El día era soleado, el sendero llanito, el paisaje inigualable y la compañía inmejorable, así que andábamos sin prisa y entonando viejas canciones campamentales. De vez en cuando algún arroyuelo se nos cruzaba añadiendo un pequeño aliciente a nuestra marcha.
Pronto el camino empezó a subir y nos permitió echar la vista atrás para ver al fondo, a lo lejos, el Paso del Viento, el Glaciar Túnel y el camino que habíamos recorrido aquella mañana.
Y un poco más arriba empezó otra vez el espectáculo, Al lado del Cerro Solo, emergió la fálica cumbre del Torre...
...y un poco más adelante, otra vez. Atraía como un imán nuestras miradas y nuestras cámaras de fotos. Que quede constancia de que estuvimos allí. Si Roy, el replicante de Blade Runner, vio "cosas que vosotros no creeríais" como "atacar naves en llamas más allá de Orión" y "Rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser", nosotros vimos tormentas blancas sacudiendo las paredes del Cerro Torre, qué pasa.
Eso fue un rato, claro. Luego, otra vez el bosque...
...y ahora justo delante del Fitz Roy. Por cierto, que creo que cuatro chicos de Liverpool nos han plagiado descaradamente esta foto para la portada de un disco. Malditos rockeros...
Lo primero que hicimos, casi sin quitarnos la mochila, fue tomarnos un helado. Después, al hostel a pegarse una ducha calentita y a dormir en una cama, dos pequeños placeres a los que no se suele dar importancia en la vida diaria.
...incluso algún momento de especial sensibilidad. Creo que convertiré esta foto en uno de esos posters que incluyen una cita bíblica y que, por cierto, sólo he visto en los colegios de monjas.
Por la tarde, subimos a un otero desde el que tuvimos otras maravillosas vistas del Torre y el Fitz, de los que ya nos despedimos.
El viaje continuó con las visitas a los lugares no por más turísticos menos impresionantes, como el glaciar Perito Moreno. De verdad, hay que verlo, porque incluso yo, que de natural soy de verbo fácil y además he sido educado en las más exigentes escuelas del hemisferio septentrional, no soy capaz de describirlo.
Y eso es to... eso es to... eso es todo amigos. Así concluye de una vez por todas
La Vuelta la Hielo sur con Orejas
y continuaba diciendo aquello de: "lástima que terminó el festival de hoy, pronto volveremos con más diversiones..."
Pues eso, que espero que este relato haya sido del agrado de vuestras mercedes, porque era ésa y no otra la intención de este humilde montañero y contador de historias.
Sed buenos que la Virgen lo ve todo.
Por cierto, me he dado cuenta, tal vez demasiado tarde, de que en mi línea habitual de quedar como un impresentable no he mencionado a los compañeros argentinos en este viaje. El guía, Julián y los porteadores que llevaron la comida, las tiendas de campaña y en general el peso comunitario: Jordi, Santiago... vaya se me olvidan los nombres de todos. En fin, que muchas gracias por todo.



4 comentarios:
Diría algo, pero la envidia me corroe. A ver si luego se me pasa XDD
No te preocupes, compañero Quintín, yo estuve allí hace ya tanto tiempo que también me da envidia.
A ver si este año, por fin, me puedo acercar a Himalaya.
Sé bueno.
Por cierto, esa ascensión al Castelsapera es una firme candidata a los premios "the south face" del año que me acabo de inventar... a ver si abro una sección divertida con ese espíritu.
No creas que se me ha pasado la envidia, tormentas blancas sacudiendo las paredes del Cerro Torre, tengo pa un rato aún. Y la foto del Fitz Roy, rollo Beatles, muy graciosa. Y la de todas las agujas sin ninguna nube es increíble, deberías ponerla como cabecera de tu blog.
Del Castellsapera, pues que te voy a contar que no sepas, que al igual que cuando escalas en invierno en Groenlandia, cuando dispones de pocas horas de luz hay que aprovecharlas al límite.
Saludos
qué envidia, y yo ni una ventana en 48 h. Los domingos por la noche me encantan vuestras fotos y la ironía del buen vivir en las condiciones que nos dé la auténtica gana vivir. Amén. Y no sé qué hacias tú en colegio de monjas.
Publicar un comentario