jueves, 5 de abril de 2007

Pico Murcia, vía "directa al huerto"

Como llevábamos varios días sin ir al monte, he estado revisando el archivo.
Y éste es un momento tan bueno como cualquier otro para recordar aquella mítica ascensión al Pico Murcia que llevamos a cabo en el puente de la Constitución del año pasado.
Una jornada que sólo puede encuadrarse dentro del capítulo del montañismo inverosímil.
Hitos del montañismo inverosímil presenta:
Pico Murcia, por la vía directa al huerto.
Con la nevada recién caída, esa misma noche, nos plantamos en Cardaño de Arriba dispuestos a batirnos como jabatos con el Pico Murcia. Tras una media hora de camino y ya remontando el arroyo de Valcabe, por fin vimos la montaña, nada nos hacía presagiar entonces que nos esperaba una paliza importante.
Ya en las primeras rampas comprobamos que había mucha nieve, que estaba muy blanda y que nos hundiríamos hasta más arriba de la rodilla durante toda la ascensión, pero tiramos para arriba pensando en aquello de: sobre los cobardes nada se ha escrito...
...metidos en la pala de nieve avanzamos en vertical hacia la cima en una vía directa que, para variar, nos llevó a un bonito huerto. Así que tuvimos que cambiar de dirección caminando a media ladera para tratar de llegar al collado. Allí, tras un pequeño susto que nos hizo cambiar los bastones por el piolet empezamos a pensar aquello otro de: de valientes está el infierno lleno, a pesar de lo cual seguimos hacia arriba, a Mr.Churches incluso le dio tiempo de hacer una estampa a la usanza de Nge Ndomo.


Al final, coronamos la cima de 2.341 metros, a la que Mr.Churches llega aquí con la cara norte del Espigüete a su espalda.


A pesar de que íbamos un poco justos de tiempo nos hicimos las fotos de rigor, con los Picos de Europa al fondo. Aquí estoy yo con pose aguerrida, tras estrenar mi piolet nuevo...

...y aquí Mr.Churches cuya sola figura hace sobrar cualquier tipo de comentario.


El descenso iba a ser rápido, pero nos fuimos demasiado pronto hacia abajo buscando el valle y nos encontramos unos cortados poco recomendables, así que nos tocó volver a subir hasta que al final encontramos nuestras huellas y nos lanzamos casi al trote hacia Cardaño. La rúbrica a la jornada fue el magnífico cielo que envolvía nuestra cima cuando dábamos nuestros últimos pasos aquella tarde.



1 comentario:

Anónimo dijo...

INCREIBLES LAS FOTOS.