Y al final superando nuevamente el miedo al folio en blanco, me siento a escribir más aventuras de un Nisio en Pakistán, me lleva tiempo. Ya en el colegio era un mundo juntar un par de frases sobre el tema “una tarde en el museo de cera”... Bien, pues ya teníamos montado el campo I. El plan era el siguiente, descansar un día y hacer un nuevo porteo al campo I, abastecerlo y dormir en él para mejorar nuestra aclimatación. Descansar en el base era un placer, creo que estaréis de acuerdo al ver esta imagen.
El tiempo volaba entre lecturas partidas de mus y paseos. Me gustaba acercarme al enorme Chogolugma, me sentaba a escuchar sus ruidos y chasquidos como quejas de un glaciar condenado a un evidente retroceso.
Y volvimos a salir monte arriba, el tiempo acompañaba camino al campo I, pero en cuestión de minutos, todo cambió.
El frío y la nieve aparecieron, aunque Jonás mostrara su rudeza en manga corta.
En unos instantes desaparecieron las ganas de hacer fotos y antes de que nos diéramos cuenta nos encontrábamos en el abrigo de las tiendas de campaña. Pero la tormenta fue fugaz y algo más breve que la siesta de la que disfrutamos nada más acomodarnos en nuestra pequeña morada. Al salir nuevamente al exterior, el panorama era otro.
Unos claros en el cielo, fueron aprovechados para los habituales rezos locales, o quizá esos rezos trajeron los claros, no lo sé.
Nos encontrábamos en una espectacular terraza. Un tenderete de Mahou hubiera hecho su agosto. La carencia de cerveza la suplíamos con té, bebida también muy diurética aunque sin las espirituosas propiedades de la otra. Propiedades que por cierto no necesitábamos demasiado, la altura y el paisaje se encargaban de hacernos flipar. Lola disfrutando de un tranquilo té.
Asomando un poco la cabeza por la puerta de mi tienda, esto era lo que veía.
Aún así me pasaba todo el rato fuera, paseando. Acompañadme a uno de esos paseos por el campo I. Primero una vista general con el pequeño charco que nos abastecía de agua, un lujo que nos ahorraba tiempo y combustible.
El paisaje se encargaba de dar belleza al lugar, de tal manera que incluso toparte con las tiendas de otras expediciones te permitía buscar la consagración en el mundo de la fotografía.
Hombre era fácil, apretabas el botón y salía esto.
El cielo se despejaba, lo que nos hacía esperar un atardecer de los que la memoria no deja caer en el olvido.
Y cumplió las expectativas. El Malabauting, el Harramosh, el Layla, tiñeron sus laderas para regocijo de nuestros sentidos.
Cuántas palabras necesitaría para describir esta imagen…
Sí, es “de nieve, huracán y abismos, el sitio de mi recreo…”, de la misma recordamos a Antonio Vega.
Y por encima de nosotros, el Spantik nos muestra su cara agradable y hermosa.
Al día siguiente aprovechamos para aclimatar y reconocer un poco la ruta al campo II.
Además de colocar alguna cuerda fija que me vino pintiparada para la fotografía del nuevo slogan.
Transcurrido el día, formamos una buena muchachada para deliberar de lo divino y de lo humano. Y pronto al saco, al día siguiente nos esperaba una dura jornada cargados al campo II.
Pero la montaña tenía otros planes, y es que a veces el Karakorum parece la morada de todos los inviernos. Una copiosa nevada nos dio los buenos días.
Y a escape, con cuidadín a buscar la tranquilidad del campo base. No caerse…
En el base, las expediciones se ponían nerviosas. Algunos llevaban tiempo allí y su estancia se terminaba. Los grupos se organizaban. Os contaré una historia. Había allí un personaje un tanto fanfarrón que no paraba de contar una expedición al mismísimo K2. El tipo contaba entre risas que llegó a una altura increíble mientras la gente se moría a su alrededor. A mí esa clase de heroicidades tienden a aburrirme por eso me fui sin saber el final, pero preguntándome si mi inglés era terriblemente malo y no entendía nada o si el tipo era un imbécil. Más tarde me demostraría que era un perfecto imbécil. Yo prefería escuchar al glaciar, sus crujidos hablaban de un tiempo que se le está acabando.
