Viene de aquí
Habíamos dejado la narración con Gaspi sumergiéndose en las aguas del Cantábrico. Y en esa misma playa de Laga retomamos el relato, ahora con Andrés recreando la mítica escena de Úrsula Andress, ya recreada en su día por Halle Berry... ¡qué decir! ...las comparaciones son odiosas.
En fin, que tras el baño y la siesta, cogimos el coche y nos plantamos en Basondo, junto al restaurante Lezika para dar un paseo vespertino por el bosque de Oma, donde hay unos árboles pintados por Agustín Ibarrola. La ruta empieza aquí. Perfectamente señalizada y sin posibilidad de pérdida, resulta perfecta para hacerla con críos.
El día sigue bueno y la pista asciende suavemente...
No tardamos en ver árboles pintados... pues vaya con el artista, pero si esto lo he visto yo muchas veces...
...caminamos tranquilamente entre altos pinos...
...luego entre eucaliptos...
...y en tres cuartos de hora estamos ante la bifurcación que nos indica el camino. Vamos para abajo. Xavier parece dudar: "si ahora bajamos, seguro que luego nos toca subir..."
La pista baja en una pendiente considerable y empezamos a ver los árboles pintados...
...resulta que hay que situarse en unas marcas que hay en el suelo, de esta forma se ven las formas que hacen las distintas formas pintadas en diferentes árboles. Curioso. Por cierto, a Gaspi todavía no se le había olvidado lo de salir en las fotos saltando.
La verdad es que a uno le hace pensar. Sin entrar a valorar el concepto de arte, ni de esta representación artística en particular. ¿El bosque en sí mismo no es suficientemente bonito? No sé...
La verdad es que el sitio es precioso...
...también tranquilo...
...pero uno no puede dejar de plantearse la necesidad de esto. Supongo que en su día crearía su polémica...
En fin, que seguimos el paseo... salimos del pinar y continuamos por el camino...
...ahora en descenso hacia el pueblo de Oma.
No tardamos en llegar a la pista, que tomamos a la izquierda, y ya vemos el caserío.
Primero llaneamos y luego toca subir un repecho desde el que, echando la vista atrás, podemos contemplar la belleza de este pequeño valle.
Y hacia delante, vemos el aparcamiento de Lezika,, donde dejamos el coche. Nada en un pis pas nos plantamos allí...
...dicho y hecho. Un bonito paseo de dos horas, que no por ello, queda exento de la cerveza de rigor. Faltaría más. De la cena en Gernika, mejor no hablo. Bueno sí, fue de órdago. Que con las dos rutas que hicimos en un sólo día, a ver si vamos a ir sobreentrenados al Himalaya...
3 comentarios:
Que vivan las rutas, los pimientos y las croquetas de Guernika!!!!
Hay gustos para todo,me refiero a lo de los árboles,eh!,jajaja.
Un saludo.
Ibarrola caradura. Pintando lo que no es suyo. Impresentable. La naturaleza se disfruta sola, sin necesidad de apaño alguno.
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