domingo, 3 de agosto de 2008

Circular a la Pica del Mancondiú (2.000m) con ascensión relámpago

Después de ir todas las tardes de la semana a la playa, la verdad es que tenía ganas de pisar praus por las alturas. Así que me llevé a mi santa esposa a que conociera el Macizo Oriental de los Picos de Europa...y sí, después a la playa. Uno que es de la seca y austera meseta no está acostumbrado al lujo de vivir al lado del mar. Sin embargo, no creo que tenga problemas para hacerme con la situación. Quién sabe, a lo mejor un día de éstos os sorpendo poniendo un reportaje de surf. De momento y dado que la ruta de hoy es una circular, aquí va un tema para meterse en ambiente:

A las 10,20h salimos desde Hitu Escarandi con la intención de dar un paseo hasta el Casetón de Ándara y luego a ver lo que nos pedía el cuerpo.

Caminando tenemos enfrente la Pica del Mancondiú que al final se convirtió en protagonista del día. A mitad de ladera se puede ver la pista por la que volvimos tras darle una vuelta completa a la montaña.


Era pronto pero el calor empezaba a apretar. Definitivamente creo que el mes de agosto lo voy a dedicar a aprender surf y cuando se acaben los calores, ya volveré a las montañas. Allí, debajo del Mancondiú, está el refugio.


Tardamos algo más de una hora en llegar hasta aquí. La otra vez que estuvimos por aquí fue para subir a la Pica del Hierru. Hoy, Raquel no iba a gusto, no encontraba el ritmo y remoloneaba. Mi idea de ascender al Samelar o al Sagrado Corazón peligraba. En fin, daremos un paseo y cuando nos cansemos, media vuelta y al coche.


Cerca del refugio nos encontramos con una extraña pareja. Él era holandés y ella mexicana. Llevaban una especie de mapa con un itinerario marcado pero no sabían muy bien por dónde se andaban. Como todavía no había hecho la obra buena del día. Les eché una mano, saqué mi mapa de Adrados y tras echar un ojo al suyo, deduje que su intención era dar la vuelta al Mancondiú. Viendo las pocas ganas de Raquel, me pareció una buena idea y les dije que nosotros también íbamos a hacer esa ruta, que nos siguieran. Allá vamos, dejando abajo el refugio y con el Castillo del Grajal asomando a lo lejos.


Aunque el camino seguía, al ver a nuestra izquierda la collada Tresmancondiú, tiramos hacia ella un poco campo a través hasta que dimos con la línea de mojones...


...que nos dejó sin problemas en la collada.

Ahora, sólo hay que bajar y retomar la pista minera que circunda la montaña.


Pero al llegar junto a la pista. Me paro, miro hacia arriba y pienso, pero si yo ahí arriba me planto en veinte minutos. Así que dejo a Raquel comiéndose un bocadillo, cojo la cámara de fotos y empiezo a subir casi corriendo.



La primera pedrera se hace incómoda, pero después hay trazas de sendero entre las brañas y algún que otro mojón.


Total, que en diecinueve minutos estoy en la cima de la Pica del Mancondiú (2.000m)...


...con unas vistas impresionantes de todo el Macizo de Ándara y tambíén de Raquel que me espera allí abajo, en el campamento base. Somos un equipo y si uno hace cima, la hacemos todos... Por cierto, cuando digo San Carlos, en realidad quiero decir Sagrado Corazón, se me metió esa confusión todo el día en la cabeza.



Al mirar hacia el norte comprobé que la montaña tenía otra cima. Y desde aquí no sabría decir si es más alta o más baja que la que acabo de hollar. ¡Cielos!, pienso, con lo quisquillosos que son los de la Federación Internacional a la hora de dar por válida una ascensión. Así que, ni corto ni perezoso, me voy para allá.


Nada, cosa de tres minutos. Segunda cima=Segunda foto. Al llegar abajo, eché un vistazo al mapa y comprobé que tiene tres metros menos... pero por si acaso.


En bajar tardé trece minutos. Comí yo también un bocadillo, un poco de chocolate y a seguir ruta. Son algo menos de las 13,00h y hacia el norte, parece que la nube se ha metido en la costa. Sabia elección la nuestra de venir a la montaña.


Seguimos bordeando el Mancondiú por la cómoda pipsta que aquí gira 180º, si seguimos recto hacia abajo, llegamos a Beges. Pero eso para otro día, tiene buena pinta para hacerla en bici de montaña.


Ahora la pista está cubierta de hierba y discurre bajo esta pared. Muy bonito desde luego. Antes de entrar en este tramo hay una bifurcación que baja hasta el pueblo de Beges. Me la apunto para hacerla en bici de montaña, pero eso será en otra ocasión. Ahora seguimos hacia el refugio. Una pintada pone que falta media hora.

Y mirando hacia abajo vemos al fondo Hitu Escarandi y la pista por la que vinimos. Busco con la mirada y veo que un sendero baja hasta la Majada de la Jazuca. Tras hablarlo un poco, decidimos no complicarnos y seguir por la pista.


No tardamos en llegar al refugio, por cierto ni quince minutos, y seguir hacia abajo. Mirando atrás vemos el Mancondiú y a la derecha la collada por la que pasamos a su otra vertiente. También se aprecia la pista por la que regresamos, bajo la pared oeste. Raquel me dijo que una vez que has estado en los Alpes, al ver montañas como Picos de Europa, parece que te faltan varios pisos de altura. En fin, son bellezas distintas.

Ya no nos quedaba nada para el aparcamiento, al que llegamos algo más tarde de las 15,00h. Cinco horas de paseo y unas ganas tremendas de beber una cerveza.

Al echar la última mirada a la cima del día, las nubes se habían metido. Cuanta razón tenía el señor Rebuffat cuando dijo aquello de que "Siempre te arrepentirás de salir a la montaña demasiado tarde, nunca de hacerlo demasiado pronto". Más razón que un santo.

Bueno, como colofón, aquí dejo un mapita, gentileza de Googleearth, con la ruta que seguimos.

A modo de epílogo diré que después de la tabla de quesos, la fabada, el cabrito y el arroz con leche que nos metimos en el albergue Peña Castil de Sotres, ya no hubo tiempo para playa. Una auténtica desgracia.