Decíamos ayer... que, después de la raquetada, nos habíamos quedado tomando una cerveza en la terracita de invierno de La Vegalión, donde nos íbamos a quedar a dormir. Cenamos con fundamento en Crémenes y, tras arreglar el mundo hasta eso de la medianoche, nos fuimos a dormir los tres juntitos pero no revueltitos. A la mañana siguiente, al abrir la ventana, el paisaje y, sobe todo, el relativamente buen tiempo, nos auguraba un gran día de montaña. Por favor, absténganse los más jocosos de hacer comentarios sobre el color de la pared en combinación con el diseño de las cortinas.
Como suele pasar cuando se juntan dos amantes de la conversación y la filosofía como Andrés y Manuel, el desayuno se alargó y, a pesar de que nos levantamos a las 8,30h, no salimos de la casa rural hasta bien pasadas las 10,00h. Sin tener muy claro, para variar, el objetivo del día, remontamos la carretera N-621 hacia Riaño y continuamos por la N-625 hacia Asturias. Allí no pudimos por menos que pararnos, otra vez, a hacerle una sesión de fotos al Gilbo. ¡Ay! pero que bonica es esta montaña...
Junto a la carretera había unos caballos buscando un poco de hierba bajo la nieve y chupando la sal que habían esparcido las quitanieves. A ellos también los retratamos. ¡Guapos, más que guapos!
Después, debatiendo sobre a dónde ir, optamos por dirigirnos hacia el Puerto de tarna, por la CL-635 y a lo mejor dar un paseo por la zona del Mampodre. Pero en Lario vimos que había un punto de información, la Casa del Parque Regional de Picos de Europa de Valdeburón. Allí, nos dieron información sobre rutas de senderismo que hacer por la zona y al final, nos decidimos por acercarnos a la zona de Peña Ten. Mientras Andrés hacía fotos del pueblo como ésta, yo buscaba la información, que por algo me había dejado la guía de 50 Montañas de la Cordillera Cantábrica en casa.
Bueno, pues entre pitos y flautas, pasamos el pueblo de La Uña y paramos cerca del área recreativa de Los Carbellares, para seguir desde allí la ruta señalizada hasta el Puerto de Ventaniella. Eran las 12,00h cuando empezamos a andar.
Andrés quería alir directamente desde la carretera, pero yo le dije que era mejor acercarse hasta el área recreativa para desde allí buscar el puente de madera por el que iba la ruta. Además, allí había un panel informativo, en el que pone lo mismo que en el mapita que nos dieron en la Casa del Parque. Muy útil, la verdad.
Tras ver las indicaciones, sobre todo la última, decidimos que ésta era una ruta a la altura de lo que se espera de The South Face Extreme Nisio Team...
¡Cómo no! Empezamos con mal pie, bueno, con mala raqueta, porque bajamos hasta el río para buscar el puente y nada, que el condenado no aparecía. Después de tres cuartos de hora dando vueltas, decidimos volver a la carretera y empezar desde donde decía Andrés...
Allí, en la curva de la carretera vieja, apoyé mi bastón en la nieve y, en lugar de hundirse, sonó "clock". Retiré la nieve con las manos y allí estaba la primera baliza de la ruta... no, si por algo no aconsejan hacer esto con nieve...
Otra vez solos, otra vez por un paraje espectacular y, un poco mejor que ayer porque el desnivel era casi nulo y no hacía tanto frío, no bajamos de -2º en todo el día. Empezamos a seguir el curso del río en busca de la pasarela...
...mientras, nosotros nos planteamos cruzar el río utilizando la técnica de vadeo Düffler, o sea, a la mecagüendios...
Una vez al otro lado, no tardamos en encontrar la pista y, de vez en cuando, alguna marca que nos indicaba que íbamos bien encaminados. Al fondo, ya veíamos la Peña Castiello (1.352m).
Aquí Andrés nos muestra la difícil tarea de los abridores de huella. Metió el pie en el hoyo. No sería la primera vez, no. Luego se quedó en esa posición un rato, no sé si es que estaba muy a gusto o que esperaba a que nos acercáramos a practicarle el boca a boca... pues ahí puede esperar...
Frente a la Peña Castiello, que en el folleto con mapa que nos dieron aparece en primavera. Habrá que volver entonces.
Vamos para allá, diciendo alguna que otra tontería para mantener bien alta la media.
Al fondo, entre las nubes, se adivina la silueta de Peña Ten. Espéranos ahí quieta que no tardamos en volver para hollar tu cima.
Hemos comido un poco de chocolate y galletas y decidimos continuar hasta el puerto que el día se está dando bien.
