viernes, 24 de octubre de 2008

Del cielo de Pakistán...Spantik (7.027m) Parte I

“No necesito ir a Pakistán para conocer el cielo…” solía decirme Carlos, mi amigo, cuando, acodados en la barra de cualquier local, apurábamos nuestro GinTonic y el ejemplo práctico, en forma de hermosa joven, desmontaba de golpe cualquier réplica que pudiera lanzar contra su sutil teoría filosófica…A sabiendas de que su palabras eran muy ciertas, solía recurrir a mi ingenio para contestarle: “Siempre que no quieras conocer el cielo de Pakistán” y es que a veces, salidas tiene uno, sobretodo beodo.Os hablaré del cielo de Pakistán y de las gentes que allí vi. Y del Spantik un precioso 7.000 del Karakorum que me hizo disfrutar de lo lindo y sirvió de excusa para acercarme a un país realmente espectacular… Quiero contaros cómo el cielo de Pakistán se mezcla a veces con verdes horizontes…

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O cómo lo hace con paisajes secos y arenosos…

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Cómo de él cae el agua que alimenta caudalosos ríos…

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Y cómo viven bajo él gentes recias y fuertes, no podía ser de otra forma, así lo exige la vida en estas duras tierras…

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Y cómo, además, contornea montañas gigantes, salvajes, brutales a cuál más bella…Aquí el Laila Peak un siete mil en el Haramosh Valley.

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Esas montañas se convirtieron en el motivo de mi viaje, pero ahora volviendo la vista atrás me pregunto, sino no recuerdo por igual las miradas serias de sus gentes, sus risas amables, su fuerza sorprendente, su alegría, sus bailes…claro, aquellas noches bailando al ritmo que marcaba un bidón…Samanthar, Hassan, Rosi…Ellos son, con sus paisajes, el cielo de Pakistán que yo búscaba…y encontré.Sirva esto como introducción a lo que os pretendo contar, intentaré hacerlo con orden y concierto, rememorando además de los lugares…sus nombres. Esta tarea será ardua y llevará un proceso de investigación. No apunté ningún dato, siempre confío en mi memoria para los nombres, el problema es que normalmente olvido que luego tengo que recordarlos…qué esperáis, somos de The South Face ¿no? Comenzaré como los clásicos… por el principio. En una de las proyecciones que organizan mis amigos de la agencia de Viajes Sanga, agencia con la que he viajado estupendamente en varias ocasiones, como el viaje al Hielo Sur y que os recomiendo, me comentaron que tenían cerrado un viaje al Spantik, montaña que había visto unos años antes y marcado con una equis. Total que me lié, me lié y cuando quise darme cuenta estaba sin un duro pero llegando a Islamabad un 2 de octubre previa escala en Londres, lugar en el que nos despedimos, como dios manda, por una temporada de la cerveza…a pintazos…La ciudad, una locura de coches, pitidos, gentes y carteles…

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Como suele suceder en este tipo de ciudades, amanece y las calles se llenan de gente, ¿qué hacen? ¿De qué viven? ¿Cómo viven? Te sumerges en el jaleo y al final le pillas el gusto. Pronto te ves cruzando sus calles entre la maraña de coches y personas sin prestar demasiado cuidado…

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He de decir que para no perderme en sus vericuetos, los carteles me servían de gran ayuda, pocas diferencias había entre unos edificios y otros en los desangelados barrios que componen la nueva capital de Pakistán.

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Islamabad se construyó en los años 60 y eso se ven en su estructura de ciudad moderna. Grandes avenidas la componen y para moverte necesitas recorrer grandes distancias, lo pudimos sufrir en nuestras carnes el día que decidimos tomarnos una cañita… al final lo conseguimos y es que occidente se encuentra en sus hoteles y restaurantes… La ciudad, se construyó muy cerca de la parte antigua de Rawalpindi y cuando te mueves en un vehiculo motorizado, si te despistas un poco te pasas de una ciudad a la otra. El bullicio es mucho mayor en la Rawalpindi, sus calles laberínticas componen un mercado gigante… Un entretenimiento constante…pasear es un placer, mil cosas que ver…y detalles, muchos detalles… Aquí descargan uno de esos curiosos camiones.Photobucket

El paseo por Rawalpindi nos lleva al gran bazar de Rajah y Saddar. Es un experiencia en sí adentrarte en él…aquí no hay souvenir, no hay turistas, le gente negocia como se ha hecho toda la vida… Los olores, las especias, no en vano nos encontramos en la lejana ruta de la seda… Unos compran, otros venden, unos cargan otros descargan, otros simplemente caminan a ver que pasa, otros miran, siempre hay personas que sólo miran, entre todos ellos cruzan motos y gente, mucha gente…Qué buen rato pasé allí…

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Compré la vestimenta local, y con mi aspecto, la gente sólo se fijaba en mí cuando sacaba la cámara…se ve que no están acostumbrados. El móvil sí, todo el mundo lleva uno, se venden por todos los sitios. Es típico encontrarte grupos de gentes preguntándose los unos a los otros ¿cómo funciona?¿cómo se carga?¿tiene saldo?, pero en Urdú, claro, o en su defecto, en una de tantas lenguas que allí se hablan. En el aeropuerto, un joven que pakistaní que vivía en Barcelona me explicaba estos curiosos comportamientos que crean las nuevas tecnologías… Aquí pasó lo mismo, en su momento…

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El calor en la ciudad era importante, había que refrescarse a menudo, para evitar una posible taquicardia provocada por la ingesta de Coca-Cola sin DYC decidimos darnos a la fruta, era fácil había chiringuitos por doquier, con diversos productos para elegir...

