domingo, 3 de febrero de 2008

Envolvente a la Polinosa (2.160m) Corredor Norte y Cara Sur

Una vez solventados los problemas informáticos que hicieron desaparecer por arte de birlibirloque el reportaje original, aquí va la repetición. Como decía...
Después de la buena experiencia picando hielo en la Sierra de Béjar del fin de semana pasado, la gente tenía un subidón importante y durante la semana se fraguó esta salida que nos llevó a un nutrido grupo al macizo de Mampodre, en León. La idea era hacerse el corredor norte de La Polinosa, una actividad que, por lo que pudimos ver en Internet en principio era asequible para nosotros, aunque luego la escasez de nieve nos colocó a cada uno en nuestro sitio. Por esta razón, la banda sonora de este reportaje no puede ser otra más que la versión de The Black Crowes del clásico de Otis Reading "Hard to handle", eso mismo, "duro de manejar" fue el corredor que nos echamos a los piolets:
Además, La Polinosa era la única cima que nos faltaba hacer aquí después de que en septiembre completáramos 3/4 de la integral a este macizo.
De camino a Maraña, el amanecer nos dejó esta impresionante estampa del pantano de Riaño, con las cimas del Gilbo y Peñas Pintas a la izquierda. La expectación generada por nuestras últimas actividades montañeras conllevó que todo el mundo quisiera unirse a The South Face Nisio Team y en esta ocasión, nos juntamos Ander, a quien conocimos en Béjar el finde anterior, el ya mítico Mr.Churches, Quique y el Pelos, mi hermano Jorgito y su amigo Pere (que todos recordarán de la ascensión a San Millán), el señor Navarro y yo, que pasadas las diez de la mañana salíamos de la plaza de Maraña bajo la atenta de la Peña de la Cruz.
Caminando sin mucha prisa, salimos del pueblo y cogimos el camino para cruzar el río por el puente...
...y poco después andábamos por prados en los que, cuando no hace tanto frío, pastan caballos y vacas.



Jorgito y Pere se demoraban charlando de sus cosas con Peña Ten al fondo ...

...hasta que entramos en el angosto valle de Valverde, que nos llevaría directos hasta la cara Norte de La Polinosa...


... que no tardó en aparecer ante nuestros ojos.



La visión de la montaña no hizo acelerar el paso...

...y pronto estuvimos prácticamente debajo. Desde aquí el corredor se aprecia bastante evidente y parece que, aunque no sobra, tampoco está tan mal de nieve.

La verdad es que desde aquí esa cara norte impresiona...

Este perrillo, nos siguió desde el pueblo. Era un cachorro que no paraba de correr y jugar y que acabó metiéndose en un pequeño jaleo como se verá más adelante.

Una vez debajo...


Visto el panorama: éramos muchos, el corredor no estaba en las mejores condiciones... Navarro y yo decidimos subir por una pala de nieve para dar la vuelta y terminar la ascensión por la cara Sur. Navarro estrenaba crampones, en realidad ésta era su primera experiencia invernal con ellos, y yo le había prometido que haríamos algo asequible para que se fuera familiarizando con ellos. En cualquier caso, yo no me hubiera metido en ese corredor ni harto a nandrolona. Así que le dejé mi nuevo piolo, un Grivel Alp Wing, a Andrés que le iba a hacer mucha más falyta que a mí. Pues nada, para allá que se va la tropa y Navarro con ellos, por lo menos hasta la entrada del corredor para ir cogiéndole el truco a los crampones...


...yo me quedé abajo y eché una mano al perro. Después de subir por la nieve dura, bajar le daba miedo, así que fui bajando con él hasta un lugar seguro.


Mientras, los más aguerridos del grupo ya entraban en el corredor, eso sí un poco tarde, pasadas las doce...

