lunes, 29 de septiembre de 2008

Porracolina (1.414m) Capricho vespertino

Este fin de semana tenía un compromiso social de primer orden: la despedida de soltero de mi hermano Jorgito. La cita era en Aranda de Duero con un programa en el que el heavy metal y la cerveza eran el hilo conductor. Sabedor de la que me esperaba, planifiqué una ascensión más o menos corta, que me pillara de camino para aprovechar un poco antes de sumergirme en una sinfonía de destrucción.
El viernes según salí de currar cogí el coche y me dirigí hacia San Roque de Riomiera para subir Porracolina, un monte al que le había echado el ojo por Internet hacía tiempo. Siguiendo las indicaciones del gran Íñigo Muñoyerro en la web de El Correo, elegí la ruta que sale desde Calseca. La pista está recién asfaltada y tras preguntar a un chico de la zona, lo dejé justo enfrente de lo que intuyo es la subida del Paso Malo. Arriba a la derecha asoma la cumbre de Porracolina.

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Al poco de empezar, ya entiendo el nombre de este camino. La senda no es limpia y se pierde a menudo...
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...además, elijo mal el sitio y al final acaboi subiendo por cauce seco del arroyo. Así que si alguien piensa repetir esta ruta, que busque el camino hacia la izquierda del paso, si no se meterá como yo en un pequeño jaleo.
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Sin más contratiempos que los derivados de mi propia idiocia, finalmente franqueo la colladina y ante mí empieza a abrirse el redondito circo conocido como El Mortero.
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El día estaba un poco nublado, pero ahora parece que aclara y al llegar a este sitio me quedo con la boca abierta.

Ahí arriba está Porracolina. La pena es que el sol me pilló muy mal para hacer fotos durante toda la tarde.
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Aquí me encuentro unos vallados con vacas y, enfrente, el Alto de Pipiones, el collaod por el que ganaré la cresta final de la montaña.
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En mitad de uno de los prados me encuentro esta curiosa construcción. No sé su utilidad, si alguien la conoce, por favor, que me saque de mi ignorancia.
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Al echar la vista atrás, comprobé que la luz que antes me molestaba para la foto, ahora realza el color de las praderas...
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...jopelines ¡qué sitio más bonito!
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Estoy solo y se respira una paz...
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Me dan ganas de tumbarme aquí a echar la siesta, pero al final venzo la tentación y continúo mi camino. Bueno, contuinúo subiendo, porque camino hacía rato que no había.
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La cuesta tiene su importancia, así, cuando paro a recuperar un poco el aliento, miro hacia atrás y me quedo extasiado con las vistas. Al fondo, allí a la derecha se veía la bahía de Santabnder, pero a mi cámara no le llegaba el zoom.
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Estos escalones de llambrias que caen desde la cresta de Porracolina se conocen como Hazabiones.
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Tardo alrededor de una hora y media en alcanzar el Alto de Pipiones. Eso sí, andando muy tranquilo, disfrutando del paisaje y parando mucho a hacer fotos.
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Aquí me encuentro con el camino que viene desde Bustablado, una de las rutas más elegidas para realizar esta ascensión, y la sigo camino de la cumbre.
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Al mirar hacia abajo, me doy cuenta de que el cercado de una de las praderas tiene forma de corazón... es lo que tiene estar enamorado que uno se pone sensible con estos pequeños detalles.
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Hacia el otro lado, el valle que se abre está bañado por la luz del atardecer...
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...y así, disfrutando de unas vistas simplemente acongojantes, llego a la cima donde me hago una foto marcando contraluz.
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El buzón, donde encontré una tarjeta de la Sociedad Montañera Encartaciones de Ortuella. Qué curioso, mi abuela materna era de Ortuella. Recogí la tarjeta y en cuanto acabe este repor la enviaré por correo.
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El vídeo de cima.

Para bajar, me dirigí hasta ese collado por una senda bien marcada. Bajar a derecho como subí me hubiera supuesto más de una caída de culo y así lo hice más cómodo.
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No tardé en llegar hasta las casas...
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...casi todas en bastante mal estado...
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...y una hora después de iniciar el descenso, estaba otra vez en el coche. Una última mirada a toda la belleza que acababa de recorrer antes de dirigirme hacia un infierno de lechazo asado, bebidas espirituosas varias y rock del duro del que aún no me he recuperado... será la edad...
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5 comentarios:

Aitor dijo...

genial el reportaje y el blog, esa construcción puede que sea una "nevera"...

Anónimo dijo...

Queremos un parte de guerra de la sinfonía de destrucción, a ser posible con fotos. No deja de ser una directísima por la cara más salvaje de la vida.

Esos valles son preciosos, y como siempre subraya Muñoyerro: es que nunca te encuentras a nadie.

El fratello

Anónimo dijo...

Bonito reportaje de Porracolina.Respecto a la " curiosa construcción " se trata de un bodigu o cubiu que es una fresquera o frigorífico natural utilizado por los pasiegos para natar la leche y conservar los productos elaborados con ella. Son muy frcuentes y casi todas las cabañas cuentan con uno

Tono dijo...

El sabado27 de Septiembre del 2.008 junto a mi compañero Victor ( los dos somos miembros del Grupo de Montaña La Vara) subimos a Porracolina desde Calseca a través de la cara Oeste y en el buzón de la cumbre nos encontramos con una tarjeta de The South Face y en el reverso de la misma con fecha del 26-9-2008 una nota diciendo que animaba al que se topara con la tarjeta a dirigirse a este blog y hacer un comentario.
Me ha gustado mucho el reportaje y las fotos sobre Porracolina ya que es un monte que nosotros, los del Grupo la Vara, frecuentamos bastante y nunca habiamos hallado nada al respecto.
Asi que gracias por el reportaje y a seguir pateando montañas

Tono

Borja dijo...

Pues nada, estimado compañero Tono, tal y como decía en la tarjeta, si me mandas tu dirección postal al correo electrónico thesouthface2008@gmail.com y me adjuntas una foto de la tarjeta, por aquello de evitar la picaresca, tú ya me entiendes, en cuanto las tenga listas, te envío una de las primeras camisetas con el logo The South Face del mercado. Ah! Indícame la talla y enhorabuena!