Las previsiones meteorológicas no eran nada buenas para este pasado fin de semana, por lo tanto, un selecto grupo de The South Face Extreme Nisio team estaba prácticamente obligado a realizar una actividad montañera para mantener el listón a la altura adecuada. Tras toda una semana de llamadas de teléfono y correos electrónicos, finalmente el viernes a eso de las diez de la noche conseguimos aclararnos un poco. Los valientes seríamos Manuel, Andrés y yo, los mismos que este septiembre hicimos la ruta de Los Siete Picos.
La verdad es que yo no confiaba demasiado en que con el temporal anunciado llegáramos a ningún sitio, así que el viernes me dediqué a alternar por los bares de copas de Palencia con los viejos amigos. Me acosté a las 5,30h y a las 10,00h me llamó Andrés para informarme de que ya estaban en Palencia para recogerme. Con cuatro horas dormidas, me monté en el coche de Manuel y enfilamos carretera hacia el Norte. Sobre las 13,00h llegamos al pueblo de Las Salas, antes de llegar a Riaño encontramos alojamiento en La Vegalión y desde allí mismo, con esta nevada sobre nuestras cabezas, decidimos salir a dar un paseo.
Eran poco más de las 13,30h y la temperatura era de -8º, así que empezamos a caminar sin rumbo fijo. Hay un adagio que dice: "Cuando llegues a la meta te darás cuenta de que lo verdaderamente importante es el camino". Nosotros lo aplicamos a rajatabla. No íbamos a ningún lugar en concreto, sólo queríamos disfrutar de la incomparable sensación de andar bajo la nevada.
Abandonamos un prado y empezamos a ganar altura por una loma. Allí nos encontramos esta "estampa típicamente navideña", ¡¡qué grima me ha dado escribir esto, por Dios!!
En algunos momentos la ventisca era importante... ¡pedazo invento el Goretex!
A pesar del mal tiempo, las ganas de hacer el chorras no faltan. Así es el espíritu nisio, amigos.
...que nos internaba en el bosque...
Esta foto es de Andrés. Aquí, ya no me hacían falta las gafas de ventisca, no las había vuelto a usar desde que hicimos cima en el Pic d´Anie.
En un momento dado, el cielo empezó a abrirse y nos dejó ver las peñas que había enfrente de nosotros, al otro lado de la carretera. Bueno, a lo mejor mañana vamos por ahí.
Tras andar un rato por el ancho camino, éste empezaba a descender, así que decidimos seguir hacia arriba atravesando el bosque. Vamos para allá...
...tras un rato sorteando ramas a la altura de los ojos y troncos a la altura de las rodillas, llegamos al final del bosque y divisamos, al fondo, esa peña, cuyo nombre desconozco, a la que decidimos dirigirnos.
A esta altura ya había bastante nieve y de vez en cuando, uno que es de natural torpe, metía el pie hasta el corvejón y ofrecía una imagen tan nisia y poco profesional como ésta: ahí estoy, utilizando la técnica de la croqueta Düffler para salir del agujero.
Pero lejos de amilarnos, estos traspieses constituían un acicate para nosotros. Ahí estoy otra vez esta vez en actitud más decente, pero con restos del rebozado por todo el cuerpo.
Al final, preferimos rodear la peña, que ahora queda a nuestra derecha y comprobamos que el punto más alto estaba allí enfrente, donde aquellos árboles. Como ya he dicho no teníamos ningún objetivo concreto, sólo seguir caminando. Por cierto, la tarde empezaba a caer...
Ésta es de Andrés, ahí esto yo pasando la mejor resaca del mundo.
Éste sí es el punto más alto de este cordal, a ver si encuentro un mapa de la zona y localizo la toponimia.
Ahora ya bajábamos siguiendo el cordal, allí abajo tenía que estar Lois, el pueblo al que se llega siguiendo la carretera que sale desde nuestro alojamiento. A lo mejor podemos llegar hasta allí y luego regresar por la carretera.
Efectivamente, allí está Lois. Un poco lejos y es demasiado tarde.. mejor volvemos sobre nuestras huellas que por hoy ya está más que bien.
Antes de irnos vemos, al fondo, la inconfundible silueta del Susarón, justo encima de Puebla de Lillo...
Aquí Andrés retrató a Manuel observando lo que nos queda de bajada, Al fondo la carretera que va a Riaño.
Con la tarde cayendo, nos internamos de nuevo en el bosque, la nieve refleja las últimas luces del día y hacen innecesarias las frontales.
En estos momentos del crepúsculo, Andrés siempre saca a relucir su lado más sensible...
7 comentarios:
Halaaa!!! si soy el primero en escribir. Casi como si hubiera subido un monte oye, Sois grandes!!! Como Nisio Raiders, me quedé el sábado en casa por miedo al temporaly todavía me estoy dando calabazones contra la pared. Es lo que tiene ser un rider solitario.
DA una perezaaaaa!!!
Muy buena amiguitos, sabía que esta vez ibais a poder abrir huella sin mi y me entregué al no menos extremo, mundo de la noche. Por cierto, la técnica es Dülfer, siempre útil para cualquier actividad nisia que se precie.
Un abrazote y espero que hagamos otra antes de cambiar la nieve ibérica por la arena del desierto africano.
¡Esa mesa de terraza refrigeradora hay que patentarla! Yo creo que arrasaría. Un abrazo del fratello.
Sois unos cachondos... Se nota que disfrutasteis como enanos. Es lo bueno de no marcarse ningun objetivo, que se disfruta mas intensamente del camino...
Un saludo.
Como os voy a dar envidia con mis escaladas? SI OS ESTAIS HINCHANDO DE NIEVE, Y ESTAMOS A PRIMEROS DE DICIEMBRE!!!!!
Un saludo!!
PD: Ya he estado preguntando a los granainos sobre la actividad en Sierra Nevada en enero...
Que wapo, como esta todo de nieve :D
Este finde yo ire tambien a saciar mi mono de nieve, montaña y raquetas :D
Saludos!
Qué bonito! una actividad cojonuda sí señor... nostros estuvimos en Picos como siempre, aunque no estaba el chichi pa farolillos... pfff jeje de hecho no pudimos ni hacer una sola foto para que no se nos jodiera la cámara. Estaba la cosa fúnebre. Pero llegamos a la cumbre del Jultayu que, con una ventisca así, parecía el K-2. Nos vemos!Un saludo!
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