Escamellau (2.068m) Expedición de reconocimiento con luna llena

Ya el mes de febrero del año pasado habíamos ido a Picos de Europa para hacer el corredor norte de Peña Castil, pero no había nieve, así que al Escamelláu, cuyos corredores eran el otro objetivo del fin de semana ni nos acercamos. Sin embargo, el otro día, el compañero de Foropicos Andoni colgó este repor y nos volvió a poner los dientes largos, así que cogimos la magnífica reseña de Pedro Yubero Rivas y para allá que nos fuimos Andrés, Quique y yo. El plan era salir pronto de Torrelavega y aprovechar el sábado para hacer el corredor, dormir por ahí arriba y el domingo buscar alguna otra canal que subir. Lo raro, al menos en nosotros, es que esta vez sí cumplimos el plan y a las 7,00h salíamos de Torrelavega. El primer inconveniente de la jornada, que tal vez era un aviso de cómo nos irían las cosas en adelante, fue que nada más empezar la subida a Sotres la nieve nos obligó a poner las cadenas. Mientras lo hacemos, que para eso vamos perfectamente preparados para este tipo de contingencias, escuchemos al tío Frankie más adelante entenderemos el porqué de esta banda sonora.

Al llegar a Sotres, sobre las 10,00h, nos encontramos con este oinvernal aspecto. Hacía frío y era casi obligatorio tomarse un café. Allá va Andrés en busca del único bar abierto en el pueblo.

Eran poco más de las 11,00h cuando salíamos del pueblo. Claro, entre tómate el cafetito, charla con el paisano del bar, termina de meter cuatro cosas en la mochila, ponte las botas de plástico y los guetres, pitos y flautas...

Enfilamos la pista de Áliva. Aquí nos encontramos con un pastor que iba a ver cómo estaban sus ovejas. Caminamos juntos y hablamos sobre lo bonita que es la nieve para los que vivimos en la ciudad y lo dura que hace la vida a los habitantes de las montañas...

Al llegar a los Invernales del Tejo nos despedimos del pastor...

...y continuamos hacia Espinama. De frente ya tenemos el Escamelláu.

No hace mucho frío, 6º marcaba mi termómetro, y además las previsiones son que el tiempo va a mejorar. A pesar de ello, las nubes todavía entran y salen y de vez en cuando nos caen cuatro copos de nieve.

Al pasar bajo el Fresnidiello, Quique, que le pega a la escalada, se queda embobado mirando sus paredes, sobre todo esa aguja...

Cuando llegamos a las Vegas del Toro son casi las 13,00h. No, la velocidad nunca ha sido el fuerte de The South Face Extreme Nisoi Team. En nuestro descargo he de decir que te hundías en la nieve hasta casi la rodilla. Seguíamos las leves huellas de unos esquiadores que nos precedían.

Tras detenernos a comer un poco de chocolate y unas nueces y echar una conversación con otro grupo de esquiadores que venía detrás, Andrés sacaba fotos del lugar...

...continuamos nuestro camino. Todavía nos queda un rato.

Allá vamos, arriba a la derecha vemos el Collado de Camburero y állí, entre las nubes, tiene que estar Peña Castil, sobre el Valle de las Moñetas.

Efectivamente, allí está. Bueno, en realidad creo que esas son las torres, un poco más bajitas, que lo protegen.

Con tanta nieve este sitio es impresoinante. Creo que la cumbre alta que se ve al fondo puede ser Tiros Navarro y la redondeada que asoma, la Torre del Oso. Cualquier correción será, por supuesto, bienvenida. Gracias.

Mientras, nosotros abandonamos la huella que remontaba la Canal del Fresnedal y nos vamos hacia el Escamelláu. Hay mucha nieve y empezamos a ser conscientes de que esto se va a hacer duro y algo largo.

Sin embargo, en el momento menos pensado obtenemos nuestra recompensa. Al girar en una de las zetas que vamos trazando. Me quedo impresionado por esta imagen. Si bien es cierto que yo soy de imaginación fácil, por un momento, la escena con mis compañeros cargados con grandes mochilas y la cantidad de nieve de las montañas del fondo, me hacen pensar en el Himalaya. Salvando todas las distnacias, por supuesto. Ruego sea condescendientes con la imaginación de este modesto montañero y salven sin reirse mucho las mencionadas distancias... Por cierto, el del fondo es el Pico Cortés.

