Una aproximación al pico Lezna 2.207m

El Otoño nos está dejando estos últimos fines de semana unos días de tiempo revuelto, lluvias, viento…El fin de semana anterior en Lois nos había caído una importante manta de agua con catastróficos resultados, mi vieja cámara había quedado fuera de combate. Para el fin de semana del 21 de noviembre incluso daban alerta por vientos muy fuertes. No era de extrañar que con estas condiciones la pereza, que The South Face posee en grandes cantidades, hiciera acto de presencia. Pero como decía un viejo maestro de nuestros tiempos de escuela, “Muchachos, contra la pereza, una lezna…”, esta frase junto a su gesto incisivo se quedaron grabadas en nuestras jóvenes memorias. Por eso cada vez que pasamos cerca del pico Lezna, no podemos dejar de pronunciarla con la entonación adecuada…Aprovechando que Manuel y Erik tenía que resolver unos asuntos en Palencia, fue fácil seleccionarlo como objetivo montañero, Marta y Jorgito rápidamente se apuntaron y contra todas las apuestas Pere estaba allí el primero. ¿Habría sido vencida la pereza con la lezna? No fue pronto cuando llegamos al pequeño pueblo de Lores, a pocos kilómetros de San Salvador de Cantamuda, al que se accede desde Cervera de Pisuerga, para comenzar a caminar de la siguiente guisa.

Se observará el considerable aumento de calidad fotográfica, y es que como no hay mal que por bien no venga, Pere se encargó de hacer fotos, con evidente inspiración.



Otro ejemplo de que no se le da mal esto de la fotografía…



Formábamos una buena muchachada mientras remontábamos el valle de Gerino.

La pista se ponía pindia, y yo ya pensaba en engañar a Picni para recorrerla con la BTT, mientras, el viento arreciaba.

Oscuras nubes presagiaban la lluvia que estaba por venir.

Pronto llegamos al collado Cruz de Tañuga 1.645m, en este punto el viento tomo una fuerza tal que Martita prácticamente se tenía que meter alguna piedra en sus bolsillos para no salir volando…

Desde aquí ya aparece nuestro objetivo, y a su izquierda debería estar el Curavacas, pero ese día no lo veríamos.

Un regato en el camino obligó a Martita a realizar un impecable salto que hubiera hecho saltar las lágrimas al mismísimo Bob Beamon…A nosotros simplemente nos valió para realizar una serie de apuestas sobre el final feliz del brinco.

Momentos después Pere fue capaz robarme un posado…

Tras toparnos con un refugio privado en excelentes condiciones, abandonamos la pista para subir a la izquierda por un pequeño sendero que nos llevaba a la llamada Vega de Arriba. Unos metros más adelante un venado escapó corriendo entre los arbustos…tranquilo amigo, no te vamos hacer nada…

El camino sube pegado al arroyo de Lezna. Calculo que estábamos a una hora de la cima, todos teníamos un poco de prisa para volver, unas piedras nos ofrecían sus confortables formas, cayeron unas gotas, se mencionó el jamón que llevaba Pere… no había nada que hacer, la lezna no pudo con la pereza…decidimos que hasta allí habíamos llegado, era hora de dar buena cuenta de las viandas y pensar en bajar. Esta imagen muestra mi sorpresa, intentando asimilar que las palabras de mi viejo maestro no siempre eran verdades universales…

En la bajada un arco iris nos indicaba el camino.



El viento amainó, dando paso a una fina lluvia.



Pronto volvimos a la pista, ¿aguantaría o nos caería otra chupa de agua?



Y aguantó.



Los árboles pelados nos muestran que a estas alturas la llegada del invierno es inminente.



Para terminar otro destello de Pere…pero ¡Qué verde era mi valle…!

He de decir que nada más subir a los coches, comenzó a llover con fuerza, y nosotros bien cobijados, sorprendente, realmente sorprendente...