrido. Además, algunas están a muy baja altura, lo que nos permite contemplar de cerca esta plaga que arrasa con todo lo que se le pone por delante.

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Tras caminar durante una hora aproximadamente por la pista de tierra el terreno pierde pendiente y ya sólo queda continuar por el collado de Pozarrate hasta la cima. En este punto ya se pueden contemplar unas vistas muy buenas de todos los alrededores de la zona.

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Tras una hora larga de caminata por fin llegamos a nuestro destino

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la cima del monte Cerro, donde, además del buzón del club Iturribero
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nos encontramos con una enorme torre de observación y un vértice geodésico.

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Las vistas mejoran más si cabe y se pueden ver perfectamente los montes de Vitoria, los bosques del Parque de Izki, la Sierra de Cantabria, los Obarenes e, incluso, La Demanda, que aparecía ya con algo de nieve.

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Pues nada, para no perder la tradición, nos hacemos la foto de grupo.

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Mateo estaba dormido, así que no vale, hay que repetir, esta vez, una foto de familia...

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Mateo se ha portado como un campeón, ha demostrado que lleva esto de la montaña en los genes, así que nos pide que le hagamos una foto de su primera cima a él solito... ¿Acaso nos os recuerda a Larramendi en una de sus expediciones polares?

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Una última foto con su padre, que para eso le ha ayudado a subir hasta arriba
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Y a reponer fuerzas antes de comenzar el descenso.

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Ahora lo que queda es desandar lo andado, así que nos ponemos en marcha...

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Una ruta sencilla, sin complicaciones y apta para todo el mundo, que además cuenta con unas vistas preciosas tanto en la cima como durante toda la bajada

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En unos tres cuartos de hora estamos de nuevo en Treviño, un enclave burgalés que pide ser reconocido como parte de Álava desde hace más de tres siglos y medio.

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Una vez finalizada la ruta, decidimos darnos un paseo por la localidad y conocer así un poco mejor este pequeño pueblo del que tanto se habla por la situación geográfica que tiene. Treviño es muy pequeñito, pero tiene una arquitectura muy interesante donde destaca sobre todo la enorme iglesia ubicada en el centro del pueblo.

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Las calles también tienen su encanto, estrechas y empedradas recuerdan más a los pueblos vascos que a los burgaleses.

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Y como no podía ser de otro modo, terminamos la jornada montañera con las tradicionales cervezas que nunca pueden faltar. Mateo también se quería apuntar a la fiesta, no hay duda el espíritu nisio comienza a enraizarse en su anatomía. Pero de momento, le tocó tomar leche, otra vez será...

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Por cierto, el objetivo de la ruta salió perfecto: la mochila de Mateo es muy cómoda y cumple su función con creces.