...pero será mejor que esto lo cuente Andrés, que para eso lo vivió en primera persona:
Después de despedirnos de nuestros compañeros Borja, Navarro y el joven perro que nos acompañaba al que cada uno bautizó a su manera, afrontamos, un nutrido grupo, la pala de nieve que llevaba al corredor. Al llegar al prime resalte y ver su pésimo estado nos empezamos a dar cuenta de que quizá éramos demasiadas personas allí. El hielo se encontraba en ese fino estado en el que los crampones y piolets clavan penosamente y las manos se resbalan de todos los lados.

Espero que algún día alguien me explique las reglas que rigen la velocidad del paso del tiempo y así entender por qué cuando Ander, una vez superado el paso y montada la reunión, nos gritó “vamos” nuestros relojes marcaban la una y media pasadas…pero ¿no me había levantado a las cinco de la mañana para llegar pronto al corredor?
En fin, que me puse a trepar enganchándome con todo y analizando la posibilidad de utilizar también mis dientes innovando una nueva técnica de tracción…
Aquí Ander…

Mientras ellos afrontaban las primeras dificultades del corredor, Navarro y yo disfrutábamos de nuestra progresión por esta pala de nieve dura.

Sobre todo Navarro que ya le había cogido el truco a los pinchos y además estaba fuerte. Yo me retrasaba y aprovechaba para hacerle bonitas fotos como este contraluz.

Jorge y “Pere” con buen tino, deciden sacrificarse y darse la vuelta por que ven que con tanta gente llegaríamos al anochecer. Afirmación que si el lector continúa apreciará cuán acertada era…Antes de darse media vuelta Pere inmortalizó al Pelos negociando este paso en mixto... ...y a Jorgito, cuya mirada dice claramente: "me cagüen, me cagüen...", antes de tomar la sabia decisión de que el corredor lo subiera su p*** madre. Quique, saliendo del primer resalte...
Pensábamos que una vez superado el primer paso la cosa se pondría mejor, pero no, la nieve y el hielo no estaban en condiciones. Eso no impidió que pudiera sacar a Enrique en esta elegante postura…
Mientras nuestros compañeros se esforzaban en el corredor, Navarro y yo alcanzábamos el collado...
...bueno, Navarro antes que yo. En esta foto que me sacó se aprecia en mi cara de sufrimiento que no iba yo muy fino, no.
Desde el collado se veía, al fondo, la estación de esquí de San Isidro, con el imponente pico Torres encima. Sus corredores, también pelados de nieve, también los veían nuestros compañeros desde una de las reuniones...
...así llegamos a una repisita en la que nos sentamos tranquilamente a disfrutar del paisaje…y sorprendernos de la poca nieve que tienen nuestras montañas. Al fondo el pico Torres, muestra sus vertientes peladas…
Era un cómodo lugar, en el que se podía sacar algún que otro video...
El amigo Pelos llegando a nuestra cómoda atalaya…
El contraste de la cara Norte a la Sur es importante y mientras el Pelos se deja la piel en el corredor...

...el pedregal se me hizo durillo, algo a lo que contribuyeron las botas de plástico. Pero bueno, ya sólo me faltaba este trozo. Navarro, arriba ya casi tocaba la cima.

Y un poco después, pasadas las dos de la tarde, llegué yo. Ahora sí. Foto oficial...
...y vídeo.
Tenían que aparecer, así que mientras esperábamos nos dedicamos a comer, tirarnos a tomar el sol y hacernos fotos como ésta.

Al fondo, podíamos ver el Espigüete, que desde aquí nos ofrece su cara Oeste.
De vez en cuando nos asomábamos a la cara Norte para ver si aparecían...
...pero aún estaban muy abajo...
Unas fotos más con Quique como protagonista…

...y ahora en vertical…Después de más de hora y media en la cima, Navarro y yo decidimos iniciar el descenso. ¡Anda mira! dos que suben... pero si son Jorgito y Pere. Nos contaron que se habían dado la vuelta en el primer resalte y habían decidido subir por donde nosotros para aprovechar el día.
Les esperamos guardándoles las mochilas para que se les hicieran más ligeros los últimos diez minutos de subida y así de contentos, como se puede apreciar en la foto que hizo Pere, llegaron a la cima.
De nuevo juntos reanudamos el descenso...

