miércoles, 26 de enero de 2011

Nisios en Ladakh, segunda temporada: En busca del Shyok II

Viene de aquí

Amanece un día más en nuestro periplo por Ladakh. En el plan del día se encontraba como actividad estrella cruzar un turbulento río de aguas gélidas, según nos habían contado... ¿Cómo salvaríamos el obstáculo? En zapatillas, descalzos…sólo recordar otros momentos similares me provocaba escalofríos fulminantes, en una de mis pesadillas recurrentes aparezco cruzando el río Polone otra vez…En éstas estábamos cuando apareció un aldeano muy majete al que no entendíamos nada, pero como nos hacía gestos para que le siguiéramos, lo hicimos. Nos señaló, en un alto, las típicas banderas que indican la presencia de un monasterio. Allí fuimos mientras el hombre, corrió a buscar la llave, según entendimos. Al poco estábamos dentro curioseando entre viejas figuras de Buda.




Nos mostró orgulloso los recovecos del pequeño monasterio. Dejaba en nuestras fotos su aspecto de buena gente. Teníamos que continuar nuestro camino, nos despedimos, comenzamos a caminar y él se quedó contemplando como nos alejábamos siempre con su sonrisa.



Momentos después caminábamos junto al río. No parece que tenga mucho caudal…



Habíamos caminado poco más de un kilómetro cuando nos topamos de bruces con un nutrido rebaño de bharales o corderos azules del Himalaya. Allí estaban tan tranquilos, nos acercamos a ellos fácilmente, tanto que llegamos a sospechar que los zoólogos tienen un serio problema con los colores. Si se enterara Peter Matthiessen de nuestros encuentros con la fauna local…



Una mirada atrás nos muestra el espectacular lugar del que venimos.



Poco a poco el camino se va encajonando.



El terreno era bastante inestable, y el sendero se acercaba algunas veces a la orilla del río, pero los desprendimientos lo cortaban en algunos puntos obligándonos a tomar algo de altura, así, en continuos dientes de sierra, transcurría nuestro día.



Otra vez a la vera del río.



Como veis el paisaje es espectacular. Con una foto, tan árida, el sombrero de Manuel, y teniendo en cuenta que vamos a cruzar un río bravo, cómo no pensar en un western de Howard Hawks!!!



La verdad es que la senda era realmente buena y estaba bastante pisada por las gentes de estos lugares, por ello no me sorprendió en absoluto que justo en el momento de tener que cruzar el río…apareciera un puente.



A los caballos el agua no les llegó a mojar la caña. A nuestra pregunta sobre el peligroso río de temibles rápidos por el que tuvimos que parar el día anterior, le siguió unas risas como respuesta. ¿Supongo que sabíais que había un puente? Más risas… Evidentemente así no hay quién discuta, miremos el paisaje pues…



Volvíamos a tomar altura, y con ella otra perspectiva. Según nuestros mapas, el sendero que discurre por la derecha nos llevaría a la aldea de Shyok.



Teníamos que ascender un pequeño collado, para bajar después al valle de Tangtse en el que se encontraba el pequeño pueblo de Darbuk.



Allí llegaba la carretera por la que Phunchok aparecería unas horas más tarde. Al fondo se distingue un campamento militar. Mallas de pinchos aparecían en las laderas, incluso algún cartel indicaba que se habían retirado minas antipersona (“antipersona” vendrá por quien las pone…). Todo eso nos recordaba que por aquí habían andado a palos Indios, Pakistaníes y Chinos.



La idea de la nueva ruta por las montañas de Shyok era que Sanga pudiera hacer un trekking en el futuro por allí. Pero comenzar un trekking rodeado de militares no nos pareció adecuado. Además las jornadas que estábamos haciendo no llegaban a las tres horas. Nadie sabía que camino teníamos que seguir, ni si los caballos encontrarían pastos con los que alimentarse por el camino. Las cosas no pintaban bien. Nos dimos cuenta de que nuestro caballista cojeaba bastante, se había hecho daño en un pie, eso terminó por aclarar nuestras ideas. Hasta aquí habíamos llegado… en esas apareció Phunchok con su buen humor…



Con los pies metidos en el agua del río y el mapa en las manos, pronto elaboramos el plan alternativo… Volveríamos a Leh en el coche con Phunchok y después de la ducha correspondiente, organizaríamos todo para ir al valle de Markha, para intentar un seismil al que Manuel había puesto el ojo cuando estuvo por ahí subiendo el Stock Kangri, se trata del Kang Yatze así veríamos las posibilidades que tiene la zona. Sólo quedaba celebrar la decisión tomada con unas Kingfisher que nos había traído Phunchok… Abrazos, más risas y despedidas… volvíamos a la carretera, una carretera que nos mostraba unas vistas que hablan por sí solas…



Volveríamos a Leh por el Chang La, pero antes atravesaríamos pequeños collados con sus banderas de oración.



Según nuestros cálculos, los montes del fondo eran nuestro objetivo… Bueno de ahí no se moverán, quién sabe…



Aunque ahora con las posibilidades que nos da el Google Earth, veo que nuestro objetivo estaba más a la izquierda… aún así me gustaba lo que veía.



Cerca del Chang La aparecen los prados de nuevo y con ellos el ganado. Multitud de puntitos blancos.



Encontramos un buen lugar en el que parar y refrescarnos un poco. Como se puede observar por el cartel, es un hotel.



Y llegamos al collado… Borja subió el Kardhung la en moto y se sacó la foto… El Chang la en coche no es lo mismo, pero siempre hubo clases… aún así, ahí va mi foto.



Pero desde el collado, teníamos una buena imagen de nuestro siguiente objetivo, el Kang Yatze, es el monte que se encuentra más a la derecha. Y si nos daba tiempo, miraríamos que se podía hacer en los que se encuentran más a la izquierda.



Teníamos que resolver unas cuestiones en Leh, además de conseguir caballos y demás parafernalia. Pero entre unas cosas y otras nos dio tiempo a bajar un buen trozo del río Zanskar haciendo rafting… experiencia altamente recomendable por lo divertido y las bellezas que guardan sus cañones… No llevé cámara, por tanto pondré una foto bajada de Internet, esperando que no se me enfaden los de la nueva ley de descargas…

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