Y aquí, con el permiso del autor, añado un regalo. Porque esta acuarela que ha hecho el amigo Pepe García a partir de la foto anterior es un auténtico regalo. Muchas gracias compañero.

A medida que la pendiente aumenta y la nieve acumulada es mayor se hace más penoso avanzar. Por ello procedemos a utilizar la técnica Düffler de apertura de huella/trinchera, como muestra el bueno de Mr.Churches en este vídeo explicativo que pronto estará disponible en los teletiendas más exclusivos.

En fin, que nosotros seguimos subiendo y, mientras, el Escamelláu parece asomarse como preguntándose: "¿a dónde leches irán estos seres humanos con lo a gusto que estarían esta tarde en su casita viendo un partido por la tele?"...

...no, si eso mismo nos pasa a nosotros a veces, que nos preguntamos por qué no nos gustará, por ejemplo el ajedrez...

...o el ping pong...

...pero entonces vives momentos como éste, de cuya intensidad la fotografía no logra transmitir ni una mínima parte, y afirmas: "¡por esto subo montañas!", antes de dar el siguiente paso.

A ver, a ver, que me estoy poniendo profundo... decíamos que ahí va Quique, está fuerte el tío, abriendo huella. Ya podemos ver la entrada de los corredores y ya casi hemos decidido que tendremos que dejarlo para mañana. Son casi las 15,30h. Cuatro horas y media, cuando en la reseña ponía que en una hora y cuarto se llegaba a los corredores. Mucho peso, muy mala nieve, impresoinantes paisajes que fotografiar... eso sin mencionar nuestro deplorable estado de forma. ¡Si es que acabamos de terminar las Navidades, con sus cenas, sus comidas, sus roscones de reyes...!

Finalmente hemos decidido que buscaremos con calma el sitio más seguro donde plantar la tienda de campaña y, mañana bien tempranito, veremos en qué estado está la nieve por ahí arriba. Pasamos por debajo de la entrada de los corredores.... y sí, lo que se ve en el de la derecha es un pequeño alud. Mañana madrugaremos, sí.

Andrés me retrata quedándome atrás, para variar.

A ver... después de dar varias vueltas arriba y abajo, a un lado y a otro, parece que protegido por esa pared yalejado de los conos de deyección, puede ser el sitio bueno.

Así que sacamos la pala y, manos a la obra. Son las 17,00h y Quique le da al tema...

...mientras, yo me escaqueo con la excusa del reportaje fotográfico. Ahí está Peña Castil.

El escaqueo me duró poco y al final entre los tres , en una horita teníamos montado nuestro campamento. Comenzaba el asedio a la montaña... de un día, pero asedio, como en las expediciones de verdad. ¡Venga hombre, un poco de imaginación! Ahí al fondo veíamos Sotres...

...y hacia el otro lado... pues todo esto.

En un momento dado, Andrés señaló con el dedo, cosa que está muy fea pero que, en este caso, está plenamente justificada: "¡mirad, parece que esa cumbre está ardiendo!"...

...era la luna...

...la luna llena...

...que asomaba por detrás de esa montaña, con las luces de Sotres abajo y nosotros, con la boca abierta presenciando el espectáculo...

...no pudimos evitar ponernos a lanzar aullidos... auuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu...

Una auténtica pasada, a ver si con el vídeo se transmite mejor, aunque nada como estar allí. Sólo por esto ya mereció la pena el madrugón, el pateo, el peso de las mochilas, el frío e incluso no hacer los corredores. Al fin y al cabo, la montaña va a estar allí siempre, pero momentos como éste son irrepetibles.

Momentos como este otro, en cambio, se repiten con frecuencia. Sí, amigos, un nuevo momento nisio. Se trata del instante en el que nos damos cuenta de que el infiernillo acaba de quedarse sin gas y nosotros sin cena caliente. Sólo pudimos deshacer algo de nieve para agua y mirar con ojos golositos los espaguetis a la piamontesa que había reservado para la ocasión. En fin, cena fría a base de embutidos varios y al saco. Son las 19,30h y fuera hay una temperatura de -6º.