En fin, el asunto es que el tipo había estado en el campo II, había intentado llegar al campo III pero no lo consiguió, estaba muy peligroso. Quería hacer un último intento y colocar una cuerda fija. El no tenía y nos pidió las nuestras y algunos tornillos. El trato era fácil, se las llevaba, las utilizaba y las dejaba arriba. Todos salíamos ganando. Así salió con un compañero cargados como mulos. Pero el tiempo fue malo. Nosotros en el base, capeábamos el temporal.
Los días empezaban a estar justos, había que salir para arriba con el mal tiempo y esperar que mejorara. La sorpresa vino cuando nos encontramos al tipo bajando con todo el material, cuerdas, tornillos...Muy cabreado por no haber podido hacer nada, no nos quería devolver el equipo, lo quería dejar abajo…si el no había subido, no subía nadie. Jonás se transformó en un elegante mediador y con paciencia y educación consiguió después de un buen rato que nos devolviera el equipo. Nos lo echamos a la espalda y subimos. Alucinante, lo que le tenía que pesar la mochila al hombre, había muchos metros de cuerda fija…la até en la mía y al ponérmela no pude por menos que preguntarme si Sansón fue tan tonto. En fin, la gente está muy mal…
Al día siguiente, amaneció bueno…Arriba todos, que nos vamos al campo II!!!
Creo que éramos tres grupos, una hilera en condiciones.
Poco a poco nos íbamos dispersando
El tiempo era bueno, la temperatura agradable, fuimos afortunados.
Incluso necesitamos alguna paradita para quitarnos ropa y descansar, claro.
Leí hace tiempo un comentario sobre el Spantik de tipo experimentado, decía que la subida al campo II era una de las cosas más bonitas que había hecho en la montaña. ¿Qué opináis?
Era un campo minado de grietas.
Cada poco la cima aparecía, sólo había que seguir el espinazo.
Aunque íbamos por una arista, ésta estaba plagada de grietas, de vez en cuando las rocas afloraban como pedestales para nuestro descanso.
El número de grietas aumentaba, nos encordamos. Para llegar al campo III había que subir el merengue de hielo nieve del fondo. Ahí no lo sabíamos.
No nos hundíamos demasiado, se caminaba bien. El sol a veces severo nos hacía sudar.
Otras veces la sombra y las nubes nos recordaban los fríos pasados.
Más montañas, más glaciares, qué pena no vivir siempre para recorrerlos.
Por momentos la arista se estrechaba asomándonos hacia abismos de hielo. Sí, esos puntos sobre la arista son gente.
Alguno caminaba sólo, actividad poco recomendable. Os lo aseguro, había grietas que atravesaban la arista de arriba abajo.
Una expedición formada por gentes de varios países, se vio obligada por el mal tiempo a montar un campamento justo antes del último repecho serio antes del lugar elegido para montar el campo II. Se preparaban para moverlo, y unirse al resto.
Y por fin el campo II!!. Colocado en un lugar increíble, rodeado de inmensas grietas y vertiginosos precipicios no era lugar para sonámbulos. Ciertamente salir a mear se convertía en una aventura…
El tiempo volaba entre lecturas partidas de mus y paseos. Me gustaba acercarme al enorme Chogolugma, me sentaba a escuchar sus ruidos y chasquidos como quejas de un glaciar condenado a un evidente retroceso.
Y volvimos a salir monte arriba, el tiempo acompañaba camino al campo I, pero en cuestión de minutos, todo cambió.
El frío y la nieve aparecieron, aunque Jonás mostrara su rudeza en manga corta.
En unos instantes desaparecieron las ganas de hacer fotos y antes de que nos diéramos cuenta nos encontrábamos en el abrigo de las tiendas de campaña. Pero la tormenta fue fugaz y algo más breve que la siesta de la que disfrutamos nada más acomodarnos en nuestra pequeña morada. Al salir nuevamente al exterior, el panorama era otro.
Unos claros en el cielo, fueron aprovechados para los habituales rezos locales, o quizá esos rezos trajeron los claros, no lo sé.
Nos encontrábamos en una espectacular terraza. Un tenderete de Mahou hubiera hecho su agosto. La carencia de cerveza la suplíamos con té, bebida también muy diurética aunque sin las espirituosas propiedades de la otra. Propiedades que por cierto no necesitábamos demasiado, la altura y el paisaje se encargaban de hacernos flipar. Lola disfrutando de un tranquilo té.
Asomando un poco la cabeza por la puerta de mi tienda, esto era lo que veía.
