lunes, 30 de agosto de 2010

Ogoño/Atxurkulu (305m) Mañanera de entrenamiento himaláyico

Este fin de semana nos juntamos una buena muchachada. Aprovechamos la casa familiar de los Marcos Ozamiz en Gernika y realizamos un par de bonitas excursiones, más que nada para justificar la pitanza posterior. Debido a la disparidad de los miembros reunidos, elegimos una ruta, la ascensión al monte Ogoño también llamado Atxurkulu, adecuada a todos los niveles físicos. Bueno, eligieron porque yo iba allí por primera vez, así que no preparé nada. Ahora, de vuelta, he comprobado que si le hubiera echado el ojo a algunos de los sitios habituales de referencia como el blog de Igertu o el foro Mendiak a lo mejor habríamos hecho una ruta un poco más completa. Pero bueno, la que hicimos no estuvo nada mal, que tenemos que seguir preparándonos para la expedición al Himalaya. Aunque a este ritmo no creo que lleguemos más allá del segundo bar de Katmandú.
Ahí estamos. De izquierda a derecha: mi hermano Xavier, mi santa esposa Raquel, mi cuñada Martita, mi hermano Jorgito, Gaspi, Andrés, y Jorge el hermano de Martita. Vaya pinta de domingueros que tenemos todos... bueno, menos yo que estaba haciendo la foto...
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Empezamos a caminar por esta pista asfaltada que salía de la carretera BI-3234, al poco de pasar la playa de Laga.
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La ascensión va empezando a hacer la pirmera selección y el pelotón se disgrega. Eso sí en grupos que marchan en animada charla.
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No tardamos en llegar al collado donde un cartel nos indica claramente el camino a seguir.
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Lo mejor de todo es que ya tenemos vistas al mar. Al final el día se ha quedado bien bonito.
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Nos desviamos siguiendo las indicaciones nada más pasar esta casa...
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...y seguimos hacia ese caserío. Ya vemos la cima que ascenderemos hoy, aunque por poco nos bajamos sin ella...
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La pista se interna en un pinar que luego se convertirá en un encinar...
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...y a la izquierda tenemos ya vistas de la isla de Ízaro, con el cabo de Machichaco al fondo...
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...y el puerto de Bermeo.
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La pista se convierte en un sendero que serpentea entre encinas...
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...y que nos lleva hasta este magnífico mirador. ¡Qué pasada de sitio!
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Los anfitriones, o sea, Marta y Jorge, dicen que ésa es la cima del Ogoño, así que nos hacemos una foto con el emblema del patrocinador, que Martita dice que nunca hemos hecho una cima juntos... y era verdad... hasta este sábado. Después caeríamos en la cuenta de que era una cima secundaria del monte que se conoce por Talaia (281m).
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Ya de regreso, Jorgito, me comenta que es extraño que, dado lo aficionados que son por estos lares a colocar buzones en las cimas, es raro que no hubiera uno y mirando de frente nos damos cuenta de que la cumbre que buscábamos está enfrente de nosotros...
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...así que de regreso, jorgito me explica que a la subida vio un poste que indicaba un desvío a la derecha (el poste no tiene cartel) así que cuando pasamos por allí, le explicamos al resto del grupo el error cometido. Tras hacerse los remolones, que ya estaban pensando en la cervecita, tiramos para arriba...
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...y tras salvar en un rato un par de cuestas empinadas y ayudarnos de las manos para salvar algún que otro paso rocoso, ya casi estamos. Atrás dejamos la cima anterior.
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Y ahora sí. Como en una coreografía de musical barato, nos hacemos una foto posando en la cima de Ogoño/Atxurkulu (306m).
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De regreso, el día se ha quedado al final fantástico, decidimos bajar a conocer el pueblo marinero de Elantxobe...
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...nos despedimos de la cima del día...
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...y no tardamos en bajar por sus empinadas calles. Cada vez que me disponía a sacar una foto, Gaspi se ponía a saltar para salir en el aire y por fin lo consiguió...
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Abajo ya vemos su recoleto puerto.
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...que tiene hasta una piscina agua de mar. ¡Qué envidia de baño!
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Al llegar a esta plaza, donde Martita me explica que el autobús se tiene que poner en esa plataforma giratoria para dar la vuelta, caigo en la cuenta. "Esto lo he visto yo antes", y recuerdo el repor de Joseba.
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Seguimos bajando...
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...y en el puerto nos tomamos la primera caña del día. ¡Qué bien sentó!
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Lo malo es que ahora tocaba volver a subir. Así que remontamos las escaleras, haciendo un poco el tonto para olvidarnos de la subida. Gaspi otra vez saltando. Qué vitalidad tiene este joven.
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Al final no se hizo tan duro y cuando quisimos darnos cuenta, ya estábamos casi en el coche. Las chicas nos tomaron ventaja mientras hablaban de cosas de chicas.
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Como premio, una cervecita y unos pinchazos en el garito de la playa de Laga y a sestear un poco observando las importantes paredes sobre las que habíamos estado paseando. Lo de escalar por aquí, si eso ya lo dejamos para otro día.
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Y como el brutal desnivel acumulado de la jornada mañanera no nos pareció suficiente, nada más poner la toalla alguien sugirió echar una carrera nadando hasta la plataforma de La Gaviota...
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...para Gaspi, para!!! que era broma!!!
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domingo, 22 de agosto de 2010

