La Canal (200m 45º) de los Hermanitos (2.329m). Buen estreno para unas buenas botas

Londres es muy bonito, sí, pero es un poco llano. Así que tras la incursión en la pérfida Albión y varias comidas y cenas familiares típicas de estas fechas "tan entrañables", tenía mucho mono de monte. Así pues, Mr.Churches decidió saldar una cuenta que tenía pendiente conmigo y el viernes, 26, nos fuimos a la Sierra de Béjar, más concretamente a Hoyamoros, más concretamente todavía a subir a Los Hermanitos y, ya en el colmo de la concreción, por su mítica canal que esperábamos estuviera en condiciones óptimas. Andrés ya la había hecho un par de veces así que me serviría de guía. Para allá nos fuimos, quedamos a las 7,30h pero tras varios avatares propios de The South Face Extreme Nisio Team que no viene al caso relatar ahora estábamos listos para empezar a andar a las 10,30h. No muy pronto la verdad, bueno, más bien tarde lo que nos hacía intuir que tarde regresaríamos. Pero bueno, cuando se pasa una jornada de montañismo como la que ahora me dispongo a relatar lo demás no importa:

Aquí empezamos a caminar, en esa curva nevada el coche empezó a patinar y decidimos aparcarlo aquí. Primer inconveniente del día, nuestra idea era empezar la ruta bastante más arriba y evitarnos así la pista. Pero bueno. No hacía mucho frío y llevábamos buen ánimo...

...yo concretamente, iba como un niño con zapatos nuevos, bueno con botas nuevas: éstas mi primer regalo de Navidad que estrenaba aquí. ¡Yupi! Por fin tengo unas botas semirrígidas para no tener que cargar las de plástico en la espalda, como le tocó al pobre Andrés.

La pista era cómoda, a ratos por tierra...

...a ratos por nieve en las zonas más umbrías.

No se nos hizo largo, pero sí que echamos un buen rato que nos hubiéramos ahorrado de estar la pista en condiciones, éste es el lugar al que hubiéramos llegado. A partir de aquí el reportaje es bicameral, o sea que están mis fotos y las de Andrés. Las diferenciaréis porque en las suyas salgo yo y en las mías sale él y viceversa.

una horita hasta que llegamos a este mojón que indica que hay que abandonar la pista para subirse al cordal del Cascanueces...

...que es éste que sube entre piornos bajo los cuales el hielo nos aguardaba para jugarnos malas pasadas.

En un momento dado aparecen, al fondo Los Hermanitos, ¿los veis? entre sus dos cimas discurre la canal que vamos a intentar hoy. Ah, por cierto, sí, por fin han beatificado a Andrés, aquí queda claro que es un santo varón.

Llevamos hora y media caminando cuando llegamos al Cascanueces, la gran roca partida en dos que da nombre al cordal.

Y ya vemos más claramente lo que nos espera. Por ese caminito nevado que discurre a media ladera llegaremos a Hoyamoros.

Justo antes de entrar en el sendero nos ponemos los crampones porque la nieve está durita. Es entonces cuando me doy cuenta de lo nisio que puedo llegar a ser. Mis crampones no sirven para las botas nuevas. Pero si yo creí que... pense que... Menos mal que los de Andrés sí me servían y los míos a las botas de Andrés, también. Así pudimos continuar la marcha no sin antes perder un buen rato ajustando los pinchos. En fin, se admiten toda clase de comentarios del tipo: "Esas cosas se prueban en casa antes de salir..." "Eso se mira en la tienda antes de comprar las botas..."

Pero bueno al final nos apañamos y continuamos caminando...

...en un rato ya nos toca cruzar el río Cuerpo de Hombre como tantas veces, de la primera vez que lo hice hay documentos gráficos y todo, están en este minirreportaje. Al fondo, los omnipresentes Hermanitos.

Ahora hay que remontar esta pendiente...

..los dos...

...camino del caseto y que según el mapa que me acabo de comprar se llama refugio de Hoya Cuevas

La de veces que habré dormido aquí y creo que ésta ha sido la vez en que mejores condiciones lo he encontrado. Con botiquín, mesita, limpio...

Pero hoy nos toca seguir de largo...

...al entrar en la zona de sombra hay que abrigarse un poco. Andrés, con el casco por fuera de la mochila, como los grandes, va abriendo huella, la poca que a veces hacemos con los crampones en el hielo.

Ya queda menos.

Pero antes pasamos por esta esplanada en la que el sonido de los crampones al clavarse en el hielo es como música para mis oídos.

Y para los de Andrés, por supuesto.

Sólo queda remontar siguiendo unos hitos entre este caos de rocas...

