Sí, amigos. Éste verano por fin he ido a los Alpes. Mi santa esposa se empeñó... Así que nos alquilamos una autocaravana y tras meternos una buena kilometrada, llegamos a Chamonix. Nuestra idea era ver un poco lo más conocido y hacer unas rutas de senderismo no muy duras porque Raquel, después de un tiempo nada desdeñable sentada en una silla estudiando y, por cierto, aprobando su oposición no estaba en su mejor momento de forma.
En fin, que a media mañana, aparcamos el trasto rodante en este sitio, al ladito de la estación del teleférico de l´Aiguille du Midi. Estábamos algo más que cansados del viaje y era un buen plan para empezar: Subirse, echar unas fotos, contemplar el Montblanc y luego bajarse en la estación intermedia para darse un paseo por la ruta del Grand Balcon Nord hasta el Mer de Glace. Así que, allá vamos, con el respeto que me dan a mí estos aparatos. Me acojono en el de Fuente De, no os digo más... Por cierto, el precio también acojona bastante creo que eran 47€ el viajecito.
Una vez arriba cumplimos con varios ritos, por ejemplo hacernos la foto con el banderín del Llamas con el Mont Blanc de fondo. Sito tendrá que conformarse con ésta hasta que el año que viene el señor Navarro y yo le llevemos la de la cima.
La verdad es que un hormigueo me recorría las piernas al ver a los afortunados que iban y venían por la ruta del refugio de los Cósmicos. Pero no pasa nada, la idea de este viaje era disfrutar viendo las montañas y hacer un reconocimiento para cuando vuelva por aquí con un selecto grupo de The South Face Nisio Extreme Team. Aquí, unos escaladores estaban disfrutando de lo lindo...
...y no os cuento la cara de satisfacción de este grupito que apareció en una de las terrazas del complejo éste de l´Aiguille du Midi. No sé de dónde venían, pero se veía que se lo habían currado por alguna vía chula hasta la aguja. Vale, a la vuelta he visto que se trata de la salida de la Cresta de los Cósmicos, que el amigo Geme se hizo poco después y donde se rompió la rodilla. Si quieres ver su espectacular ascensión, pincha aquí. Por cierto, al fondo el Mont Blanc.
Y en esas que empezamos a conocer los efectos de eso que llaman el mal de altura. Hay que recordar que subes de 1.035 metros a 3.842 en veinte minutos. Un poco de dolor de cabeza, cansancio al subir unas simples escaleras... total que estos pequeños síntomas le bastaron a Raquel para escatimarme el primero de los trekkings. Al final, decidimos bajar hasta abajo y acercarnos al Mer de Glace en el trenecito de Montenvers.
La verdad es que el sitio es la repera, aunque supongo que lo debió de ser bastante más hace un siglo... pero bueno. Así está ahora, con Les Grandes Jorasses al fondo.
Ya que estabámos en plan turista, entramos en la cueva de hielo. Muy curioso, eso de estar dentro del glaciar, sí señor.
Mientras esperábamos el tren de regreso, yo no podía apartar la mirada del Gran Pilar del Dru...
Ya que estabámos en plan turista, entramos en la cueva de hielo. Muy curioso, eso de estar dentro del glaciar, sí señor.
Mientras esperábamos el tren de regreso, yo no podía apartar la mirada del Gran Pilar del Dru...
...ni del glaciar, de los Grandes Jorasses o de las agujas de Grand Charmoz, a la derecha.
De vuelta en Chamonix, dimos un paseo por el pueblecito, aquí está la estación de tren, para comprar unas postales con las que dar envidia a los amigos, cenar algo...
..ver los monumentos locales, como la estatua de Jacques Balmat... ...mirando escaparates me encontré con una tienda de estos tipos que no paran de plagiarme... mi sonrisa se debe a que ya he puesto el asunto en manos de mis abogados... se les va a caer el pelo.
Y así se acabó el día. Eso sí, desde la ventana de la furgoneta teníamos estas vistas. Un anaranjado atardecer sobre el Dôme du Goûter. A la mañana siguiente, tocaba el primer trekking, ahora sí. Nos íbamos a acercar al Lac Blanc, lo traduzco porque el nombrecito se las trae: significa el Lago Blanco. Siguiendo las indicaciones de la guía de Lonely PLanet que llevábamos, nos plantamos en la estación del teleférico de La Flégère donde coincidimos con ciclistas y parapentistas. Los tíos suben hasta aquí y luego se lanzan pa´bajo en sus respectivos medios de transporte. Pero nosotros íbamos a caminar, sí, hacia allí, hacia las Aiguilles Rouges. El camino, es claro. Una pista ancha que, para empezar, desciende unos metros que luego hay que recuperar.
Nada, cosa de veinte minutos para abrir boca. Allí se ve el chalet de La Flégère, desde donde salimos.
