domingo, 23 de septiembre de 2007

Tres cimas del macizo de Mampodre

Este fin de semana, por fin, le hemos hincado el diente a unas cimas a las que teníamos ganas desde hace tiempo. Se trata del Macizo de Mampodre, cerca de Riaño. Andrés ya estuvo una vez por aquí, pero el mal tiempo y un dolor de muelas de Quique, que le acompañaba, les hizo darse la vuelta.
Esta vez, cuando llegamos a Maraña, sobre las diez de la mañana, la cosa tampoco pintaba nada bien. Las nubes estaban bastantes metidas y entre ellas, ahí arriba, las montañas a las que queríamos subir. El macizo tiene cuatro cimas principales y puesto que subimos a tres de ellas podemos decir que hicimos
3/4 de la integral de Mampodre
Vamos, en nuestra tónica de dejar las cosas a medias, como los habituales bien recordarán de la 1/2 integral de Fuentes Carrionas.
En fin que a pesar de las nubes, nos pusimos en camino porque no es la primera vez que decidimos no intentarlo y después alguien nos cuenta que al final el día abrió y salió un día fantástico. Así que como la gloria está reservada para los valientes, Andrés, Jorgito y yo nos pusimos en marcha. Cogimos el camino que va hacia el puerto de Señales y pasamos al lado del albergue que en invierno puede venir muy bien para recorrer esta zona.

Al final, después de tomar el segundo desayuno, como los hobbits, empezamos a andar mirando siempre hacia arriba y al marrón que podíamos comernos. Pero bueno, si estaba de Dios que nos mojáramos, para eso están los chubasqueros, ¿no?

Por el camino encontramos esta mariposa, que dio un toque de sensibilidad aún mayor a nuestra marcha. Digo mayor porque casualmente, los tres machotes acabábamos de atravesar el pueblo ataviados con unas ceñidas mallas, lo que seguramente despertó la curiosidad de los lugareños. "Tres tíos en mallas que se van al monte... pues como no vayan a hacer ballet..."En la guía que yo llevaba, sugería una ruta que bordeaba la cresta Norte de la Peña de la Cruz, principal cima del macizo, para atacarla por el Oeste a través del collado de Valverde. Sin embargo, decidimos, por recomendación de Andrés utilizar la técnica de ascensión conocida como "a la mecagüendios", o sea, todo p´arriba.

El resultado fue que no tardamos en meternos en toda la nube, aunque la verdad es que la visibilidad no era del todo mala.

De su anterior intento, Andrés recordaba que había que ganar una pequeña peña a unos 1.800 metros, bajar un colladín y seguir hacia arriba. Llegados a este punto, mi altímetro marcaba 1.750 metros, así que lo corregí y seguimos.



Otra vez hacia arriba...

...y ¡sorpresa! El altímetro estaba bien y la peña, de 1.855 metros era ésta.



Al llegar a la cresta, el viento empezó a mover las nubes, clareaba por momentos y yo me lié a tirar fotos...

...la neblina nos envolvía (voy a soltar un tópico, aviso) creando a nuestro alrededor una atmósfera irreal (ya lo solté).

A nuestra derecha apareció la cumbre de la Polinosa...



...y un poco más arriba, el cielo se abrió y casi podíamos ver la cumbre.


...un poquito más...


...momentos disfrutones por la cresta con la Polinosa al fondo...

...y por fin, la cima: ¡yupi!

Foto oficial, en la cima de 2.192 metros...

...vídeo oficial...



...y después de comer un poco, tiramos hacia abajo. Allí al fondo se puede ver el Pico Yordas, que ya figura en nuestro haber. Primero por la cresta hasta la Peña del Convento...

...y luego por un trecho con más pendiente.
En una media hora nos plantamos en el collado de Valverde, donde improvisamos sobre la marcha. En lugar, de ir directamente a la Polinosa, decidimos subir primero a la Peña Cervunal, que en todas las guías aparece como Valcerrao. Pero al bajar, un parroquiano del bar nos dijo que ésa estaba en otro sitio, que a la que subimos se llama Cervunal.

Pues nada, aquí estamos llegando a la Peña Cervunal.

Y aquí en la cima, 2.165 metros, y la Peña de la Cruz, al fondo.

Llegados a este punto decidimos cambiar de planes.
Empezamos el descenso, que en ocasiones se puso pero que muy pindio...

...aunque también nos deparó momentos de gran belleza de camino al collado de Mampodre, que se ve abajo.

Una vez allí, para empezar la ascensión a la Peña del Mediodía, tuvimos que hacer una pequeña trepada en la que Jorgito nos ofreció un momento "ghost".


Y subir por la empinada ladera herbosa...
...que nos permitía ver abajo el pueblo del que habíamos salido...
...hasta que ganamos la cresta...
...que nos condujo a la cima, la Peña del Mediodía, de 2.175 metros. La tercera del día. ¡Oeee, oeee, oeee, oe, oe, oeee, oeee!

Desde aquí pudimos recorrer con la vista y con la cámara el camino que habíamos hecho.

Para completar una bonita ruta circular, decidimos bajar hacia el Este, primero por la cresta...
...después por una muy empinada zona verde en la que entonamos viejas canciones de La Trinca...
...y finalmente por una pedrera que si unas veces fue un auténtico coñazo, otras veces nos permitió bajar a la carrera y hacer unas risas



Y para terminar, la luz del atardecer sobre las cumbres que por la mañana nos tapaban las nubes y que ahora nos despedían con paisaje alpino con vaca incluida.


En total, siete horas y media de montañismo, unos 1.300 metros de desnivel positivo acumulado y muchas ganas de volver aquí con nieve a repetir estos tres cuartos de integral de Mampodre.

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