Bueno, nos habíamos quedado bajando de Góriz a buen ritmo y con la decisión de hacernos el Moncayo antes de volver a casa. La bajada hasta la pradera de Ordesa nos llevó apenas cuatro horitas y en un periquete estábamos montados en el coche camino del sur: Torla, Biescas, Huesca, Zaragoza... y un bonito pueblo de no menos bonito nombre donde no pude evitar hacerme un retrato de esta guisa. Ególatra que es uno. Sobre las siete de la tarde llegamos a Ágreda, en Soria, pillamos habitación para dos (camas separadas, por favor) en el Hostal Doña Juana. Muy majetes, nos dieron una con vistas al Moncayo (y a la gasolinera) y tras tomar unas cervezas y unas raciones por el pueblo nos fuimos a dormir.
A las siete y media nos levantamos y tras desayunar con calma, nos fuimos hasta Cueva de Ágreda. Aquí dejamos el coche para empezar a caminar. Terminamos de preparar la mochila, nos untamos bien de crema para el sol que se preveía y, sin más, sobre las nueve y media empezamos a andar. Y para acompañar voy a poner esta canción, que tengo yo hoy el cuerpo de Beatles:
Primero entre unas huertas, siempre con la cumbre del Moncayo al fondo, que por esta vertiente sólo tenía unas manchas de nieve...
... y luego por esta pradera, que se aprovecha como campo de fútbol. Arriba enlazaremos con la pista que, tras atravesar un bonito y espeso robledal, nos llevará hacia el valle del río Mulas, que baja desde el Moncayo.
El camino no tiene pérdida. Sólo hay que seguir las marcas de GR, que aparecerán por doquier. Por cierto, con esa mochilita, sí que se andaba bien...
Tras salir del bosque el camino coge un poco más de inclinación, pero siempre por un sendero cómodo y bien marcado. El rumor del agua que baja del deshielo hace más bonita la marcha.
Al lado del riachuelo nos encontramos esto. Efectivamente, son restos de un avión. A lo largo de la subida hallaremos más piezas. Sí que me suena algún accidente aéreo por esta zona, pero recuerdo exactamente cuándo. Se admite cualquier información que complemente mi ignorancia.
Al llegar a este punto, dudamos si irnos hacia la izquierda y atacar la cumbre desde el Collado de Castilla o seguir por el marcado sendero.
Aquí, las marcas, sobre la piedra de abajo aunque poco visible por el reflejo del sol, nos indican claramente que crucemos el arroyo y tiremos hacia arriba.
Sin embargo, la vaguada había acumulado nieve y, como ya habíamos sobrepasado la dosis máxima semanal en los dos días de Ordesa, preferimos desviarnos un poco. Además, Navarro llevaba zapatillas de treking poco impermeables.
Al final, nos salimos completamente del camino y tiramos to´tieso pa´rriba. Allí al fondo va Navarro... y decía que no iba muy fino, el traidor.
Óscar se fue a ganar la redondeada arista, mientras yo tracé una directa a la cima por la incómoda pedrera.
Aquí, me espero para colocarnos un forro polar de los finos, que empezaba a dar el aire. La verdad es que las vistas eran magníficas. El valle que acabamos de recorrer, con las dos grandes curvas que hace el río, el pueblo de Cueva de Ágreda, los campos de cultivo, Castilla...
Y en poco más de dos horas y media llegábamos a la cima...
Foto en la cima. Creo que aquí había una imagen de la Virgen del Pilar, colocada por los mañicos. No sé que habrá sido de ella. Los guantes que llevo son cortesía del Sr.Navarro, que a mí se me olvidaron en el coche... y corría peligro de quedarme sin dedos...¡joder con el viento!
Y el vídeo en el que se aprecia cómo sopla el proverbial cierzo del Moncayo, lo que no se aprecia, a pesar de meter un poco el zoom, son las vistas de los Pirineos y de las Sierras de Urbión y la Demanda que teníamos.
Nos resguardamos del viento en este vivac y sacamos el jamón ibérico, de Guijuelo por supuesto, que habíamos llevado para la cima del Perdido, pero en fin... nos supo igual de bueno y nos sirvió para hacer un guiño a posibles nuevos patrocinadores...
Tras echar una conversación y compartir las dos últimas lonchas de jamón con dos navarricos que subieron por la parte zaragozana, nos fuimos para abajo con un ojo puesto en la pedrera y otro en el maravilloso paisaje.
El descenso nos brindó fotos tan bonitas como ésta...
No tardamos en llegar al sendero del valle, por el que avivamos un poco el ritmo. Sin necesidad de infringir las normas de tráfico íbamos a estar en Palencia a media tarde, justo para dar un paseo con nuestras contrarias... lo que a buen seguro nos hará ganar unos valiosos puntos. Sí, de esos canjeables por días de montaña con los amigos. Qué sabios somos...
A poco más de diez minutos del pueblo nos encontramos con este pastor que echaba el día con sus ovejas por estos parajes.
A las siete y media nos levantamos y tras desayunar con calma, nos fuimos hasta Cueva de Ágreda. Aquí dejamos el coche para empezar a caminar. Terminamos de preparar la mochila, nos untamos bien de crema para el sol que se preveía y, sin más, sobre las nueve y media empezamos a andar. Y para acompañar voy a poner esta canción, que tengo yo hoy el cuerpo de Beatles:
Primero entre unas huertas, siempre con la cumbre del Moncayo al fondo, que por esta vertiente sólo tenía unas manchas de nieve...
