jueves, 17 de julio de 2008

Trekking tranquilo por los Alpes II: Grindelwald-Männlichen

Bueno, pues después de un par de días en Chamonix, bien aprovechados, eso sí, la misma tarde que bajamos del Lac Blanc salimos para Suiza, no sin antes enviar unas postales a los amigos, de esas que sólo pretenden dar envidia.
No tardamos en llegar a la frontera, donde, al igual que al entrar en Francia por el túnel del Mont Blanc, unos policías no registraron muy amablemente la autocaravana en busca de drogas. Yo les expliqué que éramos gente sana y que no usábamos de eso, pero se empeñaron en revolver entre mis calzoncillos. En fin, en su honor y en recuerdo de mi breve pero intenso contacto con las sustancias psicotrópicas les dedicaremos a la gendarmrie y a la polizei la banda sonora de este bonito reportaje. Música maestro:

Así, a ritmo de Reggae entramos en Suiza, un país que simplemente se sale. Qué paisajes, que montañas, que pueblecitos, que lagos... para muestra, el atardecer que pillamos en el lago Leman. A puntito de quedarnos allí a vivir...


Pero teníamos que llegar a Grindelwald, el pueblo a los pies del Eiger. Allí, nos quedamos en el muy recomendable camping Gletscherdorf.


Desde allí, por la mañanita, en veinte minutos de paseo entre preciosas casas, nos plantamos en la estación de Grund, el pueblo situado justo debajo de Grindelwald, para tomar el trenecito hasta Kleine Scheidegg.



El billete de ida y vuelta nos salió por 29,30€ cada uno. Es lo que tiene esto. De esta forma nos ahorramos el desnivel desde Grund: 943 metros hasta Kleine Schedegg: 2061 metros. Hay una pista que hace este camino, pero nosotros, esta vez, habíamos venido a dar paseos tranquilos. En esta estación se hace el transbordo para subir en tren hasta Jungfraujoch, la estación de tren más alta de Europa (3.454m) y cuyo billete sí que cuesta una pasta. Ni preguntar quisimos. El tren atraviesa el Eiger por un túnel y te deja allí arriba con unas vistas espectaculares del glaciar del Aletsch, que dejaremos para otra ocasión.

Así que... allá vamos. Sólo hay que esperar a que deje de caerse la baba y empezar a andar.


Vamos a hacer un recorrido casi circular desde Kleine Scheidegg hasta Männlichen y volver hasta la estación intermedia de Alpiglen. En total unos 12 kilómetros con una subida de menos de 200 metros y un descenso de unos 400. Casi cinco horas según los folletos informativos de la oficina de turismo de Grindelwald. Una vez más, el día es espléndido y la visión de la mítica cara norte del Eiger nos hace girar la cabeza continuamente.

La pega es que el fácil acceso que tiene esto por tren hace que sea una uténtica romería. Se ven muchos abuelos con pinta de montañeros de toda la vida, pero también mucha yanqui en chanclas y japoneses empujando cochecitos de bebé. Por lo menos la pista es amplia y cabemos todos.

A mitad de camino le pedimos a un alemán que nos haga la foto para el patrocinador. El tío nos saca así de guapos, pero va y le corta en flequillo a la cima del Eiger... en fin. A la derecha está el Monch.
Sorprendentemente, bueno, no tanto, la marabunta se queda en un punto intermedio llamado Honegg. Que está a media horita de la estación. Así que nosotros continuamos prácticamente solos hacia Männlichen, que queda allí al fondo. El repecho que hay es Mänlichen Gipfel, o sea la cima de Männlichen.
En Männlichen hay una estación de teleférico desde la cual nos asomamos al otro valle, para ver Lauterbrunnen y las vistas del Monch 4.107m (izquierda) y Jungfrau 4.158m (derecha). Ya habíamos completado la primera parte de nuestra ruta, la que en los folletos se denomina como Panorama Weg. Weg en alemán significa camino.
Pero nosotros continuamos hacia la gipfel. La primera montaña que subimos en los Alpes, que hay que ir poco a poco. No todo van a ser cuatromiles. La ascensión tiene lo suyo, obsérvese este tramo en mixto pista de tierra-césped.
A pesar de la dureza de la subida, o tal vez a causa de ella, nos detenemos a fotografiar la flora alpina. Colores rosas...

...y azules.
Y por fin, tras un titánico esfuerzo, propio de dos miembros de The South Face Nisio Extrem Team, alcanzamos la cima. 2.345 metros. Más o menos como el Coriscao, para entendernos...

Sólo que en lugar de tener alrededor las vistas de la Montaña Palentina y los Picos de Europa, tenemos esto.



Raquel también subió, pero en la cima había varias avispas y se bajó sin esperar a hacerse la foto. Por ello, también se ganó el suculento almuerzo que nos metimos entre pecho y espalda. Salchichas Bratwurst y hambuerguesas regadas con buena cerveza. En terraza y con vistas al Eiger. Impagable. Bueno no, que lo pagamos y a qué precios, ¡oiga!