Tuvimos suerte con el tiempo y el cielo, sin una nube, nos ofrecía vistas así de espectaculares. Otra vez el Mer de Glace con los Drus, los Jorasses y grand Charmoz. Ni sé las veces que me tropecé, pero claro, quién se va a poner a mirar al suelo con este paisaje...
Raquel ya estaba recuperada de su "mal de altura" y caminaba con ganas y con el Mont Blanc de fondo.
En una de ésas, al echar la mirada atrás, vi a esta pareja que se había sentado a extasiarse con las vistas. Ahí abajo a la derecha están. Y si no los ves, pincha en la foto para ampliarla. Bonito, ¿verdad?
Atravesamos, algunos neveros. Hemos salido de 1.895 metros y poco a poco vamos ganado altura...
Un esfuercito más, que en este sitio ni se nota...
...y en menos de dos horas llegamos al Lac Blanc, situado a algo más de 2.300 metros. Cuando no hay tanta nieve, en el el laguito se reflejan las montañas y, por lo que dicen es más chulo. Bueno, pues ya volveremos otro día.
En la terraza del chalet que hay allí, nos pedimos una cerveza y nos encontramos con la pareja de la foto. Me dirijo a ellos en inglés, o algo parecido, y les explico que no soy ningún pervertido que fotografía a las parejas en sus momentos de intimidad, que me pareció una bonita estampa y que si me dan una dirección de email, se la envío cuando llegue a casa. "Thank you, we really appreciate it", me dice la chica. Por cierto, que hablando, me preguntó si era israelí. ????? "No, español", le contesté. Un francés que pasaba por allí, me miró, me señaló la barba y el sombrero y se río... No sé, juzguen ustedes mismos, en la foto que la chica nos hizo después.
La cerveza nos supo a gloria y las vistas, pues eran éstas.
Después de comer unos bocadillos, frutos secos y chocolate con vistas al Mont Blanc iniciamos el descenso hacia los lagos de Cheserys para completar una ruta circular.
Vamos para allá. ¿He dicho ya que las vistas eran de la órdiga?
Por esta pala de nieve echamos unas risas. Arriba se ve el Chalet du Lac Blanc.
Y en este tramo, equipado con unas escaleras, Raquel se lo pasó en grande. Entonces le hablé de las vías ferratas y ahora dice que quiere probarlo. Pues nada, otra que va a entrar en el Nisio Team, me parece.
Poco más de media hora tardamos hasta estos laguitos, desde los que también hay una foto clásica, pero claro, cuando no tiene nieve.
Seguimos descendiendo, ahora por un buen sendero...
... y paramos a hacer otro vídeo de lo que nos queda hasta La Flégère.
El camino que llevamos se cruza con uno señalizado con marcas de GR, es el del Tour del Mont Blanc. Entonces giramos a la derecha y vemos abajo Chamonix y allí al fondo La Flégère.
Por el camino encontramos una preciosa cascada y nos sentamos en el puente de madera a contemplarla...
...antes de continuar el camino. Ya no queda más que veinte minutos para volver a coger el teleférico. Esta misma tarde marchamos hacia Suiza así que, aún a riesgo de ser un poco pesado... nos deleitábamos en la contemplación del paisaje. Casi decíamos adiós al Mont Blanc.
Y así se acabó el día. Eso sí, desde la ventana de la furgoneta teníamos estas vistas. Un anaranjado atardecer sobre el Dôme du Goûter. A la mañana siguiente, tocaba el primer trekking, ahora sí. Nos íbamos a acercar al Lac Blanc, lo traduzco porque el nombrecito se las trae: significa el Lago Blanco. Siguiendo las indicaciones de la guía de Lonely PLanet que llevábamos, nos plantamos en la estación del teleférico de La Flégère donde coincidimos con ciclistas y parapentistas. Los tíos suben hasta aquí y luego se lanzan pa´bajo en sus respectivos medios de transporte. Pero nosotros íbamos a caminar, sí, hacia allí, hacia las Aiguilles Rouges. El camino, es claro. Una pista ancha que, para empezar, desciende unos metros que luego hay que recuperar.
Nada, cosa de veinte minutos para abrir boca. Allí se ve el chalet de La Flégère, desde donde salimos.
Tuvimos suerte con el tiempo y el cielo, sin una nube, nos ofrecía vistas así de espectaculares. Otra vez el Mer de Glace con los Drus, los Jorasses y grand Charmoz. Ni sé las veces que me tropecé, pero claro, quién se va a poner a mirar al suelo con este paisaje...
Raquel ya estaba recuperada de su "mal de altura" y caminaba con ganas y con el Mont Blanc de fondo.
En una de ésas, al echar la mirada atrás, vi a esta pareja que se había sentado a extasiarse con las vistas. Ahí abajo a la derecha están. Y si no los ves, pincha en la foto para ampliarla. Bonito, ¿verdad?
Atravesamos, algunos neveros. Hemos salido de 1.895 metros y poco a poco vamos ganado altura...
Un esfuercito más, que en este sitio ni se nota...
