En principio este fin de semana no iba a haber oportunidad de salir al monte. Tocaba minireunión familiar y las decisiones votadas por la mayoría apuntaban a playa, comilonas y paseos con helado. No era mal plan. Sin embargo, finalmente, mi cuñado Luis y un servidor logramos aprobar nu plan alternativo, para nosotros dos, claro. Mientras las chicas iban a la playa, nosotros nos subíamos un monte y ya quedábamos a eso de las tres para la paella. Perfecto. Ahora sólo queda buscar un sitio al que subir que no estuviera lejos y con una ascensión no muy larga... Buscamos en Mendikat y, como siempre, encontramos una montaña que se adecuaba perfectamente a nuestro plan. El Poo o Abidules (922m), en los Picos de Ozalba, cerca de Puentenansa. Una bonita cresta caliza con varias cimas que intentaríamos recorrer. Desde el collado de Ozalba, veíamos el primer objetivo del día: el Huerto del Diablo, sugerente nombre, sí señor y bonita estampa.
Y hacia el oeste, toda la cresta que pretendíamos recorrer; el Poo es el último. Para variar, esta vez tampoco salimos demasiado pronto, entre ponte bien y estate quieto, entre desayuna y espera que me he olvidado las botas en casa, no empezamos a andar hasta pasadas las doce. Ahí va Luis empezando a caminar por la pista. Yo me reía porque con esos pantalones largos iba a pasar calor... y ya se sabe que el que ríe el último ríe mejor. En la reseña de Mendikat pone que se tarda una hora y diez minutos hasta la cima del Pico Poo...
...claro, que eso era la ascensión directa al Poo, pero nosotros no dirigíamos a la collada de Hortigal, ahí enfrente, para coger la cresta. Así que dejamos la pista y subimos todo recto al lado del vallado.
Así que acabamos primero entre los helechos y luego en medio del bosquete intentando buscar una salida hacia las llambrias que levan a la collada. Ahora Luis, con sus pantalones largos, se ríe más que yo, que empiezo a acumular en las piernas toda clase de arañazos.
Así que acabamos primero entre los helechos y luego en medio del bosquete intentando buscar una salida hacia las llambrias que levan a la collada. Ahora Luis, con sus pantalones largos, se ríe más que yo, que empiezo a acumular en las piernas toda clase de arañazos.
Al final no se nos da mal la cosa y tirando de intuición salimos de la maleza. Hacia arriba vemos la fuerte y herbosa pendiente que nos queda y atrás queda la carretera y el coche.
Por el oeste asoma ese cresterío, creo que es el mismo que veíamos cuando subimos al Pico de Paña, vaya pinta tiene...
No tardamos en llegar a la colla de Hortigal a la derecha queda el Castillo (829m) y enfrente aparece el mar cuya brisa nos hace el calusoroso día más llevadero.
Por allí, en la playa, estarán las chicas, bueno y también Alvaro, el otro cuñado, a quien esto de subir montes se la trae al pairo. Él se lo pierde. Nosotros vamos a coronar la primera cima del día. Pronto sabremos que también es la última.
Por allí, en la playa, estarán las chicas, bueno y también Alvaro, el otro cuñado, a quien esto de subir montes se la trae al pairo. Él se lo pierde. Nosotros vamos a coronar la primera cima del día. Pronto sabremos que también es la última.
La subida es fuerte y por un terreno poco cómodo, ladera herbiosa inclinada jalonada con algunas rocas. Vamos allá.
Parece que por esa canaleta será más fácil... o, más bien, menos complicado. Qué forma de resbalarse, qué forma de meter el pie entre las rocas...
Pero nada que dos nisios no puedan superar. Allá va Luis llegando ya a al cima...
...ahí está, con el resto del cresterío al fondo. Echamos cuentas y calculamos que para llegar a la peña del fondo, el Poo, tardaremos más de una hora. Ahora es la una y media, así que todos nuestros horarios y planes se van al garete. Se impone una llamada a la autoridad competente. La breve conversación se salda con un cambio de planes. Nos olvidamos de la cresta y decidimos bajar para llegar sobre las tres a comer a Oyambre, la playa en la nos esperan.