La Morra de Lechugales (2.444m): Cuenta saldada y triplete en el Oriental

Demasiados fines de semana sin salir al monte. Esto no puede ser... sobre todo porque así no hay quien se ponga un poco en forma para la próxima expedición al Himalaya de The South Face Extreme Nisio Team. Sí, en octubre, nos vamos con el amigo Tente a Nepal a echarle un intento al Paldor Peak (5.928m) a ver si hay suerte.
Pero vamos a lo que vamos. Mi hermano Jorgito tenía unos días libres y subió a hacernos una visita con la idea de acrcarnos a los Picos de Europa. Finalmente, nos decantamos por el Macizo Oriental, donde seguro habría menos gente, y así de paso saldaba mi cuenta personal con la Morra de Lechugales, pendiente desde hace más de dos años, entonces Andrés y yo nos tuvimos que conformar con la Pica del Jierru, Jierro, Hierro o como la quieran ustedes llamar.
Así que el viernes, me vino a buscar a la salida del curro, nos montamos en la furgo y con calma nos fuimos hasta Sotres.Allí tomamos unas sidras y nos subimos a Hitu Escarandi a dormir. Así atardecía sobre el pueblo, con las últimas luces del día penetrando por el Collado de Pandébano.
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La luna salió a darnos las buenas noches. Parece que mañana va a ser un buen día.
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Contra todo pronóstico, nos levantamos cuando sonó el despertador, a las 7,03h,. Mejor, las previsiones anunciaban un día caluroso, así que tras un rápido desayuno, cuando los primeros rayos del sol iluminaban las cumbres del Macizo Central, nos pusimos en marcha.
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El camino hacia el refugio de Ándara lo hicimos sin muchas prisas, mientras Jorgito amenizaba el paseo con anécdotas de la Expedición Ciclista Nisio-Ramaflojista a Cuba. A ver cuándo nos lo cuenta por aquí. Ahí aparece la Pica del Mancondiú.
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En la horita de rigor llegamos al Casetón de Ándara protegidos del sol por la sombra de la Pica del Mancondiú...
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...una breve conversación con un chico que estaba leyendo en la puerta y seguimos para arriba, con un par de dudas en alguna de las bifurcaciones. Una vez más, en contra de lo habitual, vamos cogiendo el camino bueno. Ahí está el Castillo del Grajal. Por ese collado de la izquierda tenemos que pasar.
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A Jorgito le hacen daño las zapatillas. Le rozan en el talón y le están saliendo ampollas. Ni siquiera el mágico Compeed le alivia. Como soy el hermano mayor y tengo que cuidar de él, le propongo que cambiemos de calzado, así que se pone mis botas. Tenemos más o menos el mismo número, así que por probar...

