Perú es el lugar perfecto para los amantes de las montañas, hay mil posibilidades y a cada cual más interesante. El lugar por excelencia de los montañeros es Huaraz, un pequeño pueblo que sirve como base para realizar numerosas “caminatas” (así lo llaman ellos) y para poder alcanzar la cima de los picos más famosos e importantes del país como son el Alpamayo o el Huascarán.
Como nisios que somos, Jorge y yo no podíamos dejar pasar la oportunidad de conocer este mágico lugar y para allá nos fuimos.
Como estuvimos más de 12 horas en autobús, decidimos realizar el primer día algo sencillo para poder hacer posteriormente una caminata más larga y compleja, así que nos decidimos por ir a conocer la laguna Llaca, que se encuentra a 4.474 metros de altitud.


Nada más llegar a la laguna tuvimos una media hora para poder disfrutar del espectáculo de la laguna.
Es impresionante, se trata de una laguna de origen glaciar, así que puedes contemplar unas aguas turquesas y de fondo, el blanco intenso del hielo.





Efectivamente... somos nisios, así que en Huaraz nos vino a buscar un coche y subimos hasta arriba en él. Pero no os creáis que somos vagos (un poco sí, pero no tanto), es que la actividad que decidimos realizar fue un descenso en bici, que parece muy sencillo pero tiene su dificultad...

Os pongo unas cuantas fotos más de esta preciosa Laguna para que podáis contemplar mejor las maravillas de Perú


Tras disfrutar de este espectáculo de la naturaleza, Jorgito y yo nos pusimos manos a la obra y comenzamos a realizar el descenso en bici. Una puntualización para todos aquellos que se animen a realizar esta actividad y lo quieran hacer a través de una empresa: antes de nada hay que asegurarse mucho de que la bici que os van a dar es buena y está en perfecto estado, porque sino podréis tener muchas dificultades e imprevistos que os pueden amargar la actividad.
La primera parte del descenso transcurre por un camino algo estrecho que está rodeado de vegetación.

En esta parte se pueden contemplar las mejores vistas de todo el recorrido.
La mayor dificultad la presentan las curvas cerradas que aparecen de vez en cuando y que te obligan a frenar al máximo porque, además, el camino está repleto de piedras que hay que esquivar. Al tener que utilizar tanto los frenos las manos sufren muchísimo, para que os hagáis una idea, al terminar el descenso yo tenía cuatro ampollas en las palmas de las manos, así que os recomiendo que llevéis guantes.




Qué bonitos paisajes...

A mitad del recorrido el camino se ensancha y las piedras desaparecen, es una carretera sin asfaltar y se puede disfrutar bastante más del recorrido.

En esta parte los paisajes cambian. Ya no hay glaciares y todo es bastante más llano, pero sigue siendo igual de espectacular


Poco a poco vas llegando hasta las zonas habitadas y comienzas a ver a la gente trabajando en los campos. Lo más habitual es ver a mujeres y niños haciendo las labores, yo me preguntaba dónde estarían los hombres...
Tras dos horas aproximadamente de descenso aparece por fin un pequeño pueblo que ha comenzado a tener algo más de vida en los últimos años gracias a las ruinas incas que posee.
Se trata de unas ruinas funerarias que han sido rehabilitadas hace poco tiempo y en las que puedes conocer un poco mejor cómo era la antigua civilización peruana. El único problema es que los intérpretes que te muestran las ruinas apenas saben hablar en español, sí, sí, por raro que parezca, no saben español porque el único idioma que hablan entre ellos es el Quechua.



Tras visitar las ruinas ya queda poco para llegar hasta Huaraz. Aquí se pueden elegir dos caminos, o bien se continúa por la carretera sin asfaltar o bien se coge otro camino que es más corto pero que está repleto de piedras. Al final, nosotros optamos por continuar por la carretera sin asfaltar porque ya teníamos las manos bastante reventadas (co-cocococo-cooooo, sí, somos un poco gallinas...)


Y, por fin, tras pedalear durante otra media hora aproximadamente entramos triunfales a Huaraz
Y como no podía ser de otro modo para terminar bien una experiencia nisia, nos esperaba una cerveza inmensa de recompensa!