lunes, 26 de octubre de 2009

Peña Labra (2.017m) y de paso el Tres Mares (2.175m)... que parece que está ahí al lado...

Tras superar una vez más todas las marcas establecidas en el nisiómetro en la excursión del sábado, aventura que otro día relataré cuando encuentre las palabras para describir lo sucedido, el domingo quedé con mi hermano Jorgito y con el señor Navarro para ir al monte. La idea era acercarnos a Piedrasluengas para subir a Peña Labra. Yo ya había subido el verano pasado, pero me apetecía hacerlo desde allí. Como no había prisa, quedamos en el bar Sevillano de Cervera de Pisuerga y, tras repetir el rito del café y la tortilla, como cuando hace quince días subimos al Espigüete, nos plantamos en Piedrasluengas. Al asomarnos al mirador, el valle de Liébana estaba así de bonito.

Pero lo mejor de todo es que las nubes tapaban todas las montañas a nuestro alrededor menos una. sí, contra todo pronóstico, por una vez había suerte y Peña Labra se erguía ante nuestros ojos. Bonita montaña, sí señor.

Hacia Polaciones, el Cuernón de Peña Sagra luchaba por salir de entre las nubes, cuando yo estuve por allí, ni siquiera luchó...

Los que sí aparecían, de momento, eran los Picos de Europa. ¡Toma mar de nubes!

Después de entretenernos un rato con las fotos, metiendo y sacanco cosas de la mochila y comprobando que no nos dejábamos nada en el coche... ¡Mecagüen! se acababa de tapar Peña Labra. En fin, echamos un ojo a nuestra guía de la zona, el libro de David Atela. 50 Montañas de la Cordillera Cantábrica. Y empezamos, por fin, a caminar, son las once de la mañana.


Comenzamos a remontar la pista, pasamos el cercado y vamos ganando altura mientras canturreamos uno de los temas que Óscar tenía en el radiocasette, sí, sí, he dicho radiocasette, de su coche:


No tardamos en legar a la caseta de madera que reseña la guía, aunque descubrimos la trampa, es de ladrillo de hormigón, pero el tipo se ha currado un contrachapado en madera para darle un toque rústico muy conseguido... luego seguiremos hacia el collado dejando esas peñas a la derecha.


La temperatura es buena, a pesar de lo abrigados que van estos dos exagerados de la vida, y abajo la niebla juega a esconder bosques y montes.

Llegamos a la altura en la que está metida la nube y sólo alcanzamos a ver unos instantes la silueta de Peña Labra...

...por suerte, una pareja que, como es habitual, lleva mejor ritmo que nosotros, nos alcanza. Charlamos un poco, el chico nos cuenta que ya ha subido varias veces por aquí y con la rapidez de reflejos que nos caracteriza, les cedemos el paso con la ladina intención de seguir sus pasos en la distancia para que no se note demasiado lo nisios que somos. Además, según dice la guía y nos comentan los compañeros, ahora nos toca atravesar un piornal y una vez más hemos comprado varios cientos de papeletas para perdernos en él. De momento, no vamos mal, Jorgito cas se da de bruces con este mojón...

...pero, distraidos como andamos en conversaciones de elevadísimo nivel intelectual que no viene al caso reseñar aquí, pronto dejamos de ver a la pareja, luego dejamos de oírles y al final, sin ninguna referencia debido a la niebla, empezamos a deambular entre los piornos.

La pareja nos dijo que ibana subir por una canal que sale muy cerca de la cima, sin embargo, nosotros tenemos la sensación de que ya nos hemos pasado un par de pueblos del cordal que había que coger para eso y, antes de meternos a pelar más con las escobas decidimos seguir a media ladera y tratar de encontrar la subida más sencilla. Así, llegamos a este collado y tras una rápida tormenta de ideas comenzamos a remontar este segundo cordal.


A medio camino nos encontramos con este simpático perro, habíamos visto por la zona a varios de esos seres humanos que van al monte con una escopeta para matar animales. Dedujimos que este perro era el que había levantado a una cierva que vimos correr hacia la izquierda, decisión que le salvó la vida, porque hacia la derecha, en el valle estaban los seres humanos de las escopetas.

Ya hemos dejado el collado bastante abajo y el perro nos ha seguido, qué majo...


...arriba ha abierto un poco y vemos una canal en la pared de Peña Labra, debe de ser la otra que nos contó la pareja. Así que, nos vamos hacia ella.

Ahí están estos tres antes de afrontar la canal...

...que no tiene nada. Sólo hay que poner un par de manos...

..subir por esta ladera herbosa poniendo un poco de cuidado porque la niebla lo ha humedecido todo...