Después de hacer una sesión de charleta nos dormimos y a las 6,00h suena el despertador. Nos asomamos para ver que la luna casi ha terminado su viaje a través de la esfera celeste. Dentro de la tienda hay 3,2º...

...así que remoloneamos un poco, que dentro del saco se está muy calentito, y sobre las 7,00h conseguimos levantarnos y desayunar, batidos, zumos y galletas de chocolate todo muy frío. Nos cuesta ponernos en funcionamiento. Anudarse los cordones congelados de las botas con las manos también heladas, intentar abrocharse unas polainas congeladas, desenterrar de la nieve los piolets que aseguran la tienda... No me imagino cómo debe de ser hacer esto mismo a 6.000 metros de altura y a -17º de temperatura... Andrés no tiene que imaginárselo porque ya ha estado allí, de hecho nos debe desde hace tiempo la continuación del reportaje sobre su expedición al Spantik... ahí queda la indirecta... Amanece...

...y para empezar el día al modo nisio, se me rompe la cinta de la fijación delantera de los crampones. Tras proferir varios juramentos en arameo y otras lenguas muertas que no viene al caso reproducir aquí por si acaso hay niños, conseguimos hacer una ñapa...

...y sobre las 10,00h, tras dejar un depósito de material, empezamos a subir hacia los corredores...

...pero la nieve no estaba en mejores condiciones que ayer...

...bueno, vamos a subir un poco más...

...tal vez más arriba el viento haya barrido la nieve en polvo y quede la buena, la transformada...

...pensamos así, más para autoconvencernos de que se puede hacer algo que por otra cosa. Quique es el que más claro lo tiene, así no se puede subir a ningún sitio. Andrés, más animoso, cree que merece la pena subir un poco más para ver, así que durante la subida se produce un intercambio de pareceres...

...esto está muy mal, dice Quique...

...pero sigue abriendo huella...

...ahora prueba Andrés...

...pero Andrés se hunde hasta el pecho. Decidimos darnos la vuelta. Aparte de que puede ser agotador bregar con esa nieve, lo principal es el riesgo de aludes. Son las 11,00h y hace frío, -2º, pero más adelante con el calor que promete el día... Al llegar a casa nos enteramos de que un alud había matado a un montañero en el Mampodre, junto a La Polinosa... en fin. Creo que nosotros tomamos la decisión correcta.

Una mirada atrás para echarle un último vistazo a los corredores. Se ve nuestra huella, que llega hasta ese primer estrechamiento de la canal. Sorprendo a Andrés no sé si clamando al cielo o gritándole al Escamelláu: "¡Tú ganas, compañero, pero The South Face Extreme Nisio Team, siempre salda sus deudas, y si no, pregúntale a Peña Vieja!"

Volvemos al depósito de material, rehacemos las mochilas y emprendemos el regreso. Esta vez lo hacemos por la parte superior del valle. Queremos pasar a la otra vertiente para ver los corredores con otra perspectiva.

En el medio del valle.

Vemos a dos montañeros que siguen las trazas de nuetras huellas de ayer, prácticamente borradas por el viento.

Ya vemos mejor los corredores...

Quique sigue caminando deprisa, como siempre...

...Andrés sigue caminando despacio, como siempre...

...y yo me paro a contemplar los corredores que ahora se distinguen perfectamente. Los iba a pintar con puntitos y esas cosas, pero, no hace falta ¿no? Mientras, el montañero casi ha llegado a nuestra huella. Su compañero, sin embargo, se queda muy retrasado. Luego, el primero regresa a encontrarse con él...

...llego donde está Quique, que nos espera sentado y comentamos la jugada. No parece que tengan problemas...

...así que, seguimos nuestro camino buscando el sol, que llevamos todo el día en la sombra y se nota.

Pasamos de nuevo por las Vegas del Toro...

...y a buen ritmo, porque es cuesta abajo, seguimos por el valle, en una horita estaremos en el coche.

...ya llegando a los Invernales del Tejo echamos una última mirada al Escamelláu. Tú tranquilo, compañero, que ya volveremos...

Epilogo: Huelga decir que esa noche, al llegar a casa, me hice para cenar los dos sobres de espaguetis a la piamontesa y me los comí todos. Las cuatro raciones. En la tienda de campaña nos hubieran sabido mejor. Fijo.