Aún así me pasaba todo el rato fuera, paseando. Acompañadme a uno de esos paseos por el campo I. Primero una vista general con el pequeño charco que nos abastecía de agua, un lujo que nos ahorraba tiempo y combustible.
El paisaje se encargaba de dar belleza al lugar, de tal manera que incluso toparte con las tiendas de otras expediciones te permitía buscar la consagración en el mundo de la fotografía.
Hombre era fácil, apretabas el botón y salía esto.
El cielo se despejaba, lo que nos hacía esperar un atardecer de los que la memoria no deja caer en el olvido.
Y cumplió las expectativas. El Malabauting, el Harramosh, el Layla, tiñeron sus laderas para regocijo de nuestros sentidos.
Cuántas palabras necesitaría para describir esta imagen…
Sí, es “de nieve, huracán y abismos, el sitio de mi recreo…”, de la misma recordamos a Antonio Vega.
Y por encima de nosotros, el Spantik nos muestra su cara agradable y hermosa.
Al día siguiente aprovechamos para aclimatar y reconocer un poco la ruta al campo II.
Además de colocar alguna cuerda fija que me vino pintiparada para la fotografía del nuevo slogan.
Transcurrido el día, formamos una buena muchachada para deliberar de lo divino y de lo humano. Y pronto al saco, al día siguiente nos esperaba una dura jornada cargados al campo II.
Pero la montaña tenía otros planes, y es que a veces el Karakorum parece la morada de todos los inviernos. Una copiosa nevada nos dio los buenos días.
Y a escape, con cuidadín a buscar la tranquilidad del campo base. No caerse…
En el base, las expediciones se ponían nerviosas. Algunos llevaban tiempo allí y su estancia se terminaba. Los grupos se organizaban. Os contaré una historia. Había allí un personaje un tanto fanfarrón que no paraba de contar una expedición al mismísimo K2. El tipo contaba entre risas que llegó a una altura increíble mientras la gente se moría a su alrededor. A mí esa clase de heroicidades tienden a aburrirme por eso me fui sin saber el final, pero preguntándome si mi inglés era terriblemente malo y no entendía nada o si el tipo era un imbécil. Más tarde me demostraría que era un perfecto imbécil. Yo prefería escuchar al glaciar, sus crujidos hablaban de un tiempo que se le está acabando.
En fin, el asunto es que el tipo había estado en el campo II, había intentado llegar al campo III pero no lo consiguió, estaba muy peligroso. Quería hacer un último intento y colocar una cuerda fija. El no tenía y nos pidió las nuestras y algunos tornillos. El trato era fácil, se las llevaba, las utilizaba y las dejaba arriba. Todos salíamos ganando. Así salió con un compañero cargados como mulos. Pero el tiempo fue malo. Nosotros en el base, capeábamos el temporal.
Los días empezaban a estar justos, había que salir para arriba con el mal tiempo y esperar que mejorara. La sorpresa vino cuando nos encontramos al tipo bajando con todo el material, cuerdas, tornillos...Muy cabreado por no haber podido hacer nada, no nos quería devolver el equipo, lo quería dejar abajo…si el no había subido, no subía nadie. Jonás se transformó en un elegante mediador y con paciencia y educación consiguió después de un buen rato que nos devolviera el equipo. Nos lo echamos a la espalda y subimos. Alucinante, lo que le tenía que pesar la mochila al hombre, había muchos metros de cuerda fija…la até en la mía y al ponérmela no pude por menos que preguntarme si Sansón fue tan tonto. En fin, la gente está muy mal…
Al día siguiente, amaneció bueno…Arriba todos, que nos vamos al campo II!!!
Creo que éramos tres grupos, una hilera en condiciones.
Poco a poco nos íbamos dispersando
El tiempo era bueno, la temperatura agradable, fuimos afortunados.
Incluso necesitamos alguna paradita para quitarnos ropa y descansar, claro.
Leí hace tiempo un comentario sobre el Spantik de tipo experimentado, decía que la subida al campo II era una de las cosas más bonitas que había hecho en la montaña. ¿Qué opináis?
Era un campo minado de grietas.
Cada poco la cima aparecía, sólo había que seguir el espinazo.
Aunque íbamos por una arista, ésta estaba plagada de grietas, de vez en cuando las rocas afloraban como pedestales para nuestro descanso.
El número de grietas aumentaba, nos encordamos. Para llegar al campo III había que subir el merengue de hielo nieve del fondo. Ahí no lo sabíamos.
No nos hundíamos demasiado, se caminaba bien. El sol a veces severo nos hacía sudar.
