Para variar este invierno, las previsiones no eran muy buenas pero decidimos seguir el aforismo montañero de que "hay que salir al monte aunque haga bueno". Tras diversas llamadas a diversos miembros de The South Face Extreme Nisio Team, al final sólo pude reclutar a Luis, el cuñao, que últimamente se apunta a todas. Como el vive en Oviedo, quedamos en Unquera y a ver qué se podía hacer. A eso de las nueve de la mañana jarreaba en toda la cornisa cantábrica, así que empezamos a conducir hacia el interior para ver si en algún valle no entraban mucho las nubes. Llegamos a Panes, pasamos bajo Peñamellera, llegamos a Arenas de cabrales, seguimos hasta Poncebos y de allí hasta Sotres decididos ya a aparcar en el Jitu de Escarandi a dar un paseo por el Macizo Oriental. Aquí por lo menos, la lluvia se había convertido en nieve, más cómodo para andar y la temperatura era de cero grados. Así que el plan era caminar hasta que la pridencia, el mal tiempo, el cansancio o todo junto nos mandara dar la vuelta.

Allá vamos, entre pitos y flautas, son casi las once de la mañana pero, por fin estrenamos las raquetas de nieve esta temporada. Después de un par de intentos nisios de hacer una raquetada, véase el intento número uno por Alto Campoo y el intento (si es que puede llamarse así) número dos por la Sierra del Brezo.

No hacía mucho frío y sólo de vez en cuando pasábamos por alguna zona donde el viento molestaba un poco. La visibilidad, bueno, pues ya veis como estaba el tema...

Detrás de nosotros salió esto grupito de esquiadores que foqueando, foqueando nos iban ganando terreno...

...la verdad es que yo (para variar) no iba muy fino, en este vídeo se me oye resoplar un poco...
...los esquiadores no tardan en adelatarnos, allá van.
Así, en algo más de hora y media, llegamos al Casetón de Ándara. La verdad es que en Picos, al menos en esta parte hay un paquetón de nieve de órdago. Mirad la vagoneta minera que está sobre el arco de entrada. Esta vez pasamos por encima. Nada que ver con la última vez que estuve por aquí, fue con Raquel, me subí a la Pica del Mancondiú y luego dimos toda la vuelta hasta el refugio. Si pincháis aquí podéis ver el contraste entre el invierno y el verano.

Ahí llega Luis al refugio, donde los esquiadores estaban tomándose un descansito.

Nosotros también entramos, comimos un poco de chocolate y de fruta y, tras dejar todo limpio como una patena, decidimos volvernos al coche. Caminar con las raquetas me había abierto dos considerables ampollas en los talones y además tampoco estaba yo mucho por la labor de seguir sufriendo por ahí.

Así que nada...
Allá va Luis, cuesta abajo apenas me duelen las ampollas, así que en seguida me reúno con él y hacemos un descenso rapidito, sobre todo para entrar en calor, que al final, en el refugio nos quedamos un poco fríos. Es que había 3,5º, eso dentro.

Como bajamos a ritmo y la verdad no había nada que fotografiar, pues nada, en unos tres cuartos de hora llegamos de nuevo al Hito de Escarandi o Jitu Escarandi, como prefieran vuesas mercedes, y venga, para casa...

...eso sí, antes paramos en Sotres en el bar del hotel rural Peña Castil donde dimos cuenta de una tabla de quesos, perdón, corrijo, de media tabla de quesos, porque eso es media tabala, que incluía, ¡cómo no! el Cabrales y el Gamoneu, todo ello regado con unas Mahous de las grandes...

...a la salud de ustedes, queridos lectores.

Aunque el camino hacia el refugio de ándara no tiene pérdida, ya que puse en marcha el GPS, pues nada, que coloco por aquí el mapita de wikiloc. Y si quieres descargarte el track, pincha aquí.