Mientras comíamos en la explanada se celebraba la entrega de premios de una competición de BTT que había habido por la mañana. Los muy bestias subían desde Grindelwald hasta aquí dando pedales. 1.200 metros de desnivel. La verdad es que había unos tipos y unas bicis muy profesionales ambos. Nosotros nos unimos a la fiesta y aplaudíamos a los ganadores cerveza en mano.
Mientras tanto, los niños se lo pasaban pipa en los columpios. Se lo tienen bien montado estos suizos, sí señor.

Para regresar, escogimos el camino que baja hacia Alpiglen, la estación intermedia del ferrocarril de Kleine Scheidegg. Los promotores turísticos de la zona lo han denominado Romantik Weg.
Pues nada ¡Qué bonito es el amor! ¡Y el Eiger!
El camino va descendiendo primero entre pastos y luego entre pinos. Bonito y descansado y con la Nordwand siempre enfrente.
Hasta que llegamos debajo mismo de la pared. 1.800 metros. Pues vista desde aquí tampoco parece tanto....
A paso tranquilo, llegamos a Alpiglen con más de media hora de adelanto sobre los horarios que indican los folletos y esperamos al tren que nos devolverá a Grindelwald.

Con magnífico sabor de boca, la zona es simplemente espectacular, regresamos hacia el camping. Al fondo, a la izquierda, aparece el Schrekhorn (4.078m)
Y tras pertrechar la furgoneta, nos marchamos hacia Zermatt. Objetivo: ver el Cervino.

Dejamos la autocaravana aparcada en Tasch. La verdad es que no fue fácil porque sólo te dejan meterla en los campings. Y cogimos el trenecito hasta Zermatt. El pueblo, muy bonito y muy turístico. Habría unos cuantos miles de japoneses. Vamos, que el tren que cogimos para ver el Matterhorn parecía el metro de Tokio en hora punta.Cogimos un tren porque Raquel se había resentido de una rotura fibrilar en un gemelo y habíamos descartado hacer un trekking. Cogimos el ferrocarril de Gornergrat, a razón de 76 FCH el billete de ida y vuelta, eso son unos 46€, gracias por la correción Igertu. Las vistas desde arriba, a 3.089m, son espectacualres con el Dufourspitze (4.634m), techo de Suiza, el Breithorn (4.164m) y por supuesto el Matterhorn, que se pasó el día medio tapado por las nubes.





La pega fue que, para nuestra sorpresa se averiaron los trenes y, sin más explicaciones, estuvimos parados más de media hora con la gente subida al tren en una estación intermedia. Como eran todo japoneses, allí nadie decía nada y se lo tomaban con una sonrisa. Pasa eso en España y fijo que se monta una revuelta popular. Pero bueno, todo merecio la pena por ver el Cervino, yo, sinceramente, me quedé con la boca abierta.
La parte alpina de las vacaciones tocaba así a su fin y, para compensar tanta montaña, nos acercamos a Italia a conocer Cinque Terre. Cinco pueblecitos así de chulos al borde del mar, en la Liguria. Buen vino blanco y buenos spaghetti al pesto.

De regreso a España, paramos en la Costa Brava para descubrir el maravilloso pueblo de Cadaqués...

...y visitar a su ilustre vecino, el amigo Salvador, con quien me hice una foto. Es lo que tenemos los genios, que todos nos parecemos un poco.
También paramos en Gerona, que tiene una muy buena librería de viajes llamada Ulyssus...
...seguimos hasta Soria, donde además de un poco de visita cultural, como ésta al claustro de San Juan de Duero, disfrutamos de unos vinos porque estaban en fiestas...
...y como colofón, el amigo Mr.Churches nos llamó para decirnos que le sobraban dos entradas para el concierto de Bob Dylan en Gredos. Así que, para allá que nos fuimos. ¡Qué mejor manera de acabar las vacaciones! ¡Dale caña Bob!:


5 comentarios:

Ninja Boss dijo...

Jope, tio, que peasso de viaje. Te juro que tenia planeado hacer algo parecido en agosto, pero con la crisisss me parece que tendra q esperar...

Un abrazo

Anónimo dijo...

Joder qué vacaciones, compañero y sin embargo hermano. Ya veo que tuvistéis suerte con el tiempo, no te creas que el Cervino se ve así como así. Un abrazo.

El fratello

Kepa dijo...

Madre mía que tour!!!!! El Cervino espectacular, y tu afición por el vino preocupante jajajaj

Anónimo dijo...

Mucha envidia, ya lo creo... :)

Anónimo dijo...

Que pasada, incluso si meterse en alta montaña ya impresiona desde abajo..

Lo de alquilar autocaravana me ha gustado la idea, lo estudiaré.

Saludos!