...y ya estamos arriba posando para que Navarro, que para eso es un profesional del asunto nos haga unas fotos para chulear con los amigos...

...no me digas que ésta no es para chulear con los amigos...

...después de despedirnos del perro, que se quedó al principio de la canal, donde había que utilizar las manos... claro como no tiene... y entre la niebla empezamos a recorrer la alargada e inclinada ladera norte de Peña Labra en busca de su cima...

...antes Jorgito se para ante esta cruz, no para rezar no, sino para leer su leyenda, pero parecen fieles devotos postrados ante su señor...

...nos hacemos más fotos chulas caminando por la cresta...

...y en unas dos horitas llegamos a la cima...

Nos hacemos la foto oficial y dejamos un mensaje en el libro de cimas que han puesto en el nuevo buzón, tiene fecha de septiembre de 2009. Ponemos cara de malos porque el rock´n´roll fluye por nuestras venas...

...y hacemos un vídeo de las bonitas vistas que tenemos en esos momentos...


Tras comer un poco de queso, chorizo y chocolate, además de manzanas del huerto de Óscar, parece que las nubes empiezan a retirarse y continuamos con la sesión de fotos chulas. Parece que Jorgito se ha quedado embobado mirando algo..

...¡ah! será esa isla en el mar de nubes... sin más referencias, no estoy seguro de qué montaña es... tal vez el Curavacas...

Bueno, vamos para abajo, que aquí los amigos, divisaron hace un rato la cima del pico tres Mares y dijeron la mítica frase: "Pero si parece que está ahí al lado...". Parece, les dije yo recordando mi travesía del desierto sin agua el mes de julio pasado al hacer este mismo camino tras haber pasado ya por el Cuchillón y el Tres Mares...

...lo bueno es que abajo, en el valle de Polaciones el día ha abierto un poco...

...y los hayedos nos enseñan sus colores... lástima de zoom... me parece que en mi carta a los Reyes Magos voy a incluir una cámara un poco más decente que ésta se esta quedando un poco corta para el talento que derrocho por todos los poros de la piel...

Bueno, pues animados por la salida del solecito fuimos dejando atrás Peña Labra...

...y corroborando que el Tres Mares no está tan cerca como parece...

...pero tampoco tenemos prisa el día es bueno y el paisaje es excelente, y si no contemplad y deleitaos. Multiplicad la sensación por un millón y sabréis lo felices que éramos en esos momentos.

En un momento, el bien trazado camino desciende hacia la vertiente palentina...

...para luego buscar una canal que retome la parte alta del cordal. Arriba ya vemos la cima del Tres Mares.

Ganamos el cordal de nuevo y, entre la bruma, vemos ya más cerca el mirador del Tres Mares...

...pero todavía queda rodear la cima por esta empinada ladera herbosa que nos permite hacer esta "herbosa" foto a contraluz...

...y tras pasar fugazmente por las pistas de esquí, desagradable momento que os evito tener que contemplar, y cruzarnos con una familia que había subido hasta cien metros más abajo en coche, remontamos la cresta final...

...Óscar con más ganas que nadie...

...y nos hacemos la foto de cima. Ésta vez sin cara de malos, sino partiéndonos el eje por alguna chorrada de última hora que ahora no recuerdo. Hemos tardado algo menos de hora y media desde Peña Labra.

Venga un pequeño vídeo...

Echamos un ojo a todo el cordal que hemos recorrido y tras engullir un par de chocolatinas más...

...iniciamos el regreso que hay que estar en casa a cenar...

...nada, nada, que eso está ahí al lado...

...bajamos la canal...

...y esta vez decidimos no recuperar la parte alta del cordal. No tiene sentido ganar una altura que luego tenemos que perder. Así que vamos buscando trazas de camino, bastante difusas...

...y pronto estamos sobre el collado donde nos encontramos al perro.

Pasamos bajo las paredes de Peña Labra...

...merendamos sendas raciones de piornos...


...y volvemos a adentrarnos en la niebla, donde nuestro gran sentido de la orientación, ya que el GPS dio un fallo, nos permitió encontrar el camino correcto...

...llegar a los cables que bajan del repetidor...

...pasar junto a las peñas...

...y estar a las seis de nuevo en el aparcamiento. Algo menos de dos horas desde el Tres Mares. Por cierto, las señoras de la excursión de ese autobús se volvían para casa lamentando no haber visto a ningún oso. Nos preguntaron que si nosotros habíamos visto alguno... Dos, señora, nosotros hemos visto dos.

Y antes de terminar y para dar trabajo a los investigadores de fenómenos paranormales, diré que a pesar de que esa noche había que atrasar una hora los relojes, los tres llegamos a la cita correctamente. Vivir para ver...