domingo, 30 de marzo de 2008

Canchal de la Ceja (2.425m) en solitario (muy a mi pesar)

Nos hacemos mayores. Uno, que ya peina algunas canas, ya lo intuía, pero este fin de semana ha ocurrido algo que ha terminado de confirmármelo. Había quedado con Andrés para ir a la Sierra de Béjar y buscar algún corredor chulo en Hoyamoros, como la canal de Los Hermanitos. El viernes quedamos para tomar una cerveza. Yo me recogí medianamente pronto, pero él se quedó a tomar unas copichuelas. Cuando me despedí de él en el Llamas, le recordé: "a las ocho y media estoy en tu casa".
Finalmente a las nueve y diez me cogió el teléfono y con voz de ultratumba me dijo: "estoy muy maaal". En otros tiempos, se habría levantado con la resaca-melopea y, como aquella vez, se habría subido el Almanzor. Pero ya digo, hubo mucho guateque y... nos hacemos mayores.
Así que, decidí irme solo a la Sierra de Béjar y dar un paseo por allí, ya que me había levantado. Aquí relato mi ascensión al Canchal de la Ceja, que con 2.425 metros es la montaña más alta de la provincia de Salamanca, que ya subimos juntos Andrés y yo el pasado mes de octubre. Esta vez me tocó hacerla solo:
Conduje solo hasta Béjar, luego subí a Candelario, de allí hasta La Plataforma y luego hasta El Travieso, donde aparqué el coche. Por ese camino que se intuye frente al coche empezaría a caminar, también al fondo se intuye la cima nevada del Calvitero.

Como estoy solo, tengo que grabarme a mí mismo al salir.

El camino, que he recorrido muchas veces, se sigue con facilidad. Grandes mojones señalizan la ruta que discurre por un marcado sendero entre piornos. Se me hace raro no tener a nadie a quién fotografiar, es lo que tiene ir solo.

Al ganar un poco de altura aparecen al fondo las cimas de los Hermanitos, la canal que discurre entre ellos era la que íbamos a hacer...
Poco a poco, el sendero asciende haciendo grandes zigzags hasta casi alcanzar la parte más alta del cordal, donde empieza a haber algo de nieve...
...son los restos de la nevada del pasado fin de semana.
No es mucho espesor, se anda bien y además el día acompaña. Hace un sol espléndido, incluso empieza a notarse el calor.

La verdad es que nunca había subido por aquí, siempre solemos tirarnos demasiado a la derecha en la subida...

En un rato, ya se ve al fondo la cima del Calvitero...

...y como voy solo y no tengo a nadie con quén hablar, hablo con la cámara...

Me fijo en bonitos detalles... A ver quién adivina qué parte de este mojón está orientada al Norte.

De momento, paso de largo del Calvitero y continuó hacia la Ceja, que ya se ve allí, coronando el circo del Trampal.

Aquí se ve mejor. Dos compañeros montañeros me preceden, luego me los encontraré en la cima y echaremos una conversación.

Afronto la pala final, donde se ganan los últimos ciento y pico metros de desnivel...


...y me planto en la cima yo solo, después de algo más de hora y media de ascensión.

Esta vez no hay foto con el banderín del Llamas, no tuve fuerzas para sacarlo... en su lugar retraté a los dos compañeros, que resultaron ser de Madrid y muy majetes. Tenían la intención de seguir hasta el Torreón, pero yo no me vi con ganas... demasiados recuerdos... Además, con un poco de suerte todavía llegaba a comer a casa de mi madre.
Así que bajé a buen ritmo... sólo me paré un momento para echar la vista atrás y mirar a la canal de los Hermanitos con una sensación entre la ira contenida y la dececpión. Me debes una canal de los Hermanitos, Andrés, que lo sepas.

De regreso me crucé con un par de familias: padres, madres y prole diversa que iban a la Ceja. La verdad es que da gusto ver estampas así.

A la vuelta sí que pasé por el Calvitero, donde me hice una foto a mí mismo... no había nadie para hacérmela... estaba completamente solo... Por cierto, tengo que cambiar de cámara, que ésta me saca muy calvo.

miércoles, 26 de marzo de 2008

Semana Santa en Pirineos 2: Anie (2.504m) invernal primaveral

Después de la buena experiencia del día anterior en el Bisaurín, decidimos no irnos muy lejos para nuestra segunda ascensión de las vacaciones. Nos acercamos al valle de Roncal con la intención de intentar subir al pic d´Anie o Auñamendi, como le llaman los vascos. Así pues, nos plantamos en Isaba, bonito pueblo en el que cenamos y... ...nos fuimos a dormir esperando que al día siguiente, Viernes Santo, el temporal anunciado tardara un poco en entrar y nos permitiera hacer cima.
El día no amaneció malo del todo, sólo con el cielo cubierto y con una ligera nevada, eso sí, sin apenas viento. Así que nos plantamos en el puerto de la Pierre du San Martin y empezamos a prepararnos. Por suerte, otro grupo iba también para el Anie y llevaban GPS, nosotros no llevábamos ni mapa, aunque con la visibilidad que había me parece que nos hubiera servido de muy poco. En algunos momentos, viendo un extraño paisaje a través de las gafas de ventisca, tapado hasta la nariz y escuchando el sonido de mi respiración retumbando me sentí como un astronauta vagando por otro planeta...