... y luego por esta pradera, que se aprovecha como campo de fútbol. Arriba enlazaremos con la pista que, tras atravesar un bonito y espeso robledal, nos llevará hacia el valle del río Mulas, que baja desde el Moncayo.
El camino no tiene pérdida. Sólo hay que seguir las marcas de GR, que aparecerán por doquier. Por cierto, con esa mochilita, sí que se andaba bien...
Tras salir del bosque el camino coge un poco más de inclinación, pero siempre por un sendero cómodo y bien marcado. El rumor del agua que baja del deshielo hace más bonita la marcha.
Al lado del riachuelo nos encontramos esto. Efectivamente, son restos de un avión. A lo largo de la subida hallaremos más piezas. Sí que me suena algún accidente aéreo por esta zona, pero recuerdo exactamente cuándo. Se admite cualquier información que complemente mi ignorancia.
Al llegar a este punto, dudamos si irnos hacia la izquierda y atacar la cumbre desde el Collado de Castilla o seguir por el marcado sendero.
Aquí, las marcas, sobre la piedra de abajo aunque poco visible por el reflejo del sol, nos indican claramente que crucemos el arroyo y tiremos hacia arriba.
Sin embargo, la vaguada había acumulado nieve y, como ya habíamos sobrepasado la dosis máxima semanal en los dos días de Ordesa, preferimos desviarnos un poco. Además, Navarro llevaba zapatillas de treking poco impermeables.
Al final, nos salimos completamente del camino y tiramos to´tieso pa´rriba. Allí al fondo va Navarro... y decía que no iba muy fino, el traidor.
Óscar se fue a ganar la redondeada arista, mientras yo tracé una directa a la cima por la incómoda pedrera.
Aquí, me espero para colocarnos un forro polar de los finos, que empezaba a dar el aire. La verdad es que las vistas eran magníficas. El valle que acabamos de recorrer, con las dos grandes curvas que hace el río, el pueblo de Cueva de Ágreda, los campos de cultivo, Castilla...
Y en poco más de dos horas y media llegábamos a la cima...
Foto en la cima. Creo que aquí había una imagen de la Virgen del Pilar, colocada por los mañicos. No sé que habrá sido de ella. Los guantes que llevo son cortesía del Sr.Navarro, que a mí se me olvidaron en el coche... y corría peligro de quedarme sin dedos...¡joder con el viento!
Y el vídeo en el que se aprecia cómo sopla el proverbial cierzo del Moncayo, lo que no se aprecia, a pesar de meter un poco el zoom, son las vistas de los Pirineos y de las Sierras de Urbión y la Demanda que teníamos.
Nos resguardamos del viento en este vivac y sacamos el jamón ibérico, de Guijuelo por supuesto, que habíamos llevado para la cima del Perdido, pero en fin... nos supo igual de bueno y nos sirvió para hacer un guiño a posibles nuevos patrocinadores...
Tras echar una conversación y compartir las dos últimas lonchas de jamón con dos navarricos que subieron por la parte zaragozana, nos fuimos para abajo con un ojo puesto en la pedrera y otro en el maravilloso paisaje.
El descenso nos brindó fotos tan bonitas como ésta...
No tardamos en llegar al sendero del valle, por el que avivamos un poco el ritmo. Sin necesidad de infringir las normas de tráfico íbamos a estar en Palencia a media tarde, justo para dar un paseo con nuestras contrarias... lo que a buen seguro nos hará ganar unos valiosos puntos. Sí, de esos canjeables por días de montaña con los amigos. Qué sabios somos...
A poco más de diez minutos del pueblo nos encontramos con este pastor que echaba el día con sus ovejas por estos parajes.
Charlamos un rato con él y retomamos nuestro camino.
Tardamos una hora y media en bajar. La verdad es que me ha sorprendido esta montaña. Me esperaba una ruta menos bonita, me alegro de haberme equivocado.
5 comentarios:
Si rebuscas en mi blog verás las aventuras que tuvimos el año pasado nosotros en el MOncayo con un Cierzo de órdago.
Respecto a los pueblos con el nombre de uno mismo, es curioso, yo tengo la misma foto en un pueblo francés que se llama MArc y que está cerca del refugio de Pinet para ascender a la Pica d'Estats.
Muy buena Borja, yo lo tengo subido desde la vertiente aragonesa. Bonitas fotos, como siempre, y bien relatado. Qué humor tienes... Por cierto, me suena lo de los puntos canjeables.
Heip... que paz debisteis de disfrutar, no se vé ni un alma.
Enorabuena por una cima más del librito.
Besotes desde Magndril.
Por esa zona ha habido muchos accidentes, ya que si no me equivoco está cerca del polígono de tiro de Las Bárdenas Reales. El último que he encontrado: el trece de marzo del 2000, dos F-18 colisionan en el aire, cayendo a menos de dos kilómetros de la ciudad de Ejea de los Caballeros. También hay leyendas urbanas que hablan de accidentes sin documentar...
http://www.elpais.com/articulo/espana/ESTADOS_UNIDOS/Perecieron/ocupantes/avion/Hercules/EE/UU/estrello/cerca/Moncayo/elpepiesp/19840301elpepinac_25/Tes/
Se estrelló un Hercules de los EEUU el 29/2/84 (Sí, era bisiesto), aunque según parece fue en la otra vertiente. Me da que Borja queda muy lejos, aunque eso de que hubo soldados con congelación me provoca errores.
Por lo demás, enhorabuena por el blog, ameno y entretenido y con muy buen sentido del humor
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