...ahí está, con el resto del cresterío al fondo. Echamos cuentas y calculamos que para llegar a la peña del fondo, el Poo, tardaremos más de una hora. Ahora es la una y media, así que todos nuestros horarios y planes se van al garete. Se impone una llamada a la autoridad competente. La breve conversación se salda con un cambio de planes. Nos olvidamos de la cresta y decidimos bajar para llegar sobre las tres a comer a Oyambre, la playa en la nos esperan.
Pues nada, foto de cima en el Huerto del Diablo...
...vídeo...
...y para abajo. Ahí está Luis recorriendo los últimos metros de la cresta de nuestra cima del día. Ahora toca buscar el camino de bajada...
...la verdad es que no hay mucho donde elegir. Es todo para abajo.
Por el camino me entretengo fotografiando unas florecitas, que mi ignorancia me impide identificar...
...bueno, ésta es una margarita...
...¿y ésta?
Tras destrepar una zona rocosa, y descender la herbosa e inclinada ladera llegamos a una zona de maleza. El caso es que hemos visto una casa entre os árboles y hemos pensado que habrá un caminito que lleve hasta ella y suponemos que siguiéndolo, llegaremos a la pista y luego a la carretera...
Vale, ahí está la casa...
Vale, ahí está la casa...
...pero el único rastro de camino que encontramos nos lleva al frondoso bosque...
...así que retrocedemos y caminamos por piedras y llambrias sobre la línea del bosque para rodear la peña por debajo y tratar de encontrar el camino de subida. En eso me acuerdo de que llevo el móvil con el GPS activado, ¡yupi! sólo hay que ir a buscar el track de subida, para encontrar el camino bueno...
...dicho y hecho... y yo que era más bien reacio a estos aparatos... supongo que al final hubiera encontrado el camino, pero es que así, fuimos a tiro hecho. Nada, nada, ya estamos en el coche.
Luego, carretera hasta la playa de Oyambre, que estaba hasta la bandera, por cierto, nos dimos un chapuzón que supo gloria...
...y nos tomamos una cervecita, que nos la habíamos merecido.
...y nos tomamos una cervecita, que nos la habíamos merecido.
Conseguimos comer en el chiringuito El Pájaro Amarillo, que debe su nombre al avión que en 1929 hizo un aterrizaje de emergencia en esta playa de Oyambre tras cubrir la travesía del Atlántico,. Era la primera vez que un vuelo trasatlántico tocaba tierra en España. Al fondo de la playa hay un monolito que lo recuerda. Por si alguno quiere más información sobre esta curiosa historia, el día 14 de junio se cumplió el ochenta aniversario de la gesta y el Diario Montañés sacó este reportaje. Que no todo va a ser montaña, hombre, un poco de culturilla nunca viene mal que no se sabe cuando te puede tocar una pregunta sobre el tema en una partida de Trivial y entonces, vas y te cubres de gloria.
Por cierto, que se me olvidó poner el track y el mapita. Sólo una cosa, la subida hasta la cima está bien, pero en el descenso se perdió la señal y hay un tramo que baja directo por donde no se debe bajar.
5 comentarios:
Ahí, ahí, metiendo la culturilla en los reportajes. Me ha gustado, os salió un día completo.
Como me ha gustado lo de la llamada a la autoridad...jejejeje
Y vaya, veo que en el chiringuito las cañas son pequeñitas....
que tio mas prolifico, si señor,no desaprovechas ni una ocasion, jejeje, vaya birroto! parece el oktoberfest
Me ha encantado!! Un poco de montaña y una cerveza en la playa, el día perfecto.
Saludos.
Si señor, a eso llamo yo aprovechar bien un día. Y lo de la crevecita, hombre, cervecita cervecita, más bien cervezota ¿no? ¡juas!
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