Ruido, cacharros, gente cantando, ha comenzado un nuevo día, los porteadores tienen ganas de salir, hoy llegaremos al campo base y termina su labor hasta que vuelvan a buscarnos. Huele a humo, no me cuesta desperezarme, quiero continuar el camino. Tengo hambre, buena señal, la altura no me está afectando. Salgo de la tienda algunos empiezan su ruta, los veo, alegres.
El cielo extraño no transmite confianza. Mejor que haga malo abajo, bueno puestos a pedir que sea los días de descanso en el campo base. No se cumplirá.
Aún así, las imágenes son de las que no se olvidan.
Cumplí junto con Jonás el propósito de llegar hasta el campo base con el traje local. La foto lo demuestra. No cabe duda, somos grandes y una vez más demostramos que la montaña no va reñida con la moda, nos encargábamos de llevar glamour al monte.
Cruzar aquella región nos llevaría todo el día, pero rodeados del espectáculo que nos ofrecían aquellas montañas de más de 7.000 metros, no nos importó lo más mínimo.
El agua limpiaba de arena y piedras el hielo creando valles y cañones en miniatura, ahora nos acompañaba también el ruido de las torrenteras.
Al fondo se encontraba el campo base. Aún no sabíamos dónde. La atmósfera de aquel momento me hace recordarlo ahora como si me encontrara entonces afectado por una maravillosa ensoñación. Pero ya a toro pasado os puedo decir que si os fijáis en el evidente estrato vertical de color claro que se encuentra en el centro de la foto, bajando hacía la izquierda y casi tocando con el glaciar se encontraba el campo base y siguiendo la arista hasta lo más alto, el campo I.
Veo unas tiendas amarillas a lo lejos, quizá…Las laderas probablemente del Malubiting, un montañón de 7453 metros, son testigo de nuestras pequeñas asambleas de reconocimiento.
A través de formidables grietas el enorme glaciar del Chogolungma nos muestra sus entrañas.
Son grandes, sin nieve que las cubra no muestran peligro, se esquivan pero van convirtiendo nuestra marcha en un laberíntico recorrido.
Bajo la famosa consigna “no caerse”, sorteamos algunos pasos más delicados.
Hay que ir con tiento, el glaciar roto en este punto, nos hace brincar, volver sobre nuestros pasos en busca del trazado bueno, da emoción a la jornada y nos permite disfrutar fotografiando.
El campo base aparece ante nuestros ojos más o menos en el mismo instante que la pregunta ¿cómo subimos hasta allí?
A la derecha de la foto anterior, un vertiginoso y minúsculo sendero trepa (que bien traída la palabra) por terreno descompuesto hasta nuestro destino. Jadeamos, sudamos, nos preguntamos porqué han subido el campamento allí arriba y fotografiamos a los porteadores, diminutos desde las alturas…
Jonás sube alegre y feliz, se le ve.
Yo en cambio, pensativo, analizo la tendencia que tienen las subidas pindias a estar al final de la jornada.
Lo hemos conseguido, nuestro hogar en las próximas semanas a 4.300 metros. Un lugar privilegiado en el corazón de las montañas de Haramosh.
En el campo base, descansamos, nos acostumbramos a la altura, charlamos, leemos, echamos de menos a nuestra gente y dormimos hasta que un día nos lanzamos al campo I. Primer porteo y pasar la tarde a una altura considerable, más de 5.000 metros.
Amanece un día claro y hay ganas…allá voy…
Os presento a Lola, subiendo es fácil de reconocer, sube como un moto.
La subida transcurre por una arista, la altura unida a las vistas sobre el glaciar Chogolungma nos deja atontados. Abajo, el campo base.
El ruido de los jadeos se mezclaba con el de las cámaras fotográficas. Permitidme esta libertad poética, todos sabemos que ahora las cámaras nos suenan nada, otro sonido que quedará en el olvido, como el de las máquinas de escribir…Tremendo el Malubiting.
Caramba ¡qué luces!
Aunque reviente la cámara, yo te saco ésta Jonás…
La elegancia de Xavier y la del Malubiting se aúnan en esta foto.
Jonás aparece con el Haramosh peak (eso me dijeron...) al fondo.
Casi sin darnos cuenta hemos llegado al campo I. No hace frío y estamos a más de 5.000 metros, eligiendo un lugar cómodo. No sentamos, comemos algo, estamos bien las risas lo demuestran. Nuestras miradas buscan rutas de ascensión al Malubiting, no cabe duda, se defiende bien…
Sus vertiginosas aristas y paredes de hielo acobardan a cualquiera por si solas, aún así nos muestra más habilidades, un alud barre una de sus brutales caras. El Karakorum está vivo.
Desde nuestra formidable atalaya el campo base se ha convertido en un minúsculo conjunto de colores ochocientos metros más abajo.
Hemos tenido suerte, el glaciar ha formado un pequeño charco de agua, podremos abastecernos mientras no se congele. Además, no hemos tenido que poner las tiendas sobre la nieve, no tendremos el suelo de la tienda tan frío. Estamos entre el abismo y el glaciar, digno balcón.
Las lenguas de hielo nos rodean, los lagos sobre ellas parecen heridas causadas por un clima que se está volviendo loco.
Así de bonito quedó nuestro apartamento. Al final descartamos construir la pista de tenis, no cumplía las medidas reglamentarias y no teníamos claro el puesto de recoge pelotas.
Una vez montado el campamento, nuestra labor del día ha concluido, volvemos al campo base. Nos sentimos bien, evidente con estas vistas.
Pues eso, sobran las palabras.
El camino por la arista es sencillo, a no ser que te lo compliques y era fácil hacerlo, lo hacíamos constantemente. Había un par de puntos que se convertían en trampas para nosotros. Nada grave, nos obligaba a utilizar las manos en algunos pasos con roca suelta y por supuesto nos llevaba a maldecir incluso…
La niebla nos empezó a envolver, lenta y silenciosamente.
Entre la bruma, como Brigadoon, aparece nuestro campo base para darnos cobijo después de una jornada alucinante.
2024/07/12 Vías ferrata de las cascadas de Fanes
Hace 2 días
7 comentarios:
Sin palabras me he quedau, compañero!!
Bueno sí, sólo una cosa: Bonita mochila...;)
Impresionante...no se puede decir nada más...
Qué paisajes... molan los trajes tradicionales... teníais que ir un día por los Picos de Europa así... sería pintoresco jajaja
Me habíais preguntado sobre el Lenin... pues el tema va encaminado. Estamos hablando con un grupo de montaña (A.M.A. Torrecerredo) para que salga más barato. Aún queda mucho tiempo hasta agosto del año que viene, pero os tendré informados. Un saludo!
Kopon!!
Vaya montañones Mr. !!!
Ale, no seas vaguete que queremos masssssssss
Ah Borjita... suerte con las montañas (con las de las cajas de la mudanza...) uff...
A L U C I N A N T E!!!!
No tengo palabras. No creo que nunca vaya a estar más cerca de esas cumbres que ahora leyendo tu reportaje... aunque nunca se sabe, jeje.
Saludos campeón!
Las imágenes fotos son dignas de la mejor publicación sobre el Karakorum.
Gracias por acercarnos estampas tan inaccesibles para algunos mortales. Enhorabuena!!!!!
Muy amables vuestros halagadores comentarios…así uno se anima a seguir contando estas historietas…
Mr Churches
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