Montserrat: Sant Jeroni (1.237m) Hay que empezar a escalar pero ¡ya!

Fin de semana en Barcelona. Iba a ver a mi contraria y el inefable Mr.Churches quiso apuntarse al viajecito. El plan era acercarnos a descubrir un poco Montserrat y, de paso, disfrutar un poco de sus fiestas. Además, a última hora del viernes me llegó un SMS del no menos inefable Gaspi, que los asiduos recordarán de los dos días que pasamos en Picos por la zona de Urriellu. Decía que estaba en Barcelona y que se apuntaba al paseo por Montserrat.

Quedamos en Monistrol. Un panel nos informaba de que el aparcamiento de arriba estaba completo, así que nosotros tres nos cogimos el teléferico y él, que iba en moto, subió para disfrutar de las curvas de la carretera y ya nos veríamos arriba. Pues nada, con el miedito que me dan a mí estos aparatos. Desde la estación inferior, entre nubecillas, vemos asomar el monasterio.

Unos minutos y 24 euros después, ocho por cabeza ida y vuelta, llegamos arriba y vamos a encontrarnos con Gaspar.

En lo que llega, echamos unas fotos al sitio, que a esta hora, sobre las doce del mediodía, ya está bastante petado de gente.

Siguiendo los consejos de Marc y Kepa y tras visitar la web http://www.deandarporcasa.com/, que tiene muy buena información, decidimos tomar el camí de Sant Miquel y pasar del funicular de Sant Joan. ¿No habíamos venido a andar?

Camino embaldosado, todavía mucha gente porque estamos cerca del Monasterio y una luz muy mala para hacer fotos... qué se le va a hacer...

Aquí nos desviamos y empieza una subida con una pendiente bastante pronunciada. Hace calor y empezamos a sudar, bueno, todos menos Raquel, que como es una señorita no suda, si acaso, transpira.

Tras superar la rampa, vemos abajo la estación superior del funicular de Sant Joan en la Pla de les Taràntules, pero preferimos mirar al frente. Allí aparece ante nosotros la zona de los gorros.

También mucha gente por esta zona. Decidimos continuar sin detenernos mucho aquí. Andrés y Gaspi charlan animadamente. Obsérvese que los dos llevan pantalones tipo pirata, es que estos chicos están a la última moda.

Ahora parece que el camino se cierra un poco y duscurre entre frondosa vegetación. Nos viene bien porque se va más fresco y ya no hay pista de hormigón.

Lo que sí hay es gente escalando. Casi en cada pared que mires ves a alguien por ahí subido. ¡Qué envidia! ¡Yo quiero empezar a escalar ya!

"¡Y yo quiero volver a escalar ya!", me contesta Gaspi. Entonces recordamos el accidente que sufrió hace diez años. Se cayó de unos veinte metros mientras escalaba y a punto estuvo de matarse, pero es un tío duro y al final salió adelante. Mala hierba... a pie de vía trepamos un poco con las zapatillas para quitar el mono...

...y seguimos nuestro camino. Ahora vemos El Elefante, adonde subieron Marc y Carmina hace quince días, ahí detrás de esa pared en la que se ven varias cordadas. Prueba de agudeza visual: ¿De qué marca son los calcetines del escalador que asegura en la fisura con forma de equis?

Seguimos andando por un camino ahora un poco más humanizado. Bueno, un poco no, tiene hasta escaleras y todo.

Nos asomamos y vemos abajo el monasterio, con mucha gente, por cierto.

Pero es imposible apartar la vista de estas formaciones. Ahora se ve mejor El Elefante.

Las escaleras ahora van hacia abajo...

...y las vistas siguen siendo preciosas.

Al fondo veíamos este monolito, el Cavall Bernat, según me ha informado Kepa, y eso que me compré el mapa de Alpina...

...y al frente, allí arriba, la cima de Sant Jeroni, el punto más alto de Montserrat, con 1.237 metros, y nuestro objetivo del día

Seguimos caminando. Esto debe de ser La Momia...

El camino se encajona y la jornada transcurre entre animadas charlas sobre los asuntos más intrascendentes, que para comerse el tarro con cosas serias siempre hay tiempo.

Llegamos a la ermita de Sant Jeroni, donde varias familias ya estaban comiendo...

...pero nosotros queríamos comer en la cima. En el camino encontramos esta mariposa que se quedó quietecita para que yo sacara la foto.

Subimos por un camino empedrado, ya queda muy poco...

...ahora por unas escaleras, ahora sí que queda muy poco...

...y ya estamos arriba. Hemos tardado dos horitas andando pero que muy tranquilos. Otra cumbre conseguida por The South Face Nisio Extreme Team que, por supuesto, tiene foto con el banderín del Llamas...

...y vídeo con las bonitas vistas.

Raquel saca unas empanadillas y empezamos con el aperitivo. Vaya, en esta foto parece que acabamos de discutir... pero ¡nada más lejos de la realidad! Hicimos una bonita francachela. Hasta una tortilla de patata había hecho Raquel y todo.

Al fondo vemos las agujas. La foto está un poco retocada, pero es que la luz era mala, mala, ustedes sabrán comprenderme...

Y para variar, y como dando la razón a ese sector de desalmados ;) del foro de http://www.sistemacentral.net/ que se empeña en vilipendiarnos mofándose de que cuando subimos a una montaña las posibilidades de que haga mal tiempo crecen exponencialmente, se metió la nube. Como ya habíamos terminado de comer, recogimos y nos largamos con viento fresco, nunca mejor dicho.

Para el descenso cogimos el camino viejo de Sant Jeroni...

...que discurre por este bonito bosque...

...y por debajo del camino que hicimos a la subida. Arriba, en el Gorro Frigio se van metiendo las nubes...

...y hacen juegos de luces y sombras.

Bueno, parece que al final va a salir alguna foto curiosa.

Volvems a encontrarnos con gente y llegamos al tramo de escaleras. Muchas, muchas escaleras.

Ya vemos otra vez el monasterio, hemos tardado poco más de una hora en bajar, y empezamos a imaginarnos las cervecitas que nos vamos a tomar en el primer bar que veamos.

Éste fue el primer bar que vimos y éstas las cervecitas que nos tomamos que nos supieron a gloria a pesar de que no eran Mahou, sino Estrella Damm.

Luego hicimos la visita de rigor al Monasterio con su Moreneta y todo, a la que no fotografié porque había un cartel en la puerta que lo prohibía y porque había una cola enorme para llegar hasta la imagen de la Virgen. Lo que es la iglesia pues está bien, sí. Pero de todo el conjunto me quedo con esta imagen. Frente a la portada del edificio, la gente se descalzaba, se ponía en el centro de un dibujo geométrico trazado en el suelo, levantaba los brazos y luego giraba sobre su propio eje. Supuse que sería el típico rito como el que se hace en la catedral de Santiago de golpearse la cabeza contra la de la estatua del Maestro Mateo del parteluz para que te dé sabiduría. Parafraseando al gran Obélix: "Están locos estos cristianos"