Prólogo:
En este punto, al ver el hito, con un palito y todo, a la derecha, abandoné la pista para tomar la senda que supuestamente salía desde allí. Lo cierto es que el pinar estaba un poco espeso y no se veía ni camino, ni mojones, ni nada, así que avancé siguiendo un poco mi intuición.
Para variar, mi intuición, que por algo es es masculina, consiguió que me perdiera. Ni camino, ni mojones, ni nada... así que empecé a tirar a derecho para arriba por un terreno pedregoso, con algo de nieve y con una inclinación suficiente para empezar a sudar.
Momento nisio.
Por lo menos, comprobé que no era el único cenutrio que no había encontrado el camino. Los dos manchegos aparecieron por detrás e intercambiamos unas palabras. Hice un amago de juntarme con ellos para entre los tres buscar mejor el camino, pero no parecían tener ganas de compañía y se fueron quedando atrás. No había más remedio que hacer la ascensión en solitario, como los grandes.
Intuyendo la posición de la cima tiré directo hacia arriba, procurando ganar un poco la diagonal hacia la derecha, o sea hacia el Sur. Además, como había quedado para cenar en Salamanca, quería darme un poco de prisa y llevaba un ritmo bastante alto. De ahí el triple apelativo de esta ascensión: Directísima, express y en solitario.
Esta vez, para mi propio asombro, mi sentido de la orientación fue bueno y encontré el camino.
En realidad, la cima no es la que entonces pensé. Esa, la que se ve en la foto de abajo, es la cima Sur, un poco más baja. Pero bueno, estaba en el camino bueno y mi altímetro me decía que quedaban poco más de cien metros de desnivel, así que con renovados bríos después de comer un poco de chocolate continué para la cima.
Mirando atrás, aparecía la bella silueta de La Sagra, ya en la provincia de Granada.
No tardé en llegar arriba, donde había un poco más de nieve y con ayuda del contraluz, hice esta bonita foto.
Al lado de la cima, estaba este pino doblado por la carga de nieve...
...y a lo lejos, tirando de zoom, aparecía Sierra Nevada.
Total, que en algo menos de una hora, me planté en la cima, donde posé con orgullo, sujetando el banderín del Bar Llamas, y con elegancia, obsérvese el detalle de la corbata a juego con las mallas. Pensé en subir con el mismo traje de la boda del día anterior, pero me pareció una chorrada excesiva hasta para mí.
El vídeo de la cima...
...y para abajo. Hice el descenso corriendito y esta vez sin perder el camino, con lo que en menos de media hora estaba en el coche dispuesto a meterme seis horas de carretera. La aventura es lo que tiene y en The South Face Nisio Team, somo aventureros.