...y en menos de dos horas llegamos al Lac Blanc, situado a algo más de 2.300 metros. Cuando no hay tanta nieve, en el el laguito se reflejan las montañas y, por lo que dicen es más chulo. Bueno, pues ya volveremos otro día.
En la terraza del chalet que hay allí, nos pedimos una cerveza y nos encontramos con la pareja de la foto. Me dirijo a ellos en inglés, o algo parecido, y les explico que no soy ningún pervertido que fotografía a las parejas en sus momentos de intimidad, que me pareció una bonita estampa y que si me dan una dirección de email, se la envío cuando llegue a casa. "Thank you, we really appreciate it", me dice la chica. Por cierto, que hablando, me preguntó si era israelí. ????? "No, español", le contesté. Un francés que pasaba por allí, me miró, me señaló la barba y el sombrero y se río... No sé, juzguen ustedes mismos, en la foto que la chica nos hizo después.
La cerveza nos supo a gloria y las vistas, pues eran éstas.
Después de comer unos bocadillos, frutos secos y chocolate con vistas al Mont Blanc iniciamos el descenso hacia los lagos de Cheserys para completar una ruta circular.
Vamos para allá. ¿He dicho ya que las vistas eran de la órdiga?
Por esta pala de nieve echamos unas risas. Arriba se ve el Chalet du Lac Blanc.
Y en este tramo, equipado con unas escaleras, Raquel se lo pasó en grande. Entonces le hablé de las vías ferratas y ahora dice que quiere probarlo. Pues nada, otra que va a entrar en el Nisio Team, me parece.
Poco más de media hora tardamos hasta estos laguitos, desde los que también hay una foto clásica, pero claro, cuando no tiene nieve.
Seguimos descendiendo, ahora por un buen sendero...
... y paramos a hacer otro vídeo de lo que nos queda hasta La Flégère.
El camino que llevamos se cruza con uno señalizado con marcas de GR, es el del Tour del Mont Blanc. Entonces giramos a la derecha y vemos abajo Chamonix y allí al fondo La Flégère.
Por el camino encontramos una preciosa cascada y nos sentamos en el puente de madera a contemplarla...
...antes de continuar el camino. Ya no queda más que veinte minutos para volver a coger el teleférico. Esta misma tarde marchamos hacia Suiza así que, aún a riesgo de ser un poco pesado... nos deleitábamos en la contemplación del paisaje. Casi decíamos adiós al Mont Blanc.
8 comentarios:
Aupa,
Suiza? he oído Suiza? pues casi coincidimos... :P
La zona de Chamonix queda pendiente para otra ocasión, y con estas fotos que pones.... bufff me pongo malísimo
Saludetessss
Qué pasada de fotos!! me imagino que lo habréis pasado fenomenal, cuenta pronto el resto...echábamos de menos vuestras hazañas
ejé!!!! que report más wuaaapoooo!!!!
Pinta de cosher o de peatón del Mar Rojo no tienes no...
Que recuerdos!!!! parece que fue ayer cuando estaba haciendo prácticamente las mismas rutas y fotos que tu por Chamonix.
Gracias por compartirlo, yo espero volver el año que viene por alli arriba y dejar el plan turistico-treking light por el de montaña pura y dura.
Saludos!
Precioso. Nosotros hemos estado también este año en Chamonix. Bueno en Chamonix, luego en Suiza (también súper recomendable, un poco de Austria y Francia.
En Chamonix también subimos en el teleférico de Le Flegere, pero como íbamos con los peques (3 y 6 años), hicimos la ruta panorámica que nos llevó hasta el otro teleférico, el de Plaz... (no recuerdo ahora como se llamaba), el que desciende nuevamente a Chamonix 1h y 30' hacia el oeste. Este año volvemos y me gustaría poder hacer esa ruta tan espectacular que habéis hecho. ¿Es factible con los peques? (este año 4 y 7)
Por cierto,os recomendamos la zona suiza del Cervino. Zermatt, Saas-Fee, etc. Desde Zermat, subiendo por un cremallera hasta la zona de Riffelalp. Se tiene una vista grandiosa del Cervino y se pasa por tres lagos preciosos. Si tienes la suerte que tuvimos nosotros de que un buen señor se pusiera a tocar una tromba de esas enormes que tienen por la zona se convierte en un momento mágico.
Hola Midajupi:
Gracias por recordarme aquel viaje, al recibir tu comentario lo he releído, he vuelto a ver las fotos y coincido contigo: ¡impresionante!
Contestando a tu pregunta y suponiendo que tus críos estan acostumbraditos a caminar yo diría que sí. En la guía Lonely Planet "Trekking en los Alpes". Pone que son 4 horas y dificultad media-baja... Cuando dimos nuestro paseo sí vimos chavales.
Ah! Nosotros también fuimos hasta Zermatt, justo después de éste hay un repor, primero pasamos por Grindelwald, y luego hasta Zermatt.
Un saludo
Publicar un comentario