Habíamos oído decir por ahí que Teruel existe, pero en The South Face nos gusta comprobar las cosas empíricamente. Así que, este puente de la Constitución-Inmaculada, mi santa esposa y un servidor nos acercamos a Albarracín.
Aparte de degustar los productos típicos del lugar: jamón, truchas, ternasco, gin-tonic... también aprovechamos para hacer un poco de senderismo por la Sierra de Albarracín, concretamente por el Pinar de Rodeno. Tras pasar por el Centro de Interpretación del Rodeno en Donarque, el típico edificio lleno de paneles con dibujitos y fotos que les puede gustar a los críos, donde nos informaron bien de las posibilidades de la zona, decidimos dar un paseo tranquilo y cortito. Por aquí, no será muy largo, con un desnivel inapreciable y veremos paisaje y pinturas rupestres. Este panel está en el aparcamiento que hay en la carretera que va de Albarracín a Bezas.
El sitio no tiene pérdida. Está lleno de furgonetas de los escaladores que vienen aquí a hacer boulder. Sí, ya me lo comentaron los amigos David y Vidal. Allí van, con sus colchonetas a la espalda.
Nosotros, más ligeros de equipaje, que diría el poeta, tomamos la pista y a ver qué nos encontramos.
De momento, nos encontramos unos postes que nos indican claramente la dirección que hay que seguir para llegar hasta las pinturas rupestres.
No hace mucho frío y por la pista se camina bien. bueno, a lo mejor a ratos hay demasiada gente, pero bueno, esto es de todos ¿no? Mejor disfrutar de los momentos de soledad...
Ya internados en el pinar, un poste nos dicde que abandonemos la pista y remontemos este barranquito...
Con el camino bien señalizado, incluso con algún que otro escalón de madera llegamso al primero de los enclaves que conservan pinturas rupestres. El Abrigo de los Toros del Prado del Navazo. Ahí está, se ve bastante bien. Pues eso lo pintó un turolense que había por aquí hace unos 5.000 años más o menos. Eso pone en los paneles explicativos.
Tras esperar a que se largara un grupo de voceras, ¿por qué no se irán a gritar a su ****casa? continuamos nuestro paseo más tranquilos. Por sitios tan bonitos como éste. Una piedra desplomada sobre el sendero. Ahora entiendo por qué dicen que esto es un paraíso del boulder...
Tras echar un ojo, no me resisto y hago un poco el cabra... No sé por qué Raquel no sacó más fotos, en las siguientes, resuelvo el techo sin problemas, a vista y con las botas de trekking...
Continuamos el paseo. Ahora no nos hace falta seguir los postes, que los hay, las voces de un grupo de excursionistas nos guían sin problemas hasta el siguiente abrigo...
...es el conocido como del Tío Campano. su importancia radica en en que aparece un caballo como sujeto con una cuerda por una figura humana y sería un importante documento sobre la domesticación de animales. Ahí es nada. La verdad es que a mí estas cosillas sí me gustan. Si te paras a pensar que hace 5.000 años ya había por aquí gentes... no sé, qué pequeños somos ¿no?
Con estos pensamientos en la cabeza subimos un poquito más y nos asomamos al cortado sobre el pinar para contemplar las vistas. Es un sitio bonito éste. Sí señor.
Seguimos avanzando y vemos a varios grupos haciendo boulder por las paredes. Algunas, como ésta, impresionan de verdad. ¿Veis las marcas de magnesio en la parte inferior?
Se acerca la hora de comer y empezamos el regreso. En la bajada nos encontramos este cartelito que prohíbe el boulder entre el 10 de enero y el 15 de agosto. La verdad es que no sé por qué entre esas fechas concretamente... En fin, sus razones habrá. O no.
De vuelta al coche nos encontramos con más abrigos de pastores, algunos bastante currados, por cierto.
De nuevo en Albarracín, paseamos por sus calles y continuamos con nuestras vacaciones gastronómicas...
...y también nos acercamos a Teruel donde nos plantams delante del Torico y exclamamos aquello de "¡qué pequeño es!" para cumplir con la tradición.
Lo dicho: Teruel existe y está muy bien.
3 comentarios:
Variado y original reportaje pareja, y bastante suerte con el tiempo porque vaya puente ha hecho...
Permíteme un breve apunte crítico, no más: faltan las fotos de la comida y el bebercio. Mira que estoy creando escuela en Mendiak y nada...
Un saludo.
Sí, es que nosotros cuando comemos estamos a lo que estamos... que en lo que sacas una foto desaparece un pimiento del plato...
Jo, menuda envida, debió ser un viaje fantástico. Aunque he de reconocer que yo en la matanza tampoco lo pasé nada mal...jeje. Besotes.
Carmen
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