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Allá vamos, hacia el Collado del Mojón, a la izquierda la loma de la Rasa de la Inagotable, qué gracia me hace siempre este nombre.
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Al llegar al collado, nos asomamos a La Liébana con la Montala Palentina como telón de fondo. Ésa es la inconfundible silueta del Curavacas.
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Venga, vamos a fardar de zoom. Ahí está, por esas cumbres también pasamos haces unos años...
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...precisamente camino de Peña Prieta, con el Tres Provincias a su derecha...
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... yun poco más allá, la blanca cara norte del Espigüete, los nisios también hemos recorrido esa arista en más de una ocasión.
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Pero sigamos. Remontamos hacia el Pico del Grajal de Abajo para no perder mucha altura...
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Y pronto tenemos estas magníficas vistas del meollo del macizo de Ándara. Desde la Silla del Caballo Cimero hasta la Pica del Jierro. La Morra de Lechugales está oculta detrás.
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Ahora nos toca seguir el cordal...
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...que a veces se estrecha un poco...
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...y que santes de que nos demos cuenta nos ha situado en la pedrera que hay bajo la Pica del Jierro.
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Nos asmomamos a una de las canales que caen hacia los puertos de Áliva...
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...y seguimos las marcas de pintura roja. Por aquí me quedé la última vez antes de entrar en un nevero sin crampones. Sabia decisión.
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Nos asomamos a la Canal de Lechugales y por fin vemos la Morra. Esto ya está hecho.
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Antes tenemos un pasito en el que hay que poner un poco de atención...
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...una corta y sencilla trepada...
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...y ya estamos bajo el tremendo bloque cimero...
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...donde está la conocida trepada que le da un pequeño aliciente a esta cumbre. Jorgito la acomete con decisión...
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...y la resuelve con maestría.
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Después le sigo y en un momento nos plantamos en la cima. Son las doce del mediodía, una hora inusitada para nosotros, que en muchas ocasiones comenzamos nuestras ascensiones a estas horas. En fin, nos estaremos haciendo mayores. La foto nos la sacó una pareja que llegó un poco después y que había subido por la Canal de Lechugales. Con un par. Volveríamos a encontrárnoslos a lo largo del día.
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Solos en la cima, comimos mortadela con aceitunas, ese gran manjar extrañamente incomprendido, y un par de Huesitos, que nos retrotrajeron a la infancia cuando eran un bien escaso y preciado. Y de postre unas espectaculares vistas del Central, desde Peña Olvidada a los Picos Albos. ¡Anda mira, una nube!
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Iniciamos el regreso con la idea de acercarnos, ya que estábamos por allí, hasta la silla del Caballo Cimero. Así que destrepamos, desandamos nuestros pasos...
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...y camino de la Silla nos cruzamos con la pareja de antes. Gente maja.
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Tras una cresta a ratos disfrutona, nos plantamos en la cumbre. Silla del Caballo Cimero (2.436m). Estaba llena de moscas, así que, rápida foto con el patrocinador, el mítico Bar Llamas...
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...un vistazo hacia el valle de Liébana de feliz recuerdo...
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...y nos volvemos por la bonita cresta, a la izquierda la Morra...
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...y a la derecha la Pica del Jierro, que a mi hermano se le antojó subir...
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...y como si no le doy los caprichos se me coge una rabieta, pues allí nos plantamos. Pica del Jierro (2.424m) tercera cumbre del día.
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Allí nos volvimos a encontrar con la pareja del principio, que se iban a bajar por la Canal de las Arredondas, que es ese abismo que aparece delante, pues nada, nada, ánimo y buena suerte.
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De bajada echamos la vista a la cresta de la Silla del Caballo Cimero por donde caminan unos montañeros...
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...y sin más, vamos bajando, bajando, deshaciendo el camino de la mañana. Ahí está ya el refugio de Ándara.
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Camino de Jitu Escarandi nos encontramos con una pareja de simpáticos londinenses y así charlando de esto y de aquello, la bajada se nos hizo más corta, a mí hasta se me olvidó hacer fotos. A las cinco de la tarde, después de nueve horas y pico de excursión, estábamos en la furgoneta. El cielo ya no estaba tan despejado, parece que elegimos el mejor día del verano porque tampoco hizo demasiado calor. Y las zapatillas de mi hermano también me hicieron a mí una ampolla, pero como soy mayor, yo no lloriqueé.
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Y para celebrar nuestro triplete, ahí van unas Mahous de tercio en Sotres. La foto es así de mala porque la hice deprisa y corriendo, que si no Jorgito se me comía todo el queso de cabrales.
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