Ruta improvisada por el parque de Valderejo

Valderejo es un parque natural impresionante que se encuentra muy cerquita de Miranda de Ebro, así que una vez más, Jorge y yo aprovechamos la visita a mi tierra para explorar este lugar que posee 3.500 hectáreas llenas de senderos y recorridos. En esta ocasión, Jorge se había encargado de buscar un ruta larga por la zona, concretamente íbamos a realizar el recorrido integral de este espacio natural que, aunque no presenta apenas dificultades técnicas, sí que exige estar un poco descansado porque son 27 kilómetros de caminata por senderos que no están muy marcados en algunas ocasiones. Con este mapa, que hemos tomado prestado de la sección de rutas de El Correo, os podéis hacer una idea

Así que a primera hora del sábado llegamos a Lalastra, un precioso pueblo que ya pertenece a Álava y donde se encuentra además un centro de interpretación del parque. Aunque sólo viven nueve habitantes en este lugar según la Wikipedia (nos debimos encontrar a los nueve, porque gente sí que vimos...), Lalastra es una localidad muy bien conservada que además tiene un mesón restaurante en la entrada muy bueno, tanto para tomar la obligatoria caña de después como para comer platos calentitos y típicos de la zona. Pero vamos a lo que nos interesa... Nada más llegar al lugar pudimos ver perfectamente lo que iba a ser el recorrido, se trata de ir cresteando la montaña circular que rodea la localidad, en esta foto se ve bastante bien...

Así que dejamos la furgoneta en el inmenso parking que hay en la entrada de la Lastra

Y buscamos el inicio de la ruta integral que, al parecer, comenzaba en un camino con una cruz

¡Ahí esta! casi al lado del parking... así que ya podemos comenzar la ruta...

Como había llovido bastante, al principio el camino era un auténtico barrizal, aunque eso sí, el verdor de la zona era una auténtica maravilla

Nada más comenzar nos dimos cuenta de que no éramos los únicos que hacíamos la ruta. Unas vacas invadían el camino y el barrizal era más "espeso"...

En unos veinte minutos comenzamos a apreciar realmente la ruta. Habíamos subido bastante y parecía que lo que nos quedaba era realizar toda la circular cresteando por las montañas.

Jorgito estaba encantado con las vistas

Pero, diez minutos más tarde todas nuestras esperanzas se vinieron abajo. La ruta que habíamos seleccionado sólo se puede hacer a partir del 15 de agosto! del 1 de enero hasta dicha fecha está prohibido circular por aquí porque es época de cría de buitres...

Un chasco considerable, pero bueno... ya que habíamos llegado hasta aquí teníamos que sacar algunas horas de ejercicio por lo menos, así que tras mirar los carteles que indicaban otras rutas, nos decantamos por tirar hacia el pico de Arayuelas, que no estaba muy lejos.

La suerte parecía que no nos acompaba, pero afortunadamente el tiempo sí que estaba de nuestro lado y el sol comenzaba a lucir con fuerza

El camino es bastante sencillo, casi todo se realiza llaneando y las vistas son maravillosas en todos los puntos

Y después de otros 20 minutos nos encontramos a otro caminante. En esta ocasión era un caballo típico de la zona que era majísimo! le tenía más miedo yo a él que él a nosotros, porque no ha´cía más que acercarse a donde nos encontrábamos (yo creo que quería comerse mi bocata...)

Y poco minutos después alcanzamos nuestro objetivo: llegamos al pico Arayuelas que se encuentra a 1.128 metros de altitud.

Foto de cumbre...

Y foto de las vistas que se pueden contemplar desde la cima

La verdad es que el pico Arayuelas es muy sencillito y como habíamos planeado hacer una ruta larga decidimos continuar por los senderos de Valderejo. En cuanto dejamos la cima de Arayuelas nos encontramos con un bosque precioso

Las ramas de los árboles eran interminables y el paisaje era realmente bonito, pero lo mejor era la tranquilidad y la calma que hay en este lugar. Si quitamos a las vaquitas y al caballo, no había nadie más en la zona a excepción de nosotros.

Bueno sí, había alguien más, un pájaro precioso de color rojo que vimos en una de las ramas, lo veis?

El camino por el bosque era sencillo, no tenía mucha pendiente y la única complicación que existía era que las ramas aparecían por todas partes y tenías que ir con cuatro ojos para no comerte ninguna

Así que poco a poco fuimos caminando hasta que llegamos a otra cima. Lo mejor de todo era que no sabíamos exactamente qué ruta estábamos siguiendo, así que cuando nos encontrábamos con otra cima hacía más ilusión que otras veces..

Como os podéis imaginar, las vistas desde aquí seguían siendo espectaculares

Gracias a una placa metálica pudimos comprobar que nos encontrábamos en el Portillo de los Grojos

El día al final estaba resultando mucho mejor de lo que nos habíamos imaginado cuando nos encontramos con el cartel de prohibido el paso. Hacía un tiempo inmejorable y el paisaje era una pasada, así que decidimos continuar para ver qué nos encontrábamos.

Nada más pasar el Portillo de los Grojos la vegetación y el paisaje cambian radicalmente. El bosque desaparece y en su lugar encontramos unas crestas rocosas que llamaban la atención. Al principio intentamos crestear por ellas a pesar de que no era nada sencillo.

Pero finalmente miramos lo que íbamos a tener que hacer y nos dimos cuenta de que era bastante complicado, así que decidimos comenzar a tirar para abajo...

Después de atravesar un pedregal apareció de nuevo el bosque

Poco a poco fuimos bajando hasta llegar a un pueblo que estaba a una hora andando aproximadamente de Lalastra, Arroyo de San Zadornil.

Desde el pueblo se veía mucho mejor la cresta que habíamos intentado hacer. Parece fácil, pero aquí el ojo engaña.

Arroyo de San Zadornil también es muy pequeño, no hay más de 20 habitantes, pero al igual que Lalastra, está muy cuidado y los edificios se encuentran en un estado de conservación inmejorable. Eso sí, mientras que Lalastra pertenece a Álava, Arroyo de San Zadornil es burgalés, así que eso nos hizo pensar que estos pueblos están tan bien cuidados y se nota que meten pasta en ellos para competir entre las dos provincias...

Aprovechamos la tranquilidad del pueblo para comer antes de continuar el camino.

Y ya con el estómago lleno, nos dirigimos hacia la furgoneta por una carretera poco transitada que une los dos pueblos. Es una hora de pateo por asfalto, así que como no es lo mejor del recorrido, no pongo fotos.

Poco a poco llegamos de nuevo a Lalastra donde esperaba la furgoneta y, por supuesto, la cerveza en el restaurante de la entrada, que nos lo habíamos ganado!!!