...bordear esta loma...

...donde retrato a Andrés con la habitual maestría que me caracteriza...

...y ya estamos debajo de la canal.

Ha llegado el momento de sacar el segundo piolet, hacer un pose molona antes de empezar...

...y tirar para arriba que es tarde, concretamente las 15,27h cuando arrancamos a subir. ¿Pero en qué se nos ha ido tanto tiempo? Sí la aproximación no es precisamente corta, pero ¡cinco horas! La verdad es que entre que no vamos precisamente coriendo, sino disfrutando del camino, lo que nos paramos a hacer fotos, a comer algo, a quitarnos y ponernos ropa... en fin, que vamos a elo. Andrés tira de primero...

...y yo, como no podía ser de otra manera, de segundo.

Vamos sigiuendo unas huellas que parecen por lo menos de ayer. Como no vemos huellas de bajada deducimos que el único paso complicadillo, un resalte más o menos defícil en función de la cantidad de nieve, se puede pasar.

Andrés lleva sólo un piolet, en la otra mano, un bastón. su otro piolo lo tiene Quique que se había ido a Pirineos a hacer cosas más serias...

Yo con los dos pioletes voy disfrutando a tope. Me encuentro bien y siguiendo los escalones que talla Andrés a golpe de bota. La pendiente no es mucha, 40º-45º mantenida y con buena nieve.

Un vídeo de nuestras evoluciones como diría un comentarista de fútbol. Decimos chorradas varias, es que estamos pasándolo bien.

Seguimos subiendo, abajo, la sombra de Los Hermanitos con la brecha que los separa, la salida de nuestra canal.

Como me veo con ganas y con confianza, le digo a Andrés que me deje abrir huella a mí, que llevo los dos piolets. Además él ya se ha currado la mitad de la canal...

Allá voy. La cosa se empina un poco más pero sin problemas. Justo encima de mi mochila se ve el resalte. Parece que hay un escaqueo por la derecha, bueno, cuando estemos ahí arriba decidimos.

Al llegar al resalte, me acerco para echar un ojo, pruebo por aquí, una pierna por allá, aseguro con el piolet en una laja, en plan drytooling y paso sin mayores problemas.

Ahora le toca a Andrés. Me pide uno de mis piolets y me pasa su bastón. Hacemos el intercambio y en un pis pas solventa la situación.

Tras un breve flanqueo, salgo a la izquierda y me doy la vuelta para hacerle esta foto a Andrés.

Y ya puestos, hasta un vídeo.

Con el calorcito de Lorenzo acariciándome la chepa, poso triunfante al final de la canal.

Ahí sale Andrés, con la cima ahí arriba. Ahora nos acercamos.

Conseguido. Una horita le hemos echado.

Tras un varonil abrazo, nos dirijimos a la cima

Donde nos hacemos la foto de rigor. Al fondo se ve el Torreón.

Y el vídeo de rigor.

En qué estaría yo pensando, ada vamos para abajo...

El caso es que aunque sabíamos que no era precisamente pronto, no podíamos dejar de parar a hacer fotos, a contemplar el paisaje, a charlar...

Andrés se me va quedando atrás, pero así me puede hacer fotazas como ésta. Muy buena compañero. Por ahí, donde el río parece de oro cruzaremos.

Mientras nos despedimos de Los Hermanitos, por esa pala, ahora anaranjada, hemos bajado, Andrés me cuenta que le duele el pie. Una vieja lesión se le ha reproducido y de vez en cuando ve las estrellas. Ánimo, que ya queda menos, queda mucho, pero menos que antes.

Ya digo que aunque somos plenamente conscientes de que vamos a llegar de noche al coche, otra vez, Andrés no puede evitar enseñar al mundo todo su arte. En esta ocasión su motivo son las curiosas formas que crea el hielo en torno al río...

...o mi bella silueta caminando hacia el hielo rosado por el sol.

Cruzamos de nuevo el río...

Pero también nos tomamos nuestro tiempo. ¿Qué miro tan interesado? Se estarán preguntando...

Pues esto.

Vamos a llegar de noche, otra vez, Andrés se ha olvidado el frontal, otra vez, y además otra vez le duele el pie...

...pero lo dicho, a quién le importa.

A las 20,00h llegamos al coche. O sea, que entre unas cosas y otras, nos echamos nueve horas en el monte. Y yo que curro siete horas al día y me parece mucho... Por cierto, las botas, fenomenal, ni siquiera me hicieron ampollas, sólo tengo que solucionar el tema crampones... Creo que empezaré escribiendo: Queridos Reyes Magos, este año he sido muy bueno...