...preguntándonos que sería de los chicos del corredor...


... y en medio de la pala de nieve nos volvimos a encontrar con el perrillo lloriquenado. Otra vez había subido demasiado y no se atrevía a bajar. Así que haciendo la obra buena del día, me lo cogí en brazos, momento que Navarro grabó con su cámara para que los amantes de la naturaleza en general y de entre ellos las mujeres en particular piensen que qué mono soy...

Cuando tuvimos el corredor a la vista, por fin pudimos ver unos puntos negros que se movían por allí. Estaban más abajo de lo que pensábamos. Con la ayuda del zoom identificamos a Ander que iba de primero y a Andrés por debajo de él. Más abajo, resguardados por una gran roca Quique y el Pelos se preparaban para seguir sus huellas.

Nos abrigamos y comimos un poco mientras observábamos sus evoluciones en la montaña mientras la luz del atardecer pintaba de naranja las peñas de La Polinosa.

Allí arriba los veíamos...
...un poco más cerca con la ayuda del zoom. Ya les quedaba menos, llegarían a la cima con luz, pero estaba claro que el descenso lo iban a hacer con el frontal.

El tiempo se nos echaba en cima, habíamos leído en la web del Grupo Salmantino de Montaña, que en condiciones malas el corredor se pone (D inf ) y con un resalte que te puede obligar a dar la vuelta. No sé si llegará a tanto pero si digo que apreté el culo en un par de ocasiones…El resalte en cuestión lo sacó Ander con la tranquilidad que le caracteriza. ¿Cómo está? Preguntábamos, “un poco mal” obteníamos como respuesta…Luego teníamos que hacer la conversión de escala…Si “no esta mal” implica ir apurado…”un poco mal”, prepárate amigo!!!…Y yo me preguntaba ¿por qué no nos escaqueamos por la derecha? En mi diccionario escaquearse ocupa un lugar primordial. Pero esta vez tocó pasar el tramo mixto con hielo malo y roca descompuesta…Luego, como siempre, a toro pasado, no era tan difícil…El problema era que no había lugares para asegurarse y las reuniones las montábamos como podíamos, como se puede apreciar…

La luz se marchaba, era inevitable…

La pendiente se suavizó y acompañados por el crepúsculo llegamos a la cumbre. En la foto de cima Ander recoge la cuerda…

Cuando vimos que habían llegado a la cima, sobre las siete de la tarde, emprendimos el regreso que nos tocó hacer de noche. Pues nada, otra experiencia en orientación nocturna...

Ya sólo quedaba bajar. Un cielo salvajemente estrellado, el reflejo de los frontales en la nieve, el aire frío de la noche…¡qué placer!. Y tropiezos, muchos tropiezos, sobretodo los míos que no llevaba frontal...y es que yo soy así, qué le vamos hacer. Al final, la luz de la furgoneta y los amigos esperando, incluido el perrillo que desde arriba vimos como era rescatado por los brazos de Borja que pacientemente le ahuyentaba los miedos, qué más se puede pedir…

En fin, esta fue la última aventura de The South Face Nisio Team que tras la actividad de esta jornada se ha ganado el apelativo de extremo, así que a partir de ahora pasamos a denominarnos The South Face Nisio Extrem Team, que suena como más molón y puede ayudarnos a conseguir esos patrocinadores que nos permitan dejar nuestros trabajos y dedicarnos de por vida a subir montañas.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Jodo, pedazo de ascension que os habeis currado... botas de plastico, lo mejor para esas situaciones, bien cordados como toca, esa canal da yuyu de lo empinada que esta.

Saludos!

ldiegoes dijo...

Ese perro, ese perro... pero ya más crecido fue el MISMO que nos acompaño al GMCSIC en nuestra excursión!!!! el mismo pastor aleman mezcla con algo más... flipante!!!!

Sólo que esta vez, dicho perro si que subió con nosotros a todas partes.

Alejandro Díez dijo...

Narración, videos, imagenes y una ascensión impresionante. Hoy he andando por esas peñas y me ha encantando ver este reportaje.
Un saludo.