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Al bajar del monte tenía un ligero dolor de muelas, que finalmente en Madrid terminó en una endodoncia. Allí no me atreví a que me miraran, las instalaciones no me daban buena espina…Yo me preguntaba si los dientes que tenía en la caja eran simples recambios o por el contrario eran trofeos de extirpaciones exitosas.

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Aquí me sonríen al sacar la foto. What is this? Le intenté decir al hombre en mi inglés que se conserva de años escolares. El me respondió… y espero que su respuesta coincida con lo que yo entendí... Esa especie de alpiste, es lo que se utiliza para lavarse los dientes, el tipo vendía diversos instrumentos para la higiene dental…especies de cortezas de árboles… me recordaron al regaliz de palo que comíamos de chavales…

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Saqué tantas fotos de la vida de la ciudad que me cuesta ahora no ponerlas todas…pero en fin, os libraremos de semejante tormento terminando aquí. En esta se puede observar como los jóvenes de la derecha van con el teléfono.

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Y bueno…la panda…Como veis mi aspecto es local, local. De izquierda a derecha Manuel Rubio gran viajero y buen descorchador de vinos ya conocido por los seguidores de The South Face, nos acompañó en este paseo por Siete Picos, Nazar Hussein nuestro conductor por la Karakorum Highway, un servidor y Jonás Cruces, el hombre elegido para sacarnos de los apuros que la montaña nos pudiera ocasionar…guía de montaña que os recomiendo para cualquier actividad, su gües http://www.todovertical.com/ el resto irán apareciendo…

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Y la imagen publicitaria que no falte…

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Para terminar y a modo de presentación, una imagen del Spantik y mía. Jonás y yo decidimos ir hasta el campo base vestidos de Baltíes…

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Así concluimos el primer episodio, en el próximo capítulo un nisio se interna en la Karakorum highway…

lunes, 20 de octubre de 2008

Parque Natural Saja-Besaya. Canal de Cureñas. La Jaya Cruzá.

Este fin de semana tocaban distintos compromisos familiares y dejé aparcada la montaña. Sin embargo, hoy lunes, ha amanecido un gran día y a media mañana me han avisado de que las clases de francés de la tarde se habían suspendido. No lo he pensado dos veces y según he salido de currar he pillado un bocadillo en el bar de Cipri y me he largado a dar un paseo por el monte. Tras un paso fugaz por casa para hacer una rápida mochila con cuatro cosas, he cogido la autovía hasta Cabezón de la Sal y he empezado a remontar el puerto de Palombera. La idea era dar un paseo por algún rincón bonito del Parque Natural de Saja-Besaya, así que me he ido al Centro de Interpretación que está pasando el pueblo de saja y allí me han dado un planito con tres rutas. Una ya la hice en bici de montaña en su día, un día grande por cierto, y la otra quedaba lejos. Así que finalmente me decidí por hacer la Canal de Cureñas. Las amables chicas de la oficina de información me dijeron que podía dejar el coche en un pequeño aparcamiento señalizado como La Jaya Cruzá... debe de ser esto.
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Paro el coche, venía escuchando el disco de The Allman Brothers que me compré el otro día, y empiezo a andar. El camino empieza aquí.


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Hay un mapita que indica el recorrido. Yo salgo con la intención de dar un paseo hasta donde llegue, son las tres y media y hasta algo más de las siete habrá luz. Al final, llegué hasta el final del bosque, más o menos entre los puntos del mapa nombrados como Cureñas y Sel del Abedul.
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El camino empieza con pendiente... bueno, pues vamos para allá.
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La luz de la tarde saca los colores al hayedo. Aquí el otoño no está tan avanzado como en la Selva de Irati, donde estuvimos el fin de semana anterior. Supongo que aquí el clima es más suave.
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Pero, también tiene su encanto.
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El camino es cómodo y está tapizado de una alfombra de hojarasca que oculta algo de barro.
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Y entonces llego aquí. Esta haya tiene una forma muy curiosa... está como torcida... ¡claro! La Jaya Cruzá, El Haya Cruzada, que indicaba el cartel.
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Sigo el camino y llego a este cartel. Ya metidos en descubrimientos, deduzco que el nombre de Tramborrios viene de Entrambosríos=Entre ambos ríos. Aquí se juntan dos ríos, el que baja de la Canal del Infierno y el que seguiré yo, que tiene el sugerente nombre de Arroyo del Diablo.
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Pero antes de seguir, bajo hasta el río donde un pequeño salto de agua cae a una poza...
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Desde arriba del saltito de agua.
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Y sigo mi camino. En el Centro de Interpretación me dijeron que hasta un refugio llamado del Campanario se tardaban algo más de tres horas. El caso es que llevo menos de una hora andando. En el centro decía que en el Collado de Sejos, hacia donde va el camino que llevo, hay unos menhires. Me empiezo a animar y pienso que si me doy maña tal vez llegue en un par de horas más hasta el collado y entonces no me importaría bajar a oscuras. Al fin y al cabo el camino no tiene pérdida y llevo frontal.
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Con esta idea sigo andando a un ritmo mayor, pero no puedo evitar pararme a sacar fotos de vez en cuando...