En fin, que sobre las diez y media de la mañana empezamos a caminar...

...siguiendo una autopista de huellas que nos garantizaba bastante seguridad a la hora de adentrarnos en el karst de Larra.
Aquí, Jorgito flanqueando el Arlas...
...íbamos a buen ritmo y no tardamos en alcanzar a otros grupos que nos precedían.
A ratos la ventisca arreciaba, otras veces nos daba una tregua. Nosotros seguíamos avanzando siguiendo huellas, mojones y marcas de pintura sin saber muy bien por dónde nos movíamos.

En este momento, como se puede comprobar, arreciaba y nos hacía dudar del éxito de la jornada.

Poco después llegó el moment nisio del día. Nos encontramos con dos individuos que bajaban y que nos dijeron que un poco más arriba había un paso de crampones obligatorios, así que allí mismo nos los pusimos. Bueno, Jorgito no, porque en ese momento se dio cuenta de que se le habían olvidado en la furgoneta... sin comentarios... bueno sí, un comentario: si es que no aprendemos... Así que, Andrés y yo continuamos hacia arriba, otro grupo que bajaba nos había dicho que faltaba media hora para la cima.

Aquí, en el paso delicado que nos habían dicho, encontramos un tercer grupo que bajaba con mucho cuidadín...

...al principio esperamos un poco a que bajaran, pero viendo que no eran muy rápidos y que nos íbamos a quedar fríos, tiramos para arriba procurando no molestar. La verdad es que el paso tenía su inclinación, 50º como mucho, pero la nieve estaba bien. ¿Se podía haber pasado sin crampones? Mejor no intentar averiguarlo.

Después de este paso, había un tramo de mixto que solvetamos con la habitual maestría que nos caracteriza. Aquí, vemos a Andrés saliendo de uno de los resaltes ya a pocos metros de la cima...

...a la que llegamos tres horitas y media después de salir. Arriba la ventisca era importante. El reloj estaba cubierto por una capa de casi un centímetro de hielo y para colmo, no encontrábamos el banderín de nuestro patrocinador, el Bar Llamas.

Después de este vídeo también se heló la cámara, que empezó a perder batería y sólo pude hacer esta "foto de cima" con el objetivo lleno de escarcha. Esa mancha naranja que se ve es Andrés, lo juro.

El descenso, en el que una fina capa de hielo nos recubría hasta en el cielo de la boca, no tuvo mayor problema que seguir las huellas y seguir aguantando la ventisca. Pero con la alegría de la cima conseguida, hasta cantando bajábamos.

Tras quitarnos la ropa exterior empapada, pero bien sequitos por dentro (peazo invento el Goretex) montamos en la furgoneta y nos dirigimos a la taberna de Juan Pito, donde nos trataron a cuerpo de rey, a base de cerveza, caldo, huevos con txistorra y sidra. Hasta la cámara se empañó de puro placer.

Por cierto, para avivar una vieja polémica: teniendo en cuenta las condiciones en que realizamos la ruta y dado que la fecha era 21 de marzo, primer día de primavera, (no sé a qué hora exacta entraba la primavera este año) ¿se puede calificar de ascensión invernal? Ahí queda eso.