Andrés vuelve a caer en el hoyo, pero con el pulgar hacia arriba parece decirnos que está bien. Manuel y yo ni nos planteamos darle relevo, quita, quita, qué miedo... y qué cansado...
Volvemos a cruzar otro arroyo, el Del Puerto y nos colocamos en la parte derecha, más despejada, para ir ganando altura poco a poco. Ya vemos al fondo el Puerto de Ventaniella.
...y Manuel ya está llegando también. Hemos tardado casi cuatro horas, aunque habría que descontar la horita que tardamos en encontrar el camino...
De hecho, Andrés tiene tantas ganas de ver Asturias, que se interna en sus tierras, las del concejo de Ponga, allí abajo en línea recta.
...y Andrés que cogido algo de altura, nos retrata a Manuel y a mí en medio del puerto.
Como empieza a soplar el aire empezamos el descenso. Parece que Manuel tiene ganas de llegar a merendar a algún sitio...
En lugar de volver por nuestras huellas, decidimos hacerlo por la otra vertiente del arroyo y cruzar el pequeño bosque. A ver qué tal.
Pronto empieza el espectáculo. Caminamos entre los robles desnudos y cubiertos por una capa de nieve es un lugar de cuento...
Pero tampoco podímos estar allí todo el día, aunque nos hubiera o hubiese gustado, la verdad. Así que seguimos para abajo, ahora sí sobre nuestras huellas, primero hasta el redil de Valdosín. Allí, Manuel recibió una llamada de Jonás Cruces, con quien Andrés y él estuvieron en el Spantik. Decía que a ver si nos pasamos este invierno por Pirineos que estará haciendo unos cursos... puede ser un buen plan.
10 comentarios:
Bueno figura, me encantan tus entradillas. Todos solemos entrar a saco en el relato, y tú contándonos el desayuno y vuestras filosofías baratas:-)
Ya veo que te lo pasas bomba con la nieve. Me ha gustado el picacho del principio. ¿Tiene acceso fácil?
De verdad que me lo paso pipa con las aventuras del Nisio Team, seguid plase
Andrés
-Aupa Mikel! El Gilbo se sube fácil, sólo que tiene una cresta en la que es mejor no resbalarse. Si pinchas en la palabra Gilbo tiene un link al repor de cuando lo subimos.
-Andrés me alegro de que te lo pases pipa, esa es la idea.
Sois la caña, no paréis de escribir estos posts tan divertidos, que menuda envidia me dáis.
Un saludo desde Noruega :)
Desde Noruega!!!
Qué dices de envidia, pero si allí sí que tendrás nieve, compañero!!!
mientras, nosotros nos planteamos cruzar el río utilizando la técnica de vadeo Düffler, o sea, a la mecagüendios...
JAJAJA
que grande!
Excepcional reportaje!!!
De algún modo nos sentimos hermanados con "The South Face", puesto que nosotros también elegimos, siempre que podemos, la cara más facilita de la montaña.
Formamos hace un par de años el afamado GRAT (Grupo Rendimiento Alto Torrebruno) y tenemos como divisa "Montaña+Entrecot" y como guía espiritual al afamado entretenedor de niños.
Nuestro grupo está formado por varios españoles, un vasco, tres dominicanas, media docena de argentinos, una portorriqueña y una italiana, aunque estamos intentar "fichar" miembros de Asia, Africa y Oceanía (que nos faltan).
Podeis ver las fotos en el facebook
http://www.facebook.com/home.php#/group.php?gid=99708080081
Nos encantaría tener un informático en el GRAT para poder hacer report como los de los Nisio's.
Enhorabuena por vuestros relatos.
Nos vemos en la montaña...o en el bar!!!!
Alon
Me he pasado por vuestro sitio y, la verdad es que la filosofía sí que es la misma, sí.
He visto botas de vino, tipos barbudos en mallas, risas... la única diferencia es que nosotros no logramos engañar a mujeres para que se vengan con nosotros al monte...
Por cierto, también soy fan de Torrebruno y de los entrecots...
A ver si coincidimos por las montañas, compañero!
Pues nuestra filosofía se resume en que "una fabada sabe mejor después de todo un día pateando por la montaña".
Algunos miembros del grupo hasta a mí mismo me asombran, en la primavera nada más llegar a Hoyos del Espino la mayoría de los "montañeros" se pidieron unos huevos revueltos ANTES DE LA RUTA. Eso sí, nos hicimos el Morezón y todo, un pelín tarde claro.
Lo de tantas chicas en la montaña, ni yo me lo puedo explicar.
En la próxima ruta, prometen apuntarse una veintena de dominicanas amigas de Maricha. ¿Qué habremos hecho para merecer esta cruz?
Saludos.
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