Otras veces la sombra y las nubes nos recordaban los fríos pasados.
Más montañas, más glaciares, qué pena no vivir siempre para recorrerlos.
Por momentos la arista se estrechaba asomándonos hacia abismos de hielo. Sí, esos puntos sobre la arista son gente.
Alguno caminaba sólo, actividad poco recomendable. Os lo aseguro, había grietas que atravesaban la arista de arriba abajo.
Una expedición formada por gentes de varios países, se vio obligada por el mal tiempo a montar un campamento justo antes del último repecho serio antes del lugar elegido para montar el campo II. Se preparaban para moverlo, y unirse al resto.
Y por fin el campo II!!. Colocado en un lugar increíble, rodeado de inmensas grietas y vertiginosos precipicios no era lugar para sonámbulos. Ciertamente salir a mear se convertía en una aventura…
15 comentarios:
Jue, pedazo de aventura, de fotos, de sitios...
La foto con el logo "south face" esta brutal :DDDD
Saludos!
vaya fotos. Me he quedao' con la boca abierta. Que paisajes...
Yo como este veranito no tengo vacaciones tendré que esperar a septiembre para subir alto. Bufff que espera más larga...
vaya historia más interesante.
Magnífico!
cagonla, despues de esas imagenes cualquier gesta que haga se queda en ná...
un lujo para la vista , si señor
Andrés, eres un machote. Debiste pedir el teléfono al individuo este cantamañanas para quedar un día el Nisio Team y darle una paliza en condiciones. Se me ocurre atarlo con una cuerda (fija, por supuesto) y hacerle ver hasta el desvanecimiento una selección de momentos místicos con música new age de Al filo de lo imposible. Después se puede optar por los pioletazos en el escroto o por ponerle el culo como un bebedero de patos.
El fratello
Si es que...estás hecho un poeta!!!!Y eso que eres de Ciencias!!!
Una pasada de sitio, de aventura y por supuesto de fotos!!!
Mmmm me ha parecido ver un atardecer ejem ejem....Ya sabes lo que toca!!!!!A mi carpeta!!!!jeje.
Por cierto, creo que sigues teniendo la deuda....de la ESCALADA!!!!Ponlo, ponlo!!!!
Una pasada el Spantik y lo que queda de aventura por contar :) El año que viene el proyecto del Lenin sigue en marcha... os mantendré informados, como habíamos hablado. De momento ya somos unos 6 (sin contaros) así que habrá nivel. No pasará de este verano que nos conozcamos personalmente en Picos :) Un saludo!!
Andrés, ya ves que las masas te aclaman.
Yo no voy a ser menos y a tus pies me postro, compañero.
Vaya fotazas, increible.Creo que nnuca estaré en un sitio asi...
Cuelga la proxima parte prontoooooooooo
Por cierto, estaria bien (si aceptas sugerencias) q contaras de cuando en cuando por que altitudes ibais o la de cada campo base asi como la temperatura.
Un saludo, enhorabuena.
QUE ENVIDIA MAS SANA, ÁNIMO Y QUE NO DECAIGA, MAGNIFICO REPOR Y FOTOS, !!!QUE ENVIDIA!!!
magnificas fotos!!!
y muy bueno el blog, lo he descubierto hace poco y ya lo sigo asiduamente
Mrs. Churches esperaba la continuación con ganas y al fin he sacado un rato para leerla.
Es increible todo aquello. Que cumbres y que glaciares... como me gustaría tan solo escucharlo.
Ánimo para terminar de contar el relato y enhorabuena una vez más por tal aventura.
¡¡¡Saludos!!!
Efectivamente Raúl, me di cuenta tarde de que no había puesto la altura del campo II, está aproximadamente a 5.400 metros. Me lo apunto para la próxima, que por cierto, con los ánimos que dan tantos halagos aparecerá en breve.
Que aventura¡
Hola
Estuve visitando tu Blog y está excelente, permíteme felicitarte.
Sería un gusto contar con tu blog en mi directorio y estoy segura que para mis visitas será de mucho interés.
Si lo deseas no dudes en escribirme a jackiesj0801@gmail.com
Exitos con tu blog.
Un beso
Jackie
Me he quedao flipao, Andrés!!!!
Preciosas fotos y una narración que me ha hecho estar allí oyendo los crujidos del glaciar por un momento... Debe ser una experiencia inolvidable el Karakorum...
Pon rápido el siguiente!!!!
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