lunes, 24 de marzo de 2008

Semana Santa en Pirineos 1: Bisaurín (2.670m) a salto de mata

Esta Semana Santa, tres miembros de The South Face Extrem Nisio Team nos fuimos a Pirineos. La expedición estaba formada por Andrés Mr.Churches Iglesias, por mi hermano Jorgito y por un servidor de ustedes.
El miércoles a las once de la noche, hora a la que por fin pudimos juntarnos los tres, salimos de Valladolid en la furgoneta de Jorgito que como el mismo dice, es más mítica que la goma de Milán. Pusimos un poco de rockanroll y empezamos a debatir sobre una cuestión fundamental ¿a qué zona vamos? ¿Qué montaña subimos? Sí, para no perder las buenas costumbres la falta de previsión era total.
Con los mapas de todo el Pirineo oscense en la mano, las sugerencias iban y venían sin que llegáramos a ninguna conclusión, hasta que a las dos de la mañana paramos a dormir en algún punto entre Estella y Pamplona. A las ocho de la mañana continuamos nuestro viaje sin tener claro aún hacia dónde nos dirigíamos hasta que ya a pocos kilómetros de Jaca decidimos acercarnos al Bisaurín.
La verdad es que hacía tiempo que le teníamos ganas a esta montaña y yo más aún desde que este vídeo del compañero Josemi me puso los dientes largos. Así que poco antes de las once de la mañana llegamos al refugio de Lizara dispuestos a subir a la cima que por fin teníamos enfrente. Ya que el día había salido bueno optamos por ascender por la cara norte y descender por la vía normal.
Sobre las once y cuarto empezamos a caminar por el GR11.1, con las botas de plástico metidas en la mochila y pensando que ya va siendo hora de pillarse unas de esas semirrígidas tan chulas.
No tardamos en llegar al desvío, que sale hacia la derecha (Noreste), bien señalizado con un gran mojón como se puede apreciar en esta pésima foto en la que he cortado la cima de la montaña de la derecha.
Poco después aparece el refugio de Ordelca, que pasamos de largo para no perder mucho tiempo.
A la vuelta de una loma podemos ver el camino que asciende hacia la Plana Mestresa, la verdad es que andábamos a gusto y a buen ritmo por aquí.
Una miradita atrás cuando empezamos a pisar los primeros neveros...

...que nos hacen ponernos las botas de plástico, justo antes de llegar a la caseta de Vernera, rayando ya los 2.000 metros de altura. El refugio está a 1.540, así que... ya nos queda menos.

Poco después llegamos hasta este magnífico paraje ante el que nos quedamos un rato boquiabiertos. Francamente bonito. Hacia allá arriba nos dirigimos, una travesía nada complicada pero por prudencia nos ponemos los crampones, nunca se sabe cuando puede llegar un resbalón, ¿verdad Josemi?
Vamos ganando altura sin poder evitar mirar alrededor, lo mejor de todo es que estamos solos, el resto de gente que había en el aparcamiento ha subido por la vía normal.
Jorgito abre la marcha siguiendo una vieja huella...

...o abriendo una nueva en ocasiones
Mientras, yo no puedo parar de sacar fotos, como ésta en la que Andrés aparece con el macizo de Vernera detrás.
Ya casi hemos ganado el falso collado, el de verdad, el de Secús está un poco más arriba...
...allí.
Afrontamos estas palas con decisión y ganando altura progresivamente....


Hacia el Este, entre las nubes aparece la majestuosa figura del Midi d´Ossau, gracias por la correción Igertu,...

...hasta que llegados a este punto cambiamos nuestro plan inicial de llegar hasta el collado de Secús y elegimos esta otra alternativa que nos parece mucho más atractiva.
Al llegar a casa he podido comprobar que es la misma ruta que el compañero Igertu realizó el pasado 27 de enero y al verlo me ha hecho gracia porque algunas fotos son casi iguales. Por cierto, si alguien quiere información útil de verdad sobre esta ruta que pinche en el link.

En la subida, el contraluz ofrecía preciosas imágenes...
...que yo me paraba a captar con la cámara, así de paso descansaba un poco porque, la verdad, iba ´bastante justito.
Y ahora aparece la última pala, la que lleva a la arista cimera. Muy bonito, pero con un puntito más de forma la hubiera disfrutado de verdad.
Arriba, el viento levantaba la nieve...
...y en algún momento alguna nube nos metió un poco el miedo en el cuerpo... como se adelante el temporal...
Pero no, el día seguía despejado y ya quedaba muy poquito. Superar esa cornisa...
...y plantarnos en la preciosa arista que nos llevaría a la cima. Allí va Jorgito. A mí al final me mordió el perro en el cuádriceps y tuve que parar a estirar un poco...
Pero al final llegué arriba donde nos hicimos la foto de rigor. Lo mejor de todo fue que cuando estábamos haciéndonos las fotos, apareció un tipo corriendo con un perro. Sí, llegaba a la cima corriendo, en zapatillas de deporte y camiseta... ¡Y nosotros allí con crampones, cortavientos y demás material! En fin, distintas formas de disfrutar la misma montaña.
Una panorámica con el Midi a la izquierda y... ayuda para identificar el resto de cumbres, por favor.
Iniciamos el descenso hacia el Sur...
...y en apenas dos horas ya estábamos llegando al refugio después de una gran jornada de montaña...
...que festejamos como dios manda. ¡Salud!


Estoy teniendo algunos problemas técnicos, cuando los solucione completaré este repor con unos bonitos vídeos, como siempre