domingo, 8 de abril de 2007

Con la "y"... el Yordas

Hace tiempo, en uno de nuestros paseos por la montaña, medio en broma medio en serio, nos planteamos llevar a cabo un desafío alpinístico a la altura de nuestra torpeza. Tras descartar cosillas como "Los 14 ochomiles" o "Las siete cimas", nos inventamos una aventura que, al estilo de nuestros admirados Mortadelo y Filemón, decidimos denominar:
El reto del alfabeto
O lo que es lo mismo, subir a una montaña con cada una de las letras del abecedario. Empezamos hace un tiempo con el Almanzor con la intención de hacerlos por orden alfabético, pero pronto nos dimos cuenta de la dificultad que entrañaba esta hazaña que ninguna empresa se arriesgó a patrocinar.
Así que, aunque sin orden ni concierto, vamos sumando letras y este fin de semana logramos una bastante difícil, la "y", no por la dificultad de la montaña, sino porque no hay muchas, como Arconada cuando yo coleccionaba cromos. Subimos al Yordas, en la zona de Riaño. (Existe un pequeño problema de nomenclatura porque la gente del lugar conoce esta montaña como el Burín, pero bueno).
En esta ocasión hicimos la ascensión don Fernando, el Sr.Navarro y un servidor de ustedes que empezamos a andar sobre las diez y cuarto por una pista totalmente nevada que remontaba un bonito bosque.

Después de caminar algo más de una hora, salimos del bosque y la sensación empezó a ser un poquito más alpina. A la derecha, salía un collado que nos puso en la ladera que conducía a la cima.

Tras superar el collado, nos tocó subir una ladera totalmente pelada hasta la antecima que primero nos animó a avivar el ritmo y después nos proporcionó un buen chasco.
Después de un rato subiendo por roca, alcanzamos la última cresta que tenía una nieve que se dejaba pisar bastante bien y que nos permitía asomarnos al valle desde el que salimos casi tres horas antes.
La última pala de nieve nos ofreció unas bonitas imágenes en plan alta montaña. El puntito negro es Fernando a punto de llegar a la cima, yo me retrasaba para recoger estas bellas imágenes, no porque fuera más justito que uno que lo iba mucho.

Por fin en la cima, 1.965 metros, con un mastín del pueblo de abajo que nos acompañó en el último trecho de la subida. La foto de rigor con el pantano de Riaño abajo y el Espigüete, al fondo.


Pues nada, después de añadir una nueva letra a nuestro reto del alfabeto, comenzamos el descenso mientras negros nubarrones amenazaban con aguarnos la bajada.


Para variar, y con las prisas por evitar la tormenta que se avecinaba, nos fuimos demasiado a la derecha y llegamos a un cortado bastante infranqueable. Efectivamente Fernando (que es otra vez el puntito negro asomado al abismo), por aquí no se podía bajar.

Así que, tuvimos que desandar parte del camino y para no dar un rodeo más largo, bajamos por este bonito merengón de nieve en medio de una bonita granizada. Primero pasé yo, luego el Sr.Navarro...

...y después don Fernando...


...luego enfilamos hacia abajo a buen ritmo y en menos de una hora nos plantamos en el coche.


Antes de irnos, una última mirada a la cima del Yordas, que habíamos hollado unas horas antes.


De vuelta para casa, el atardecer nos ofreció un impresionante juego de luces con la silueta del Gilbo (cuya ascensión aparecerá pronto en esta página) y el pantano de Riaño...

...y para terminar, nos encontramos un maravilloso arco iris, que puso el broche de oro a una jornada llena de sensibilidad




3 comentarios:

Anónimo dijo...

Comentario. Ya está,no?...
La ciclista sin culot

Anónimo dijo...

YO ESTO DE LA MONTAÑA LO VEO UNA PERDIDA DE TIEMPO... ES CANSADO Y NO HAY CERVEZAS COMO EN EL LLAMAS...

Anónimo dijo...

joe macho ya 200 entradas, te aburriras en casa y estaras todo el rato entrando y saliendo y a raquelseguro que la tienes haciendo lo mismo mientras tu comes.
a las mil te pagas unas cañas!!!!