Viene de aquí
Tras las exitosas ascensiones al Pasochoa (4.200m) y al Illinizas Norte (5.126m) tocaba jornada de descanso para afrontar con garantías el asalto al Cotopaxi. El destacamento de The South Face en el Ecuador (Martita y Jorgito) se enfrentaba ahora a una disyuntiva: Quedarse en el albergue vagueando al sol y haciendo un poco el canelo o buscar una actividad y aprovechar el día.
Cerca en el espacio, que no en el tiempo, se encontraba la laguna Quilotoa (3460m) y dado que el canelo se puede hacer en cualquier sitio, decidimos acercarnos a dar un paseín y ver que se cocía por allí. Solo había que coger un par de buses y listo. Con premonitorio nombre nos espera el autobús que nos llevará de Latacunga a Zumbahua
Tras las exitosas ascensiones al Pasochoa (4.200m) y al Illinizas Norte (5.126m) tocaba jornada de descanso para afrontar con garantías el asalto al Cotopaxi. El destacamento de The South Face en el Ecuador (Martita y Jorgito) se enfrentaba ahora a una disyuntiva: Quedarse en el albergue vagueando al sol y haciendo un poco el canelo o buscar una actividad y aprovechar el día.
Cerca en el espacio, que no en el tiempo, se encontraba la laguna Quilotoa (3460m) y dado que el canelo se puede hacer en cualquier sitio, decidimos acercarnos a dar un paseín y ver que se cocía por allí. Solo había que coger un par de buses y listo. Con premonitorio nombre nos espera el autobús que nos llevará de Latacunga a Zumbahua
Aquí las esperas son frecuentes, siempre te dicen "Ahoritita sale el bus señor", pero en realidad ni los más sabios del lugar pueden adivinar cuando arrancará. Mientras, me entretengo fotografiando el ambiente, dos señoritas con sus elegantes sombreros por aquí...
Y el Cotopaxi por allá.
Lo de dos buses y listo en teoría pinta muy bien, en la práctica la carretera estaba en obras y el trayecto se va a hacer muy largo
En las alturas las mujeres con sus ponchos dan colorido a las verdes y frías montañas
Tras cuatro horas de bus llegamos a Zumbahua donde se celebra este animado mercado
Y finalmente a Quilotoa (3914m). Aquí el tiempo transcurre despacio y sus gentes se lo toman con calma, a nosotros en cambio nos falta tiempo para ir a asomarnos detrás de ese chamizo
El sopor de las horas de bus se esfuma abrumado por tanta belleza. La laguna Quilotoa descansa en el fondo de un inmenso cráter, sus aguas verde esmeralda dibujan un recuerdo imborrable. Es un sitio sobrecogedor, uno de esos que te hacen sentirte pequeñito. Los lugareños nos cuentan que no tiene fondo, pero los geógrafos estiman que tiene unos 250 metros de profundidad. Nosotros, por supuesto, creemos a los paisanos. Desde el borde, la laguna no parece estar muy lejos, unos 400 metros de desnivel y un sendero nos indica el camino de bajada, así que ¡¡¡al agua patos!!!
Pedimos a dos chicos que venían en el bus que nos hagan una foto
Resultan ser unos suizos bastante colgaos a los que acaban de robar la cámara de fotos y nos piden que les mandemos algunas. Juntos, de charleta, comenzamos el descenso, vienen desde Colombia y nos cuentan que allí por donde van les bautizan como "Suizos locos", están dando la vuelta al mundo y parecen pasarlo pipa. Entre risas pasamos por este pasillo tan molón.
Martita presa de la emoción haciendo el moñas
Y los suizos como unas castañuelas haciendo honor a su apodo
pero también tienen su coranzoncito y se ponen sensis
En poco más de media hora llegamos a la orilla
la quietud del agua, las montañas y el solillo lo llenan todo, es fácil quedarse embobado.
Un grito me saca de mi letargo, cuando vuelvo la vista, los suizos locos no se lo han pensado y disfrutan de un placentero baño. El agua está fría de verdad y dicen que es salada.
Un posadete porque nosotros lo valemos
No sabemos a que hora es el último bus de vuelta así que decidimos regresar, estamos a casi 4000 metros y seguro que éstas rampas nos hacen sacar la lengua.
Los suizos locos cuales sherpas subiendo descalzos
Tras una hora de esfuerzo estamos de nuevo arriba, donde hacemos otra foto de esta singular muchachada
El espíritu nisio vuela libre como el cóndor
y como no podía ser de otro modo, unas birras bien frescas sellan nuestra recién estrenada amistad
mientras, las horas lentas siguen marcando el ritmo en Quilotoa
En total ocho horas de autobús para tres horas gozando como animalillos. Seguro que hay a quien no le salen las cuentas, pero como los suizos, los nisios estamos un poco locos y claro que merece la pena.
Justito para la cena llegamos de nuevo al albergue donde Valeria, una italiana simpática, invitó a los presentes a mojitos para celebrar su cumple, nosotros preferimos otra birra. Con el corazón blandito nos vamos a la cama, mañana nos aguarda el Cotopaxi
2 comentarios:
qué relato más interesante, enhorabuena Jorgito!
Enhorabuena chicos, la laguna es impresionante, sobre cuando vas subiendo hacia el cráter, sin haber visto fotos previas y no sabes exactamente qué te vas a encontrar, guaaaauuuuu!!!!
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