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...la verdad es que sitio lo merece...
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...¿verdad?
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Entonces a mi derecha aparecen estas formaciones. Paro a hacer una foto y, de paso, echo un ojo al mapita. Pone que eso se llaman Los Molinucos del Diablo y compruebo por una foto que estaba en lo cierto con lo de La Jaya Cruzá.
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Sigo un poco más y me encuentro con un compañero de fatigas. Me ofrece vino de su bota, invitación que declino (bastante he bebido este fin de semana) y me cuenta que va hacia arriba que se va a quedar tres días en un refugio. No, mochila lleva para rato...
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Hacemos un tramo del camino juntos, conoce bien la zona, me dice que el pico que se ve al fondo es Cueto Iján, de 2.087 metros, y me indica dónde quedan el collado de Sejos y los menhires, todavía falta más de una hora y son las cinco y veinte. Así que decido darme la vuelta. Ya regresaré otro día con más tiempo. Me despido de Juan, que así se llama mi fugaz compañero de ruta, le deseo suerte y doy media vuelta.
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Ahora con el sol a la espalda, bajo a buen ritmo, aunque también paro a hacer fotos, como ésta, que me recuerda una peli que vi de pequeño en Primera Sesión "Papá Piernaslargas", con Fred Astaire.
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Ahora, con el sol más abajo, salen más bonitas las fotos...
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...y me dedico a retratar hayas...
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...y rinconces del camino hasta que en poco más de una hora llego al coche. Son las seis y media. Todavía me da tiempo a terminar el día de una manera casi perfecta...
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A las ocho me acerco a la primera proyección de la Semana de la Montaña del Grupo Altai de Torrelavega. Un tal Javier Sáenz, el de la izquierda, sí ya sé que sale con los ojos cerrados, se ha subido el Cerro Torre, el tío. Las imágenes son espectaculares, me acuerdo de cuando estuve por allí, obviamente no para subirlo, sino haciendo la Vuelta al Hielo Sur. El tío cuenta muy bien su historia y, además es una bestia. Nos cuenta que en un día de descanso se subió la Torre de la Ese, 600 metros de escalada, en solo integral: "salí a dar un paseo empecé a trepar un poco y luego ya me dije, mejor salgo por arriba", contaba. Pues eso, que juega en otra liga...
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...y mañana, un audiovisual del Muztagh Ata.

jueves, 16 de octubre de 2008

Selva de Irati 2. Casas de Irati-embalse de Irabia. Más otoño

El reportaje que publiqué el otro día sobre la Selva de Irati estaba, en realidad, incompleto. El caso es que después de regresar al punto de información de las Casas de Irati, nos apetecía seguir paseando, así que continuamos con otra ruta. Ésta más cortita, unos ocho kilómetros, la que lleva hasta el embalse de Irabia. Es la más transitada porque transcurre siempre por una cómoda pista.
Empieza aquí.
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Si en la ruta anterior casi no nos encontramos con nadie, en ésta nos cruzamos con mucha gente que ya regresaba... ¿Falta mucho para el aparcamiento? preguntaban madrs tirando de niños cansados...
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La ruta también tiene sus rinconcitos, como este del río Irati, aunque la sensación de estar en lo profundo de un bosque que tiene la anterior, aquí se pierde.
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Los montes, coom éste de Arondoa, despliegan toda una gama de colores...
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...aunque todavía falta un poco para que el otoño llegue totalmente.
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El camino tiene pequeños repechos y hace curvas siguiendo el sinuoso cauce del río. De allí venimos...

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No se tarda ni una hora en llegar al embalse de Irabia. Nosotros lo hicimos por la pista, pero el sendero SL-NA 63A va en realidad por un camino que discurre a media ladera del monte de Zabaleta.
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El agua del embalse refleja las luces del atardecer.
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Para regresar sí que seguimos el sendero, en lugar de volver por la pista, es más entretenido.
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La luz entra en el bosque mientras regresamos.
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...pero el camino no tarda en devolvernos a la pista.
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...que nos lleva de nuevo al aparcamiento junto al río Irati. El final de nuestra segunda ruta.
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Que en realidad terminó aquí, en el camping de Ochagavía, donde culminamos la jornada con sendas jarras de Keler. Qué rica está esta cerveza, hacía mucho que no la probaba.
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Luego ya empezó a llover, tuvimos que refugiarnos en la sidrería, una cosa lvó a la otra y... ahora que lo pienso... tal vez esa fuera otra de las causas que contribuyó a que se me hiciera más dura de lo esperada la ascensión a la Mesa de los Tres Reyes que hice el lunes.